Iberdrola se ha dado un plazo de un año para decidir si lleva a cabo un ‘spin-off’ del negocio offshore, tal y como avanzó a finales de julio el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez-Galán.
La energética quiere aprovechar las crecientes oportunidades que se prevé surjan en este negocio a nivel mundial (con especial hincapié en la zona de Asia-Pacífico), según ha confirmado el CFO de la compañía, José Sainz Armada, en el Foro Renta 4.
Para financiar dicho crecimiento sin incurrir en un mayor apalancamiento que pueda derivar en un deterioro del rating, la compañía pretende dar entrada a algún socio financiero a través de una ampliación de capital en el negocio. Tampoco descarta una salida a bolsa o la entrada de un socio privado. En cualquier caso, no espera que sea antes de un año.
La compañía destaca el potencial de este negocio, una de las grandes apuestas de la energética a futuro y donde es puntera en el mundo, que genera unos 600 millones de euros de resultado bruto de explotación (Ebitda).
Iberdrola ya opera más de 1.300 megavatios (MW) de esta tecnología y avanza, conforme al calendario previsto, en los proyectos de Saint Brieuc (Francia, 496 MW), Vineyard Wind 1 y Park City Wind (800 y 804 MW en Estados Unidos, respectivamente) y Baltic Eagle (Alemania, 476 MW), que le permitirán duplicar su capacidad offshore en los próximos años.
Además, la estrategia de la energética en el segmento eólico marino se verá impulsada por los procesos de subastas previstos a corto plazo en los principales mercados donde opera o está posicionada: Europa (37.000 MW entre 2021-2022), Estados Unidos y Asia Pacífico (13.800 MW hasta 2024).
El grupo prevé el desarrollo de 12.000 MW ‘offshore’ hasta 2030, con unas inversiones de unos 30.000 millones.
IMPACTO DEL PLAN DE CHOQUE DEL GOBIERNO
Por otro lado, desde Iberdrola siguen mostrando su preocupación por las medidas aprobadas por el Gobierno que buscan abaratar el precio de la factura de la luz.
Y ello, no solo en lo que respecta a sus cuentas, donde el impacto de la minoración de los ingresos del gas se estima ligeramente por encima de los 500 millones de euros en 2021 y 2022 (un 5% y un 4% del Ebitda), y el del CO2 rondará los 350 millones de euros en 2022 (cerca de un 3% del Ebitda), sino también porque la incertidumbre generada y el grado de intervencionismo por parte del Gobierno lleva a un deterioro significativo de la percepción de los inversores.
No obstante, la compañía está tratando de llevar a cabo medidas que permitan mitigar estos efectos a través de la negociación de los contratos con grandes clientes y confía en que los recursos administrativos y legales presentados puedan dar sus frutos, pero no será hasta el más largo plazo cuando se pueda ver algún tipo de decisión al respecto.
Con todo, la compañía considera que estas medidas serán compensadas en gran medida por el efecto favorable de la devolución del canon de las hidráulicas, que podría suponer para el sector recuperar en torno a 500 millones de euros. Pero por el momento no hay visibilidad del calendario de dicha recuperación ni los importes correspondientes a las compañías.
El Tribunal Supremo anuló a mediados de mayo la retroactividad del canon hidráulico de 2013 y 2014, que el Gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy impuso a las eléctricas en 2015 por el uso o aprovechamiento de las aguas continentales para la producción de energía eléctrica.
Según cálculos de los analistas de Banco Sabadell, acordes a la generación hidráulica de las compañías, Iberdrola recibiría unos 250 millones de euros -con 13.111 GWh producción hidráulica- y Endesa unos 150 millones de euros -7.681 GWh producción hidráulica-.
En cuanto a su política de dividendos, en la compañía se muestran optimistas, al esperar que sigan creciendo gradualmente, ya que no prevén realizar cambios. Iberdrola tiene un suelo fijado en 0,40 euros por acción.
EFECTO «MUY LIMITADO» DE LA SUBIDA DE PRECIOS
Respecto a las subidas en el precio de materias primas y los costes de transporte, compensados en gran medida por la subida en los precios de la luz, está tensionando las cadenas de suministro y provocando una estabilización en el coste de los proyectos (tras un periodo de continos descensos gracias al desarrollo tecnológico), pero para Iberdrola el riesgo en este sentido es muy limitado.
Así, los efectos derivados de una mayor inflación son limitados en el caso de la energética, ya que tienen un alto componente de coste financiero fijo, alrededor del 70%, y a cerca de la mitad del negocio le favorecen los repuntes.