España lleva años paralizada frente a los objetivos de transición energética hacia la energía renovable. Este país tiene para 2020 el objetivo de que el 20% del consumo de energía sea a través de éstas, pero muchos dudan de que se pueda alcanzar esa cifra debido a la inacción y el nulo avance de este crecimiento desde 2012.
Las explicaciones para que un país con un gran potencial para esta tecnología, por su localización y climatología, haya desarrollado poco las mismas, son muy variadas. Muchos aluden a la crisis, o por ejemplo al conocido como «impuesto al sol», pero la realidad es que de momento España parece lejos de alcanzar los objetivos que se había marcado.
EL IMPUESTO AL SOL Y EL AUTOCONSUMO
Con la resolución del Parlamento Europeo, que reconoce el derecho al autoconsumo «sin ser objeto de cargas que no reflejen los costes», esta medida parece herida de muerte. Desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) afirman que ahora mismo «se está negociando con el Consejo, la Comisión y el Parlamento de la UE para dar el último paso en esta dirección» y que «aunque hay acuerdos, aún no hay un texto definitivo».
Pese a esto, desde la asociación explican que el autoconsumo era rentable incluso con la polémica medida impositiva del PP, pero que el uso de las renovables como «arma arrojadiza» ha generado una desinformación en la que mucha gente ha caído y por ello no ha invertido en energías como la fotovoltaica.
«Se ha usado mucho esto para castigar al Partido Popular, pero casi nadie sabe las instalaciones por debajo de 10 kilovatios de potencia no tienen que pagar y esto ha sido realmente grave», asegura la APPA.
La media del consumo en kilovatios de las viviendas en España es de 4,4 por lo que aunque esta medida puede haber hecho que las energías fotovoltaicas o eólicas no sean rentables para empresas, no debería haber afectado al autoconsumo de las familias.
LA RENTABILIDAD DE LA ENERGÍA RENOVABLE
El precio de estas fuentes de energía ha caído en los últimos años de forma determinante. Concretamente la eólica y la solar han abaratado sus costes de forma muy sensible. La primera un 60% y las segunda un 85% en los últimos 7 años, lo que finalmente ha hecho que sean competitivas.
Sin embargo desde la APPA dicen que muchas empresas aún no apuestan por estas fórmulas porque la inversión a corto plazo es alta y aunque la recuperen a largo plazo, prefieren invertir en otros aspectos.
Sin embargo, a nivel nacional, la transición energética podría ser realmente rentable para España. La importación de petroleo y gas es una de las más costosas, en total 37.340 millones de euros según el Ministerio de Economía.
LOS OBJETIVOS DE LA UE
España lleva años paralizada y a día de hoy la energía renovable es solo del 17,3%, aún a casi 3 puntos del objetivo final dentro de dos años. Desde 2012 hay una gran parálisis que contrasta con el 1,1% más que subió el país el último año, pero esto se debe a que se incluyó como renovable una mezcla de gasolina con biocarburante que se llevaba tiempo ya usando, por lo que esa última cifra no equivaldría a un verdadero crecimiento.
Países como Suecia, con un 53,8% de renovables lideran (junto con otros países del norte de Europa) el ranking. Pero todos estos países tienen una gran ventaja frente a Francia, Gran Bretaña, Alemania y España, las condiciones favorables para la energía hidráulica.
Aunque al pensar en energía renovable los ejemplos más comunes suelen ser la solar, eólica, biomasa… la hidráulica es una de las más implantadas, siendo el 16% de toda la energía del mundo.
Aunque según la APPA apostar por esta fórmula de renovable va a ser inviable porque «de cara al futuro con la hidráulica se va a poder contar muy poco por dos razones. Lo primero porque los lugares donde se puede hacer ya no existen, ya se ha hecho. Y luego es que la hidráulica tiene mucha resistencia social, cuando se hizo China hubo que mover muchísimos pueblos enteros y se perdieron templos».
Y volviendo a España, desde la asociación afirman que llegar al objetivo marcado es «muy complicado porque hemos estado parados durante 4 años». Pese a esto recomiendan que se refuerce la libre competencia en el mercado eléctrico y que «quien contamine pague», porque «no tiene sentido que tengamos que reducir emisiones y no se castigue fiscalmente a quien contamine».