Desde hace tiempo los tres principales operadores de telefonía lanzan una consigna al unísono: España es el país europeo con mayor número de hogares pasados por fibra. Aunque lo que no siempre cuentan Movistar, Vodafone y Orange es que a los usuarios les cuesta enamorarse de la fibra mientras ellos se gastan mucho dinero en su despliegue.
Actualmente, con fibra propia, entre las tres compañías (más lo que ya tiene MásMóvil) hay un total de 44,7 millones de accesos con esta tecnología. Lógicamente hay que tener en cuenta que entre ellos duplican la red, puesto que a algunas casas llegan promociones de las tres empresas. De este modo, se calcula que en España hay unos 22 millones de unidades inmobiliarias, donde se incluyen hogares y empresas.
Clientes con internet de banda ancha hay 13,7 millones entre Movistar, Vodafone, Orange y MásMóvil. ¿Pero cuánta fibra? Entre todos suman 7,2 millones de accesos. Lo cual aleja la idea de que España es un país de vanguardia a nivel de conexión, básicamente porque la mitad de la población sigue conectada con ADSL a través de cobre.
Con esta perspectiva, parece evidente que los operadores están teniendo dos problemas: 1) convierten a sus usuarios de cobre en clientes de fibra a un ritmo muy lento, por lo que el valor añadido de sus facturas (que sean más elevadas) tarda en llegar; 2) que las nuevas altas son mucho más lentas de lo previsto.
Con esta ecuación no cuadran los números. Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en el cuarto trimestre de 2015 los operadores tuvieron unos ingresos por servicios de banda ancha que ascendieron a 952 millones de euros. El último trimestre de 2017 esa cifra se situó en 1.130 millones, una variación casi imperceptible comparada con el esfuerzo inversor que llevan haciendo los últimos tres años para desplegar fibra.
QUÉ PUEDEN HACER MOVISTAR, VODAFONE Y ORANGE
La semana pasada estuvo por España la eurodiputada Pilar del Castillo. En asuntos digitales sus palabras tienen bastante valor, puesto que se trata de la ponente en la nueva ley de comunicaciones electrónicas que desarrolla la Unión Europea.
Entre otros asuntos, lanzó al aire una pregunta: ¿Cómo puede ser que en Europa un 58% del territorio esté cubierto con fibra de hasta 100 Mb/s, y sin embargo solo haya un 15% de suscriptores tengan este tipo de tarifas? Esa extrapolación vale para el caso español, donde Telefónica tiene cubierto casi la totalidad del país con fibra, pero apenas cuenta con 2,9 millones de usuarios que naveguen a ultrarrápida velocidad.
Con estos números, Movistar, Vodafone y Orange tienen un pequeño problema. La eurodiputada del grupo popular europeo hizo referencia a las “competencias en materia digital”. Es decir, puede que muchos usuarios todavía no hayan tomado conciencia del cambio tecnológico y estén habituados a lo que tienen.
No obstante, otro factor puede ser -precisamente- lo que buscan los operadores: que las facturas sean más caras. Eso provoca que mucha gente se esté tomando con lentitud el cambio de ADSL, pese a la urgencia que tienen los operadores.
EJEMPLO PRÁCTICO
Esta situación, que no es del todo buena para los operadores, deja el lado positivo para los ciudadanos. Aunque vaya lenta la contratación de fibra, es una fortuna para los ciudadanos tener la posibilidad de acceder a ella cuando quieran. ¿Pero qué pasa con las compañías de teléfono? ¿Cuánto van a tardar en rentabilizar los costes de inversión de los despliegues?
En Navalvillar de Pela (Badajoz), como en tantos miles de municipios, es turno para la fibra. Estas semanas el responsable de Telefónica en esa región está negociando con el alcalde de la localidad cómo abordar los planes de despliegue de fibra óptica en el pueblo. El objetivo es alcanzar una cobertura del 88% en el municipio, lo que supone pasar con esta tecnología cerca de 2.400 unidades inmobiliarias en un pueblo de unos 4.500 habitantes.
En estos momentos, la cuota de mercado, extrapolando al conjunto español, aunque con la diferencia de que el cobre de Telefónica siempre habrá sido más competitivo en precios que los accesos indirectos de Vodafone y Orange, será de la mitad para el operador azul, y el resto se lo repartirán. No obstante, ¿quién garantiza que en los próximos dos o tres años Telefónica será capaz de conseguir 2.400 nuevos clientes?
Y no se trata de conseguirlos en solitario. En estos momentos Movistar está obligada por ley a abrir su infraestructura en zonas no competitivas (donde hay menos de tres redes), por lo que su propia competencia, Orange y Vodafone, le alquilará la red para ofrecer servicio a sus clientes. Pese a todo esto, ¿cuánto tardará Telefónica en amortizar ese despliegue? Lo evidente es que ya no se ofertan tarifas con cobre (ADSL), por lo que todas las altas irán a la fibra.
Ahora mismo la pelota está en el tejado de los operadores. Deben conseguir que los usuarios se enamoren de la fibra, la vean útil; asuman que los servicios que puede proporcionar son mejores… y todo eso que se haga rápido. Las arcas de las compañías necesitan que las facturas sean más elevadas cuanto antes.