Un año más los directivos de las principales empresas que operan en nuestro país tendrán un verano diferente gracias a MERCA2. El agosto pasado estuvieron en una isla desierta. En 2021 las charlas se trasladan de manera ficcionada a la España vaciada. Con la debida distancia de seguridad y un entorno propicio, qué sería lo que contarían…
El presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri (Bilbao), no pasa desapercibido para el común de los mortales. Buena parte de culpa la tiene el hecho de que fuera en el pasado el máximo responsable de Bankia. En este hipotético viaje Goirigolzarri acudiría a al municipio vizcáino de Lanetosa, el más pequeño de Vizcaya: 100 habitantes.
A buen seguro que las personas del pueblo le hablarían de que no tienen un cajero para sacar dinero y de que hace años que la única oficina bancaria que había se esfumó. Probablemente Goirigolzarri asentiría y trataría de explicar la situación del sector y lo que haría él para paliar este problema. Ya tuvo que responder muchas veces cuando asumió pilotar Bankia, así que si se compara, es más fácil salir airoso aunque le toque hablar de los cierres, que no deja de ser un tema incómodo.
En este ocasión, lleva las riendas del transátlántico en que se ha convertido CaixaBank tras absorber Bankia, la entidad a la que su gestión devolvió el prestigio perdido.
El banquero vasco hizo que Bankia recuperase el prestigio perdido
ERE Y PAZ
La charla con Goirigolzarri se da en el marco de un verano tranquilo para el banquero y para CaixaBank, que sigue siendo una excelente reputación y valoración de los ciudadanos. El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) les hizo suda la gota gorda, pero lograron un acuerdo con los sindicatos y el banco ha conseguido mantener la paz social, lo cual es una victoria para el banco, que podía salir trasquilado de la negociación.
Enlanzando con el ERE, seguro que le preguntarían por qué CaixaBank se ha quedado Bankia. A buen seguro que Goirigolzarri repetiría que es una operación que se ha hecho porque tiene sentido industrial y financiero e insistiría en que será bueno para el Estado porque recibirá dividendos al ser accionista. También diría que la fusión es buena para el sostenimiento de la Obra Social de La Caixa, sin duda un activo muy valorado por la ciudadanía por su labor.
LAS OFICINAS FÍSICAS
En este marco, es probable que Goirigolzarri hablase con nostalgia de la banca de oficinas físicas y que viniese a decir que el cierre de sucursales y la salida de empleados era imprescindible para que CaixaBank pudiese sobrevivir. “Hay que pensar en asegurar el empleo de los que se queden”, vendría a decir con su aire de profesor. Lo siguiente en que pensaría es que CaixaBank, por lo que significa La Caixa para sus empleados y para muchos ciudadanos, no puede actuar de cualquier modo porque nunca lo ha hecho así. Hay mucha gente para la que La Caixa es mucho más que una empresa, es una compañía con corazón y no les puede defraudar. Por eso, mantienen iniciativas -como en su día Bankia- como el Ofibús.
NADIE ATRÁS
De igual manera que otro vasco ilustre, Iñaki Gabilondo, siempre repite que cuando se sentaba a hacer un programa de radio pensaba en un oyente, es probable que Goirigolzarri haya pensado muchas veces en las personas que trabajan en el banco, en sus clientes y en cómo pueden valorar las decisiones del banco. Por eso, entre otras cosas hubo acuerdo sobre el ERE. Tanto el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, como el propio Goirigolzarri, tuvieron claro algo que de verdad creían: la negociación tenía que terminar en acuerdo sí o sí. CaixaBank no puede dejar a nadie atrás. Esa es la idea que ronda siempre la cabeza de los que trabajan en la entidad de la estrella azul.
El banco era consciente de que tenía que pactar el ERE sí o sí
LA PAZ SOCIAL
Agosto se presenta tranquilo para el banquero y para CaixaBank, que sigue siendo una excelente reputación y valoración de los ciudadanos. El ERE les hizo suda la gota gorda, pero lograron un acuerdo y el banco mantiene la paz social.
De la misma manera seguro que pensó que la fortuna sonríe a los audaces, cuando tuvo que pilotar con mucha mano izquierda la última junta general de accionistas, donde muchos protestaron por la fusión y sus consecuencias. Es probable que en esa misma cita pensara “qué he hecho yo para merecer esto” cuando el FROB, es decir el Estado, que es el segundo accionista del banco, votó en contra de la subida salarial del presidente de CaixaBank. También debió pensarlo cuando se desayunó con una carta de la Dirección General de Trabajo en la que venía a decir al banco que hiciera un ERE de guante blanco.
Las sangre no llegó al río y el ERE de CaixaBank terminó en acuerdo. En cuanto hubo pacto lo que seguro se le pasó por la cabeza es que la tarea no había hecho sino comenzar.
NEGOCIAR CON MAPFRE
Uno de los puntos que van a ser más importantes este año es que logre un acuerdo con Mapfre para romper el acuerdo de bancaseguros que había con Bankia. CaixaBank va a tener que pagar un buen dinero, pero el negocio que se va a quedar tiene muy buena pinta.
Para buscar un acuerdo, el banquero seguro que tendría en mente que le acompañara en este pueblo de la España vaciada el presidente de Mapfre, Antonio Huertas. Así, con la tranquilidad, de la ausencia de focos externos, podrían negociar con mucha más calma.
Según se ha publicado Mapfre podría obtener unos 1.200 millones, pero CaixaBank no está dispuesta a tanto y no pasaría de 750 millones. “No puedo hablar de cifras, pero todo depende”, vendría a decir el número uno de CaixaBank.
Con la absorción de Bankia, CaixaBank no parece que vaya a apostar por ninguna fusión más en España. “Hay mucho que hacer al haber absorbido Bankia y no estamos en eso”, contestaría.
EL ESTADO
A buen seguro que los ciudadanos le recordarían que el Estado es accionista de CaixaBank y le pedirían que reparta muchos dividendos porque el rescate de Bankia costó un dineral. Lo que diría el banquero es que CaixaBank trabaja para prestar el mejor servicio a la sociedad, a sus clientes y a sus accionistas.
Sobre la venta del 16,1% que el Estado tiene en Bankia, Goirigolzarri es probable que dijera: «Ese es un tema del que no me corresponde hablar a mí».