En poco más de tres años, la empresa colombiana Mamahuhu, cofundada y dirigida por el español Luis Moreno, ha conseguido cerrar tres financiaciones con éxito en Kickstarter y cuenta ya con más de 50 empleados en sus nueve tiendas de bandera en Bogotá, Medellín, Cali, Granada y Barcelona. Además, trabaja con 15 talleres artesanos que dan trabajo a 200 personas en Colombia pero también en España.
El proyecto comienza en una cafetería en Shanghai, China. La colombiana Carolina Rodríguez, diseñadora; el responsable de operaciones, Moreno, y el estadounidense Jack Dorney -que dejó la compañía en 2015- buscaban una alternativa al modelo de producción local que les permitiese generar un producto sobre el que tuvieran un control total y lo encontraron al otro lado del mundo, en Bogotá.
Moreno, becario del programa andaluz Talentia, explicaba a sus compañeros de beca cómo «tras dos años en Shanghái estudiando economía e idioma, y después de decenas de visitas a fábricas y de pruebas fallidas con fabricantes de zapatos, sentí que el modelo Made in China no se ajustaba ni con mi personalidad ni con el nivel de detalle que estaba buscando. Con este proyecto queríamos crear algo mucho más especial, algo hecho con amor y detalle, que pudiese tener valor añadido frente a los millones de productos que se elaboran en un día en las fábricas de Shanghai».
La última campaña, que se completó en seis días pero sigue en marcha con los objetivos expandidos, está dedicada a la comercialización de unos zapatos realizados totalmente a medida. Al finalizar la campaña, los clientes reciben instrucciones sobre cómo medirse los pies, de manera que el producto debería quedar ajustado específicamente a las necesidades del cliente.
Una carrera peculiar
La carrera de Moreno, atendiendo a su LinkedIn, es como poco variada. Ingeniero de telecomunicaciones por la Politécnica de Madrid con un máster en economía china por la Universidad de Fudan, trabajó en la Oficina Europea de Patentes, fue investigador en neurociencia en la Academia Sinica de Taiwán, la más importante del país y trabajó en el campo de la prostética en el Hospital Universitario John Raddcliffe de Oxford.
Una anécdota que cuenta Forbes y que casi destruye el negocio se produjo hace tres años, cuando unos ladrones entraron en su tienda y robaron todo el inventario, los ordenadores, los TPV y todo el efectivo. El equivalente a unos 30.000 dólares en total.
Tras vender el poco inventario que guardaba en su apartamento, lanzaron una campaña en Kickstarter para una nueva línea de botas. Con los 22.000 dólares que sacaron en 30 días, mitigaron el impacto del robo y lograron salir adelante e invirtieron en licencias de exportación, un centro de redistribución en Miami y su primera tienda física en Bogotá.
¿Qué significa Mamahuhu?
Es un término chino muy popular que tiene su origen en una vieja fábula.
Durante la Dinastía Song vivió un pintor al que le gustaba pintar sólo lo que le apetecía, y mucha gente no podía comprender sus pinturas. Un día, cuando acababa de terminar el cuadro de la cabeza de un tigre, un amigo le pidió que pintase un caballo. Le dio por pintar un cuerpo de caballo a la cabez de tigre. Su amigo le preguntó si era el cuadro de un tigre o de un caballo y él respondió ‘ma ma hu hu’ (caballo caballo tigre tigre). Su amigo no quiso el cuadro, y él lo colgó en el salón. Su hijo mayor le preguntó de qué era el cuadro, y él respondió que de un tigre. Cuando le preguntó su hijo menor le dijo que era de un caballo. Poco después su hijo mayor se fue de caza y le disparó a un caballo porque creyó que era un tigre. El pintor tuvo que pagar una elevada suma de dinero al dueño del caballo. Su otro hijo vio un tigre e intentó cabalgarlo porque pensaba que era un caballo. El tigre le mató, y el pintor quemó el cuadro.
Hoy, paradójicamente para una empresa de productos de lujo, es un término que describe a alguien descuidado.
¿Por qué en Colombia?
Según la compañía, hace 30 años era el principal productor de piel del mundo hasta que las importaciones asiáticas dejaron a muchos artesanos en la calle. En su Kickstarter explican el impacto que, según ellos, tienen en las comunidades:
«Cuando Mamahuhu daba sus primeros pasos, buscamos a estos maestros artesanos, les enseñamos nuestros diseños y les pedimos ayuda. Estaban realmente contentos de volver a sus raíces. Mamahuhu les aportó microcréditos para comprar herramientas y transformar sus pequeños talleres de reparación en talleres de fabricación (…) Por cada taller que creamos se da trabajo a unas 15 personas, y a medida que crecen también lo hacen sus empresas (…) Nos aseguramos de que los talleres no recurran al trabajo infantil y que contraten a todas las mujeres que puedan».