El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer. Todos los años se realizan actividades en diferentes países para concienciar y ayudar a prevenir esta enfermedad neurológica. En el mundo hay 46,8 millones de personas que padecen demencia y al menos el 70% de esos casos corresponden a Alzheimer, estimando 800.000 de estos casos en España.
La enfermedad del Alzheimer se caracteriza por presentar alteraciones de memoria, olvidos frecuentes, dificultades progresivas en el lenguaje, desorientación en las fechas y en las personas, cambios de conducta y humor que van produciendo de forma paulatina una incapacidad para realizar las funciones de la vida cotidiana y, finalmente, producir fallecimientos prematuros. La Enfermedad del Alzheimer y demás demencias son la quinta causa de muerte según la OMS.
«El Alzheimer es un grave problema de salud que aún carece de una respuesta terapéutica que permita hablar en la actualidad de tratamientos efectivos o de prevención -señala el Dr. Rafael Arroyo, Jefe del Departamento de Neurología del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid-. Seguimos sufriendo fracasos de las expectativas en los fármacos que parecían prometedores para afrontar esta enfermedad, pero se siguen multiplicando los esfuerzos de I+D a nivel internacional para conseguir frenar la evolución de esta enfermedad y ojalá un día la prevención.
En Europa, el Alzheimer y el resto de las demencias afectan a 10 millones de personas, con la proyección de que lleguen a ser 14 millones en el año 2030 por el envejecimiento de la población comunitaria, con un coste para los sistemas de salud que podría alcanzar los 250.000 millones de euros.
Como buena noticia España participa en buena parte de los ensayos clínicos más avanzados sobre Alzheimer abiertos en el mundo. En datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) hay en el país 90 estudios de este tipo centrados en Alzheimer, con entrada en el Registro Español de Ensayos Clínicos (REEC). Por otro lado, la asociación Alzheimer Europe, en su calidad de mayor alianza de asociaciones sobre esta demencia en la UE, confirma que seis de los ocho ensayos en fase III sobre EA se desarrollan en el continente europeo; y que cuatro de los seis más avanzados en Fase II cuentan con participación española.
En el tiempo que estas terapias y otras nuevas se confirman, y junto a los avances que se produzcan en intervenciones tempranas, la realidad es que los sistemas sanitarios de la UE aún carecen de capacidad para detectar, diagnosticar y tratar la enfermedad de Alzheimer de manera efectiva y masiva, para un control de la enfermedad que pueda extenderse a la práctica clínica habitual.
A pesar de esta compleja situación en cuanto a la enfermedad, existen numerosas recomendaciones a los estados miembros de la Unión Europea para la mejora del abordaje del Alzheimer. Ante la dificultad actual de los sistemas sanitarios europeos para conseguir un control efectivo de la patología en el medio asistencial, las autoridades sanitarias comunitarias recomiendan una serie de acciones en cada nivel asistencial:
En el ámbito de la prevención, despertar el interés de la población general sobre la necesidad de detectar tempranamente los síntomas e identificar los síntomas de deterioro cognitivo leve (MCI) en los pacientes susceptibles de evolución a demencia, articulando programas de cribado de poblaciones de riesgo para la detección precoz.
- En relación con el diagnóstico, realización de evaluaciones neuropsicológicas especializadas y test diagnósticos para la detección de biomarcadores de amiloide.
- En intervenciones y tratamientos potenciar tratamientos activos e intervenciones multi especializadas a largo plazo.
- Mejorar el autocuidado de los pacientes con el ejercicio físico adaptado, la actividad cognitiva y social y controlar los factores de riesgo cerebrovasculares
- En cuanto a la monitorización, aumentar los sistemas de registro clínico y monitorización para el seguimiento de los casos de Alzheimer.
«Sin duda queda mucho camino por recorrer, pero la buena noticia es que ni los Investigadores ni la Medicina Clínica hemos dado la batalla por perdida», concluye el Dr. Arroyo.