El primer ministro griego, Alexis Tsipras, se comprometió a cumplir con los compromisos acordados con la Unión Europea y a no volver al gasto excesivo que se había convertido en habitual en el país y que ha llevado a Grecia a una crisis sin precedentes.
Durante una entrevista, hace menos de una semana de que el líder llegase a un acuerdo con la ‘zona euro’ para acordar el final del programa de rescate económico a Grecia, Tsipras dijo que cumpliría con los acuerdos presupuestarios y llegaría a los objetivos marcados en las negociaciones. Pese a ello ha remarcado que será Grecia y no los inversores internacionales quien decida el rumbo a tomar para lograr dichos objetivos.
«Lo importante de acabar con este rescate económico es que ahora el Gobierno griego se compromete con estos objetivos y será este pueblo griego, este Gobierno o los próximos los que tengan la responsabilidad. Intentaré a partir de ahora hacer todo lo que pueda para que no volvamos nunca a esta situación tan trágica».
EL FIN DEL RESCATE
Esto es un punto de inflexión muy relevante para Grecia y para Tsipras. Hace tres años él estaba en un tira y afloja muy peligroso con los líderes europeos, que tenían la ventaja de que Gracia estaba intervenida económicamente por un rescate europeo. Finalmente ha capitulado con la amenaza de salir de la unión monetaria. Ahora está en un viaje a Londres para seducir a inversores europeos de cara a la vuelta a los mercados internacionales de su país.
Los bonos griegos a 10 años rinden a un 4,1%, la mitad de lo que lo hacían antes del ascenso al poder de Tispras en enero de 2015. Ese mismo año llegaron a rendir al 19,1%, mientras su actual Gobierno criticaba a los ministros de finanzas que llevaban su relación con Europa debido a la deuda y los futuros recortes.
“Soy optimista respecto a que las inversiones de la comunidad internacional en Grecia responderán positivamente» dijo Tsipras antes de hablar con su homóloga británica, Theresa May para discutir sobre las migraciones que están llegando a Europa y la política a seguir en los asentamientos de migrantes en Chipre.
Conseguir aliados ha sido más fácil para Tsipras en el extranjero que en su hogar. Mientras los inversores extranjeros elogian la nueva época de estabilidad que puede nacer en Grecia, su enfrentamiento con los acreedores locales ha provocado que durante un año se haya sofocado la recuperación económica incipiente.
Grecia ha perdido el 23% de su producción económica entre 2009 y 2016. El PIB per cápita de este país es ahora menor que el Estonia cuando hace no mucho Grecia tenía el doble hace no tanto. Además aun tiene que recortar su sistema de pensiones, un paro del 20% y sigue tiendo la deuda más grande de todo el viejo continente.