El actual entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, tiene un hueco en la historia del club blanco desde mucho antes de llegar a la Casa Blanca. Sin embargo, ese espacio se lo hizo el italiano a costa del dolor de los madridistas en uno de los días más aciagos del club de Concha Espina. Aunque los menores de 40 años difícilmente lo recuerden Ancelotti formó parte del Milán que el 19 de abril de 1989 arrasó al Real por 5-0 en la vuelta de las semifinales de la Copa de Europa. El Madrid, otra vez, se vio fuera de la final.
«Carletto» era uno de los veteranos en «el Milán de los holandeses». Ruud Gullit, Frank Rikjaard y Marco Van Basten eran las figuras del Milán de Arrigo Sacchi y Silvio Berlusconi.
Banca Mediolanum patrocinaba al Milán entonces y su nombre recorrió el mundo con fuerza desde el día en que los blancos hicieron el ridículo en campo del Milán. Durante cinco temporadas (1987-1992) Mediolanum lució en las camisetas del cuadro rossonero. El banco fue partícipe indirecto del éxito del Milán.
LOS HOLANDESES
Hasta el día del 5-0 «el Milán de los Holandeses» llamaba la atención, pero sin excesos. La goleada al Madrid hizo que Banca Mediolanum (patrocinador del equipo) pasara de ser un banco conocido en Italia a que durante días todo el mundo viera en sus pantallas el cartelito impreso en las camisetas de los jugadores del Milán y el banco fuera conocido a nivel mundial. Un ejercicio impagable en términos de marketing e imagen de marca. Desde entonces, Banca Mediolanum se ha asociado de modo recurrente al «Milán de los holandeses». Un banco asociado al éxito, el suyo y el del equipo que le hizo mundial, ya que el Milán se paseó por Europa y el mundo con su estilo, sobre todo durante las campañas 88-89 y 89-90. Ganó dos ediciones seguidas de la Copa de Europa y dos consecutivas de la Copa Intercontinental.
LOS ROSSONERI DE ARRIGO SACCHI SE EXHIBIERON ANTE LOS BLANCOS
LA PESADILLA EUROPEA
La leyenda negra del Madrid en la Copa de Europa la agrandó el Milán. Los merengues se la jugaban a domicilio, en el mítico San Siro. En la ida empataron a 1-1, por lo que el Madrid estaba obligado a ganar, empatar a dos o más goles o ir a la prorroga si el resultado era 1-1, No hubo opción. Los italianos se comieron al Madrid. Los blancos todavía revivían la pesadilla de la eliminación en la Copa de Europa que nunca se le debió escapar al Real (la de la temporada 1987-1988), la de la pesadilla de Eindhoven, y el Milán no le permitió despertar del mal dueño.
Banca Mediolanum patrocinó al Milán desde 1987 a 1992
SAN SIRO
La pesadilla del Real Madrid en San Siro empezó en el minuto 17. Carlo Ancelotti burló con facilidad, con sendos recortes, a dos jugadores del Madrid, y su lanzamiento, por el centro de la portería, se lo `tragó´ el portero, Paco Buyo.
El actual técnico del Madrid era titular indiscutible en el cuadro «rossonero». Con el 11 a la espalda, ponía fuerza en el centro del campo, un mediocampo donde brillaban la raza de Rijkaard y la calidad de Roberto Donadoni. El tulipán fue quien le dio la pelota que luego terminó en el primer gol. Seis minutos después el Madrid recibió un nuevo golpe. Un despiste tremendo en defensa terminó en un remate de cabeza certero de Gullit. Dos a cero. La cosa se ponía difícil. Al Madrid se le iban a hacer molto lungo los minutos restantes en el mítico estadio Giuseppe Meazza. Los blancos sufrieron mucho. Fue un infierno en realidad. Los italianos volaban y el Madrid no sabía por dónde les venía vaina, que diría un colombiano como el gran delantero Faustino Asprilla, que jugó en el Parma italiano.
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Gullit anotó dos golazos de cabeza en aprovechando sendos fallos defensivos
Los jugadores del Milán, mucho mejor preparados física y tácticamente que el Madrid, mostraron su hambre durante todo el partido. El tercer gol es muestra de ello. Recuperación por fe del Milán, centro al área, Gullit entra como un avión y marca de cabeza. El Madrid ya se había venido abajo con el 2-0. Con ese tanto se le aparecieron todos los fantasmas.
LAS PALABRAS DE RAMÓN MENDOZA
A raíz del segundo tanto, el Madrid solo vio el fantasma del equipo de las llamadas «urgencias históricas», como le decía el ex presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, al hecho de que los blancos no ganaban la Copa de Europa desde 1966. Embobados, se quedaron los merengues al ver como Marco van basten colocaba en la escuadra un pase de Gullit. Fue el cuarto tanto. Luego, Donadoni anotó un golazo con la izquierda, el segundo gol local a la salida de un córner en ese mismo partido. Nueva mala defensa del Madrid que cerró la humillación con el quinto tanto.
El Madrid vivió de nuevo el fantasma de las «urgencias históricas»
Ese día llovió a mares en Madrid. Y un mar de críticas inundó la planta noble del Madrid al día siguiente. En San Siro, el Madrid alimentó su leyenda negra en la Copa de Europa y el lateral izquierdo Paolo Maldini, que anuló al interior derecho Míchel, empezó a dar pie a lo que fue después: una leyenda como jugador.
La temporada siguiente el Madrid de John Toshack se cruzó otra vez con el Milán de Sacchi. Esta vez en la ronda de cuartos de final de la Copa de Europa. El equipo blanco fue atracado por el arbitro francés Michel Vautrot, que concedió en San Siro un penalti a Van Basten que no fue. El Madrid cayó 2-0 y en la vuelta no remontó. El gol de Emilio Butragueño no fue suficiente. Fue el principio del fin de una época dorada: la del Madrid de la segunda mitad de los años 80 del siglo pasado. Fue el principio del fin de una etapa dorada: la de La Quinta del Buitre, acusada, desde entonces, de esconderse en los momentos de la verdad en los partidos importantes. Para dorada, la etapa de Banca Mediolanum como patrocinador del Milán.