viernes, 22 noviembre 2024

Los paros y el alcohol provocan el caos en los aeropuertos españoles

Los aeropuertos españoles vuelven a vivir un verano caliente. Si el año pasado las huelgas de los trabajadores de seguridad colapsaron El Prat, en esta temporada estival los paros de los controladores y el exceso de alcohol son los dos curiosos compañeros de viaje que darán muchos dolores de cabeza a los viajeros. En España, estos problemas, que dependen de la mediación del Gobierno, amenazan seriamente con montar un caos aéreo en algunos aeropuertos.

El miércoles 27 de junio es la fecha importante marcada en el calendario. Ese día se reúnen con el ministerio de Fomento la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) y trabajadores del Centro de Control de Barcelona para evitar un nuevo colapso aéreo en El Prat. De hecho, desde el 20 de junio estaba prevista una huelga que los cambios políticos en España han retrasado.

“El cambio de Gobierno provocó retraso en la convocatoria. El miércoles, tanto USCA como representantes de Barcelona se reúnen con el secretario de estado; y en función de los resultados decidirán”, explica la portavoz nacional de USCA, Susana Romero. Este centro es el segundo más importante de España y da servicio al espacio aéreo de toda la zona este, por lo que una huelga provocaría pondría en aprietos a muchas compañías aéreas.

Durante esta reunión, los controladores expondrán su situación laboral. La fatiga crónica al no existir el 25% de descanso mínimo en turno el Centro de Control, el incumplimiento del régimen descanso diurno que estipula el convenio o la falta de personal suficiente para cubrir el servicio dentro del ciclo son algunas de las reivindicaciones de este colectivo.

LA HUELGA DE MARSELLA AFECTA MÁS EN ESPAÑA

Independientemente de lo que ocurra en esta reunión, el espacio español ya vive su particular calvario. España sufre las huelgas de controladores de otros países, como Francia. Los continuos paros de los trabajadores del centro de control de Marsella están afectando a muchos vuelos, especialmente en los aeropuertos de Barcelona y Baleares con cancelaciones y retrasos diarios. Solo el pasado fin de semana los aeropuertos de Baleares cancelaron 133 vuelos.

El bloqueo del este espacio aéreo obliga a miles de vuelos a desviarse sobrecargargando otras rutas y aumentando los costes. Aerolíneas como Vueling, con base en El Prat, están sufriendo muchas cancelaciones. Los trabajadores del centro de control de Marsella llevan convocados 16 fines de semana de huelga por reivindicaciones puramente políticas. Lo peor es que no hay una fecha que ponga fin a los paros.

Tal es el problema que IAG y Ryanair anunciaron hace días que presentarán “una queja ante la Comisión Europea” para que el órgano ejecutivo de la Unión Europea tome medidas contra las “continuas” huelgas de controladores en la UE.

La asociación Airlines for Europe (A4E), que agrupa a aerolíneas como IAG, Ryanair, Norwegiano o EasyJet, ha calculado que este año se han cancelado en Europa unos 5.000 vuelos por las huelgas de los controladores, lo que ha acabado afectando a un total de 784.000 pasajeros en Europa. El 50% de las rutas que tienen como destino Barcelona se han visto afectadas por las huelgas en Marsella.

PASAJEROS BORRACHOS

De impacto menor, otra de las amenazas que se cierne sobre los cielos españoles es el elevado número de viajeros que consumen alcohol en los aeropuertos y suben al avión en estado de embriaguez poniendo en peligro la seguridad del vuelo. La última y la más afectada por este problema fue Ryanair, que el 8 de junio se vio obligada a realizar un aterrizaje de emergencia en Francia de un vuelo Dublín-Ibiza por 20 pasajeros borrachos.

Pero no es el único caso. Un estudio realizado por el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac) revela que en el último año cerca de un 40% de los pilotos encuestados sufrió algún incidente con pasajeros conflictivos, en muchos casos provocados por un exceso de alcohol.

En este asunto, el Gobierno también podría poner fin a esta problemática. ¿Cómo? Tomando medidas parecidas a las que propone la aerolínea low cost. «Estamos reclamando cambios significativos para prohibir la venta de alcohol en todos los aeropuertos, como por ejemplo establecer un límite de dos bebidas por pasajero y ninguna venta de alcohol antes de las 10 de la mañana. Es obligatorio que los aeropuertos introduzcan estas medidas preventivas para frenar el consumo excesivo de alcohol y los problemas en los que deriva, en lugar de permitir que los pasajeros beban en exceso antes de coger un vuelo», comentan desde Ryanair a MERCA2.

Pero la propia aerolínea ha comenzado a poner en marcha algunas medidas. Así, en las rutas desde Glasgow Prestwick y Manchester a Alicante y en todos los vuelos del Reino Unido a Ibiza, Ryanair no permite traer alcohol del duty free a bordo del avión. Además, su tripulación «tiene libertad para decidir a quien vende alcohol a bordo teniendo autoridad para negarse a venderlo si así lo considera», apuntan.

HUELGA DE PERSONAL SEGURIDAD

El verano pasado, El Prat fue objeto de uno de los mayores colapsos que se recuerdan en los últimos años. Los vigilantes de seguridad del aeropuerto se pusieron en pie de guerra contras las condiciones laborales. La Guardia Civil tuvo que llevar a cabo sus tareas, mientras las colas en los controles de seguridad llegaron a alcanzar las cuatro horas.

El motivo: las condiciones laborales que imponía Eulen, la empresa subcontratada por Aena para ejercer esta labor. Un problema derivado de los contratos públicos del gestor aeroportuario otorgado a precios muy rebajados. Algo que generó esta conflictividad laboral. Eulen impuso condiciones y salarios bajos para poder hacer frente al contrato tan bajo de Aena.

Cada año la situación se repite en los aeropuertos españoles con protagonistas distintos, pero consecuencias parecidas. Vuelos cancelados o retrasados que afectan a centenares de pasajeros. Conflictos que, muchas veces, está en manos del Gobierno tratar de sofocar el nuevo colapso que amenaza con amargar las vacaciones a más de uno.


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