En 1982 y 1983 Euskal Telebista y TV3 arrancaron sus emisiones contra el criterio del Gobierno de Felipe González, que pretendía sacar tajada a su obscena mayoría absoluta de 202 diputados frenando las intentonas periféricas de romper el eterno monopolio de Televisión Española. Los socialistas pretendían con la Ley del tercer canal lanzar con sus Centros Territoriales unas señales que sirviesen como cadenas regionales, en vez de ceder la autonomía de las mismas a Pujol y Arzallus.
Ambos rechazaron el tutelaje y burlaron la Ley, hasta que los socialistas comprendieron que no podían sostener en democracia un poder omnímodo y debían ceder espacios de poder a los nacionalismos vasco y catalán, aliados del PSOE durante la República y el exilio. La desintegración de la UCD, la mala fama del CDS de Adolfo Suárez y el bajo techo de la AP de Fraga incluso provocó que la nueva derecha madrileña se fijase en Pujol como referente contra los socialistas, tal y como se evidenció en la fallida Operación Roca de 1986.
TV3 Y ETB, LAS CADENAS «REPUBLICANAS»
Ambas cadenas autonómicas no emiten en los últimos años el mensaje de Su Majestad el Rey por Nochebuena, desplante con el que muestran que políticamente van por libre y no aceptan los discursos oficiales que proceden desde Madrid, casi siempre enemigo. TV3 y ETB en estos más de 35 años de emisiones se han consolidado como dos éxitos en Catalunya y Euskadi con una receta muy aceptada en ambas Comunidades Autónomas. Uno de los ingredientes estrella son los dibujos animados, género con el que consiguen la atención de los más pequeños. ¿La intención? Consolidar una política lingüística que tiene su complemento en la Educación.
También se emiten informativos afines al nacionalismo, deportes de masas para no ser arrinconados como chiringuitos de parte (consiguiendo la transversalidad ideológica en sus espectadores), y espacios de entretenimiento, en los que destacan programas de humor que se disparan entre el público adolescente (‘Vaya semanita’ antes en ETB y ‘Polònia’ ahora en TV3).
El PNV y Ciu (ahora PDeCAT) han sido acusado de beneficiar a los productores afines e incluso de enchufar a periodistas más cercanos en su redacción, pero sea como fuere TV3 y ETB, pese a su doctrina invisible, son dos productos profesionales y dos sobresalientes canteras de presentadores, por lo cual durante décadas no sufrieron la estigmatización de Telemadrid o Canal Sur por su politización (TV3 sí que ha sido colocada en la diana por sus actitudes durante el procés).
ROURES SE MUEVE COMO PEZ EN EL AGUA POR BARCELONA Y BILBAO
ETB y TV3 comparte la voracidad de los partidos nacionalistas que la controlan prácticamente desde su fundación: la tele vasca emite en Navarra y la catalana en Aragón, Comunidad Valenciana y Baleares. Y ambos comparten un proveedor muy especial: Jaume Roures, que consiguió emitir por ambas señales sus dos controvertidos documentales vetados por las televisiones madrileñas: ‘Las cloacas de Interior’ y ‘1-O’, donde denunciaba algunas situaciones de la política estatal.
También ETB y TV3 difieren de la línea editorial de las televisiones nacionales en otros aspectos. Uno de los más conocidos es el de la Casa Real, satirizada en sus espacios de humor. En Zarzuela no agrada que programas como ‘Preguntes freqüents’, una especie de ‘La Sexta Noche’ que emite cada sábado TV3, entrevisten a personajes como Pilar Urbano, muy críticos con la institución. Tampoco existen demasiadas simpatías en ambos medios sobre Ciudadanos, tal y como se evidencia en la cobertura de TV3 sobre Albert Rivera y compañía o en la emisión de ETB del documental ‘Operación Ciudadanos’, en el que se denuncian los supuestos vínculos de la formación naranja con la parte más sórdida del Ibex-35.