Las aplicaciones nutricionales, un negocio entre la información y la obsesión

Las redes sociales y las nuevas tecnologías están presentes en todos los campos de nuestra vida. Un ejemplo de ello son las ‘apps’ nutricionales que nos acompañan desde el momento de hacer la compra o preparar nuestros menús diarios. En principio, su uso no tiene por qué ser malo, nos puede ayudar a corregir mitos sobre la alimentación. Sin embargo, llegar a obsesionarnos con su utilización puede provocar en las personas que lo utilicen trastornos en la alimentación.

La última aplicación alimentaria en salir al mercado ha sido EcoScore, creada por los distintos organismos internacionales que se encargan de controlar las características de las referencias alimentarias. Esta aplicación consiste en un semáforo que puntúa a los alimentos basándose en su impacto medioambiental.

Esta ‘app’, a priori, tiene un objetivo informativo. No se mete en si es sano o insano a nivel nutricional, sino que orienta al consumidor sobre qué productos generan menos gases de efecto invernadero y, por lo tanto, provocan un menor daño ambiental. Pero hay otras que sí se centran estrictamente en los valores nutricionales.

Las dos más conocidas son Yuka y MyRealFood. La primera en llegar a España fue la francesa Yuka, que cuenta ya con más de cinco millones de descargas en el país. A través de esta aplicación se escanea el código de barras de los productos y la ‘app’ lo puntúa del 1 al 100 en función de si se ajustan a un estilo de vida saludable o no.

“Ninguna aplicación puede sustituir el consejo personalizado de un profesional”

Algo parecido ocurre con la española MyRealFood, creada por Carlos Ríos, gurú del movimiento ‘realfooding’. Esta herramienta está pensada para la comunidad que ya seguían la corriente de ‘comida real’, es decir, huyendo de los ultraprocesados. Además de poder escanear los alimentos, que se clasifican en comida real, buenos procesados y ultraprocesados; la aplicación permite realizar un seguimiento de las comidas diarias para poder controlar el peso de forma mensual, basándose en la información de los productos consumidos que el usuario puede subir a la plataforma.

ESTAS APPS INCREMENTAN LOS TCA

Estas aplicaciones sí pueden llegar a propiciar que las personas que lo utilizan caigan en la obsesión y midan absolutamente todos los alimentos que van a ingerir. Estos comportamientos obsesivos se han traducido para muchos usuarios en trastornos de la alimentación, como la bulimia. Además, se aumenta el descontento con el cuerpo modificando la dieta hasta puntos no saludables generando en muchas personas estos TCA.

El peligro aumenta cuando jugamos a ser dietistas y nutricionistas sin tener en cuenta las peculiaridades de cada cuerpo. En estas aplicaciones se toma la parte por el todo, como si lo que le sirva a una persona fuera una fórmula mágica capaz de serle de utilidad a todo el mundo.

Tal y como explica la científica y divulgadora Deborah García Bello en el blog de Consumer de Eroski, “puede ser nocivo en personas especialmente vulnerables a la aprobación externa o muy preocupados por la imagen”. Algo muy extendido a causa de las redes sociales, donde se vive esclavo del ‘like’. Además, en este mismo espacio, varias nutricionistas exponen que los criterios de clasificación que siguen estas aplicaciones carecen de evidencias científicas sólidas.

Estas ‘apps’ deben servirnos como punto de información sobre la procedencia de los alimentos, pero nunca nos deben pautar sobre qué alimentos tomar y mucho menos obsesionarnos por ingerir únicamente productos que se denominen “comida real”. Una dieta saludable recomendada por el personal médico es aquella donde predomina el consumo de frutas y verduras, carnes, pescados y donde el consumo de azúcar, harinas refinadas y grasas saturadas sea reducido.

Si el objetivo que queremos lograr es perder peso, se debe acudir a especialistas, como son los nutricionistas y los dietistas. “Ninguna aplicación puede sustituir el consejo personalizado de un profesional sanitario”, explica Laura Saavedra, dietista-nutricionista y tecnóloga alimentaria. Y, aunque la salud física es muy importante, también lo es la salud mental. Nos debemos preocupar por los alimentos que consumimos, pero siempre hasta cierto punto y nunca sobrepasando límites que nos perjudiquen.