Algo más de 19,7 millones de declaraciones han presentado los españoles al cierre de la campaña de la renta 2017 (la que hemos presentado en 2018). Casi el 80% de las devoluciones, y más del 69% del importe solicitado, ya se han devuelto. Un año más, Hacienda hemos vuelto a ser todos. Pero muchos españoles están convencidos que el IRPF no trata por igual a todos.
“La crisis ha sido dura y perversa, y ha dejado un poso de desigualdad”, señaló Francisco Fernández Marugán, Defensor del Pueblo, durante la presentación del libro El fraude fiscal en España, de la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf). ¿Consecuencia? Hay un malestar creciente que cada día se nota más. “La sociedad está ahora más crispada. Se deberían mejorar los mecanismos de equidad tributaria. Es lo que quieren los españoles”, recalcó el Defensor del Pueblo.
¿Y cuáles son los impuestos que ponen de los nervios a los sufridos contribuyentes? “El gravamen al que prestan más atención es el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas. Es el ejemplo del desencanto con la tributación”, concretó Fernández Marugán.
El Defensor del Pueblo recoge cada año una media de 1.500 quejas relacionadas con impuestos
La razón es bien sencilla: se supone que el IRPF es un impuesto distributivo y, sin embargo, la carga fiscal acaba estando mal distribuida. En el ambiente planea el sentimiento que hay prácticas que permiten mecanismos de elusión. Es decir, que hay contribuyentes que defienden sus derechos tributarios de forma sofisticada. “Y eso, pese a ser legal, repercute de manera negativa en el resto de la sociedad”, matizó.
En total, y cada año, el Defensor del Pueblo recoge unas 1.500 quejas relacionadas con impuestos. El IRPF no es el único objeto de la ‘ira’ de los ciudadanos. Tras él, el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), o popularmente conocido como el catastro, le sigue a corta distancia. Los impuestos patrimoniales, como la plusvalía (o Impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana), tampoco son vistos con buenos ojos.
IRPF Y LA ABUNDANCIA DE REGULACIÓN
Otra de las cosas que produce desasosiego entre los españoles es la que se denomina con inflación tributaria, es decir, un exceso de regulación. Mucho esfuerzo para poca recompensa. Y eso puede dar lugar a fraudes.
“El contribuyente se siente malquerido por Hacienda”, subrayó el abogado, y también coautor del libro, Enrique Giménez-Reyna. Según él, los factores que propician el fraude son la falta de una conciencia colectiva de una parte de la sociedad, las constantes reformas, y la falta de correspondencia entre lo que pide Hacienda y lo que acaba recibiendo a cambio el ciudadano.
“El régimen sancionador está mal concebido y mal administrado. El problema es que la recaudación se ha erigido en razón de Estado”, se lamentó Giménez-Reyna. Dicho de otra forma, Hacienda debería pensar que el contribuyente actúa de buena fe mientras no se demuestre lo contrario.
Por su parte, Ignacio Arráez Bertolín, autor del prólogo del libro, sostuvo que los ciudadanos “percibimos el tributo como un vasallaje, como un sometimiento. Los valores positivos de los tributos han sido olvidados”. En su opinión, la lucha contra el fraude fiscal se ha enfocado desde el punto de vista de la represión: “Nunca en España ha habido una represión fiscal de este calibre”. En cuatro años, y para demostrarlo, puso sobre la mesa el siguiente dato: las medidas cautelares han pasado de 2.900 a más de 4.200. “Al mismo tiempo se ha producido un descenso de los derechos del contribuyente. La mejor forma de luchar es la prevención, no la represión”, concluyó.