Desde hace unas semanas todo lo que tiene que ver con el deporte y los operadores de telefonía va en una sola dirección: el fútbol. Ahora que se han convertido en los gestores de derechos televisivos, sus inversiones afectan directamente a clubes y deportistas. Por eso, la apuesta de Movistar por la ACB resulta tan importante.
Así, esta semana se ha conocido que el operador de telefonía ha alcanzado un acuerdo para la renovación de los derechos televisivos en exclusiva y de patrocinio de la Liga Endesa, Copa del Rey y la Supercopa Endesa durante las próximas tres temporadas.
De esta manera, Telefónica y ACB han llegado a un acuerdo para la renovación de los derechos televisivos, producción de las competiciones y el patrocinio de ACB durante las próximas tres temporadas (2018/19, 2019/20 y 2020/21).
Sobre el papel se trata de un acuerdo muy interesante para ambas partes. Movistar consigue asegurarse de nuevo todo el baloncesto en exclusiva; mientras que la ACB mantiene unos ingresos recurrentes más altos que en los tiempos de la televisión pública. Asimismo, los clubes también tienen mayor capacidad para fichar y, con eso, esperar que el retorno de inversión sea mayor.
Incluso, todo parece algarabía y frenesí. Ambas partes hablan de crecer juntos. “Tras los grandes resultados cosechados, el acuerdo entre Telefónica y ACB extiende y profundiza en la fructífera relación iniciada en octubre de 2015. En esta segunda etapa, ambas partes han dado un paso más y llevarán su colaboración a nuevos niveles en las retransmisiones”. Así lo reflejan. ¿Pero qué tiene esto de realidad? ¿Están creciendo tanto? ¿. Todo ello sobre una base de unos 3,9 millones de usuarios. Así, las audiencias medias de los partidos más vistos rondan los 40.000 espectadores. Todo eso bajo unas métricas a veces confusas que ofrece la propia ACB, puesto que desde Movistar+ siempre aluden a que luego se puede ver en diferido o que hay gente que lo graba y, entonces, nunca se puede saber con certeza.
Sea como sea, la evidencia es esta. Primeros principales partidos y últimos de la fase regular:
La última temporada tuvo los mismos (o menos) interesados en el baloncesto español que el año precedente. Es decir, no ha crecido en lo más mínimo el interés por ver la Liga Endesa.
UNA ESTRATEGIA A CORTO PLAZO
En estos momentos nadie puede tener queja. A falta de consolidar los ingresos de la ACB, el crecimiento de los últimos años es evidente.
El dinero ha llegado. Los clubes que juegan EuroLeague lo agradecen. Los que juegan otras competiciones europeas, también. Que viajar en avión está muy caro, y tener buenos jugadores no es barato. Por lo tanto, todo dinero que llegue desde Movistar es una bendición. Además, a la compañía presidida por José María Álvarez-Pallete le resulta una minucia la compra de derechos del baloncesto en comparación con el fútbol.
Pero todo esto tiene una contrapartida que los clubes quieren ignorar: se han convertido en un deporte de nicho. Un ejemplo, en las pasadas finales que disputaron entre Baskonia y Real Madrid, en un partido jugado en el Buesa Arena, había cerca de 15.000 personas en el pabellón y 141.000 viendo en encuentro por televisión. Un ratio surrealista. Es decir, la gente no da la espalda a su equipo ni al deporte. Pero solo aguantan los fieles, los verdaderos amantes… el “aficionado medio”, si eso se puede definir, ha perdido las ganas de ver basket por la Tv. Al menos los abonados a la televisión de Movistar.
LOS OTROS PROBLEMAS PARA MOVISTAR
Por si fuera poco no conseguir lustre con el baloncesto español, Movistar tiene otro pequeño problema con las otras dos competiciones de las que tiene derechos. Tanto EuroLeague como NBA tienen aplicaciones propias de sus competiciones en streaming que cada vez son mejores (NBA League Pass y EuroLeague Tv). Como consecuencia, provoca que no haga falta ser cliente de Telefónica para ver el baloncesto.
Por lo tanto, si alguien cree que debe hacerse usuario del operador azul para ver baloncesto, ya no tiene necesidad. Por apenas 20 euros al mes (entre las dos) puede ver todos los partidos de estas dos competiciones en HD y con diferentes posibilidades de gestión: audios, repeticiones, entrevistas, resúmenes…
En todo caso, la única certeza es que el baloncesto, tanto el español como el internacional, ha pasado a una situación de ostracismo algo peligrosa. Quizá no en el corto plazo, donde hay dinero para gastar; pero a la larga, que un deporte esté solo en una plataforma de pago donde apenas hay 4 millones de adonados, y solo un 1% ve los partidos… es un pequeño problema.