Un año más los directivos de las principales empresas que operan en nuestro país tendrán un verano diferente gracias a MERCA2. El agosto pasado estuvieron en una isla desierta. En 2021 las charlas se trasladan de manera ficcionada a la España vaciada. Con la debida distancia de seguridad y un entorno propicio, qué sería lo que contarían…
Los consejeros delegados de Orange y Vodafone, Jean-François Fallacher y Colman Deegan, serán los únicos directivos que viajen acompañados a la especial España vaciada de MERCA2. El punto de reunión: la Siberia Extremeña, al norte de Badajoz. Con mucha tranquilidad, y productos típicos, ambos CEO comparten infinidad de cosas.
A buen seguro de que Fallacher y Deegan en estos momentos callan mucho más de lo que dicen. Y en este encuentro, juntos -además-, medirían mucho sus palabras. El sector de las telecomunicaciones necesita una vuelta de tuerca más en la consolidación del mercado. Orange y Vodafone centran todas las miradas, una vez más. Ambos directivos lo saben, y lo asumen, pero trabajan como si eso no fuera a suceder.
Cada uno lo hace con sus armas y objetivos. Orange se abraza al fútbol, el operador rojo decidió salir hace unos años. Los naranjas fuerzan el negocio mayorista, Vodafone decidió que sus redes, mejor solo para ellos. Las estrategias han sido relativamente diferentes, pero el final del camino está siendo parecido. Los dos han tenido que ajustar plantilla -a uno se la ajustaron antes de llegar-, aligerar estructuras, y poner bastantes huevos de la cesta comercial en el ‘low cost’.
Orange y Vodafone tienen un pasado común, ¿y un futuro común?
En esos parecidos, también coinciden en su reciente llegada al cargo, sus esfuerzos por hacerse con el español, y la «suerte» que han tenido de no estar muy expuestos públicamente debido al covid. Algo que, poco a poco, deberán dejar en el armario. Tendrán que dar la cara ante la prensa, siempre tan ansiosa de titulares y entrecomillados.
NADA ES PARA SIEMPRE
Orange y Vodafone se las prometían felices hace 10 años. Incluso, hace unos 5 años todavía vivían en la burbuja de un sector donde dominaban el mercado junto al incumbente. Los operadores virtuales (OMV) daban la competencia justa, y los clientes estaban ansiosos de nuevos móviles, llamadas ilimitadas e internet. Pero de repente llegó la fiebre amarilla, la rivalidad aumentó, y demasiadas cosas cambiaron.
Desde entonces, Orange y Vodafone han tenido que reinventarse a marchas forzadas. Nuevos servicios, la ebullición de la TV, y lo peor para ellos y para el sector, alimentar el pan-para-hoy del ‘low cost’. Pero no ha habido más remedio para no perder más clientes. O lo que es peor, para no robarse el uno al otro.
Fallacher y Deegan se miran. No aclaran si ya han tenido algún encuentro -aparte de este- desde su desembarco en España. Son rivales, pero la pandemia demostró que todos son necesarios. La conectividad, como dijo un directivo de recuerdo infausto, es como el agua. Cada día más necesaria. Simplemente vital.
Por eso, sus esfuerzos han sido esenciales durante la pandemia. Y menos cuando pelean por los clientes a brazo torcido en cada espacio publicitario, se muestran con la altura de un sector fundamental para la economía española. Además, ahora reconvertido también en pieza fundamental para el ocio y el entretenimiento.
El mundo ha cambiado para Orange y Vodafone, pero a buen seguro que este paso por la Siberia Extremeña de sus dos principales directivos les deja con las ideas muy claras. El futuro se presenta interesante… Juntos o separados…