En mi opinión son 3 los grandes de la radio española. 3 locutores, distintos entre sí, pero que son 3 cheques al portador para las grandes cadenas. Carlos Herrera, Alsina y Juan Pablo Colmenarejo, dejando al margen de otro género como es el periodismo deportivo. Si cualquiera de los tres se fuera a otra cadena, como si se van a Radio Taxi, haría un trabajo muy digno, y se llevarían tras de sí a cientos de miles de oyentes. No hay muchos locutores que hoy puedan tener esa tracción hoy en el mercado.
En los últimos meses he asistido con pena y perplejidad, pero también con interés a la salida de uno de ellos. Juan Pablo Colmenarejo, deja la cadena Cope. La salida de Colmenarejo, que será sustituido por Ángel Expósito, representa una clara pérdida para la parrilla de la Cope, que va a ser difícil tapar y ocultar.
En comparación con la Ser, la Cope ha tenido siempre un déficit de postes. Este déficit estaba siendo paliado con éxito en los últimos tiempos, con un mayor nivel de comunicadores. La terna Herrera, Expósito, Colmenarejo y Paco González ha funcionado a gran nivel en estos últimos años. Con la salida de Colmenarejo es muy complicado que pueda haber una propuesta similar la temporada que viene. Objetivamente, la Cope va a bajar el nivel.
Juan Pablo Colmenarejo (Madrid, 1967), es un tipo con algunas particularidades. No es un showman, como puede serlo Herrera. Es otra cosa, muy complementaria. Un hombre tranquilo, amigo del análisis, un periodista radiofónico a la vieja usanza, y no hay muchos como él. Su trabajo en La Linterna deja un legado interesante y un programa maduro aclamado por el oyente formado. Y además ha demostrado una importante resiliencia, hasta el punto de sobrevivir con éxito a los envistes e ideas felices de los consultores durante años. Expósito va a tener un difícil reto sustituyéndolo. Suerte con ello.
Con datos en la mano, La Linterna es uno de los pocos programas que crece en audiencia en la última oleada del EGM. De hecho, la franja en la que más crece es la franja de la tertulia política y de actualidad de 22 a 23 horas, la que menos gusta a los consultores más ávidos de deporte y asuntos sociales que de actualidad, análisis y política.
Durante décadas en el mundo de la radio las decisiones se tomaban por instinto. Esto desde luego no era muy científico. En el intento de algunas cadenas y muy especialmente de la Cadena Cope de dotar esas mismas decisiones de “algo de ciencia” se han creado situaciones surrealistas. Una de ella acaba con la salida de Colmenarejo de La Linterna.
Hoy la cúpula de la Cadena Cope, encabezada por Barriocanal, acepta como si se tratara de dogma de Fé las indicaciones de los consultores suecos de Radio Intelligence. Sólo Carlos Herrera parece quedar fuera de esa ecuación, y tener la capacidad para mandar al garete al consultor.
No conozco en profundidad el trabajo de esta consultora y no seré yo quién lo critique abiertamente. Pero desde fuera, y viendo con perspectiva las decisiones tomadas, llegan a parecer más un conjunto de ideas felices y probaturas sociodemográficas que otra cosa (con alguna habrán acertado).
Cuando tienes periodistas de talento y personalidad, como los citados anteriormente, parece lógico que el criterio de la dirección de sus programas debiera estar en su mano, y no en la del consultor sueco. El consultor debe trabajar para ellos, no dirigirles. Sus recomendaciones, lejos de ser doctrina, deberían ser sólo consejos revisados por el profesional que debiera tomar decisiones como responsable del programa. Un programa de radio plegado a los análisis del consultor genera un Frankenstein sin alma que es complicado gestionar.
Los algoritmos, las encuestas etc están muy bien para decidir la música que debe sonar en una radio musical, pero otras cosas son ya palabras mayores. No parece que sea eso lo que creen en el Consejo de la Cope. Desde la calle Alfonso XI se prueban las fórmulas que plantean los consultores como si fueran druidas en busca de la “fórmula del éxito”. Eso limita el talento de los periodistas. Absurdo si además los que tienes son los mejores del mercado. Poner en primer término al consultor sueco, es como adorar al becerro de oro.
Durante varias temporadas he colaborado con La Linterna. Hasta la temporada pasada tenía un pequeño espacio en el que hablábamos de internet y tecnología los martes por la tarde. Por ese motivo me siento especialmente identificado con el programa y con el trabajo de Colmenarejo. Por ende, mi sorpresa con la situación de que la Cope le deje ir. Craso error. Vaya donde vaya, -no sé qué planes tendrá Juan Pablo Colmenarejo-, restará a la Cadena Cope.
En primer lugar, por desprenderse de un activo difícilmente reemplazable con otro fichaje en el mercado actual. Y en segundo lugar, porque si no se toma un tiempo sabático y acaba fichando por otra cadena, esto penalizará en audiencia a la Cope. Si además esto sucede en el mismo horario, el impacto de un oyente fidelizado durante casi una década con un periodista, que cambia de dial, va a ser frontal. Si eso ocurriera, sería complicado para Ángel Expósito dar impulso a nueva La Linterna, y a Pilar Cisneros y Fernando de Haro, que sustituyen a Expósito, hacer lo propio con “La tarde”.
Se puede provocar un efecto dominó en toda la Cadena que tire al traste con la parrilla, pese a la tracción y el efecto Herrera. Esto rompe con una idea básica de la vida. Si algo funciona; no lo toques.
Si todo esto pasa, no habrá responsables. ¡Benditos consultores, los gestores siempre podrán echarles la culpa!. Y seguro que ellos, años después y previo pago, nos explicarán lo que pasó con otro magnífico y estéril informe.