sábado, 14 diciembre 2024

Plástico adhesivo: la garantía de fábrica

La forma en la que se comercia hoy en día ha cambiado con respecto a hace una escasa década. Containers llegando de todo el planeta descargan sus stocks en los principales puertos con un orden y protección de producto basado en el plástico adhesivo.

Aunque cada vez son más los embalajes, basta echar un vistazo en aeropuertos para ver cómo este tipo de plástico ha servido para mantener intactas pantallas, maletas, dispositivos de seguridad o incluso como precinto de pruebas.

En una sociedad acostumbrada ya a hacer pedidos casi masivos, las fábricas han tenido que idear la manera de conseguir que lleguen los productos en condiciones perfectas al usuario final teniendo en cuenta que el transporte cada vez es más rápido y proviene de zonas más lejanas.

También el hecho de que cada vez la importación de electrónica llegada de las fábricas del este del mundo busque esa manera de conseguir que ninguna pantalla o pieza llegue dañada a las tiendas, servicios técnicos o clientes finales.

La llegada de los plásticos adhesivos ha sido vital para conseguir esto, más allá de un desarrollo de los transportes y la forma de llevar las cosas de un extremo a otro del mundo. Gracias a esos precintos, pantallas de móviles, televisiones, ordenadores o incluso gps, cuando el usuario va a estrenarlos y realiza ese primer gesto de quitar el plástico adhesivo, sabe que la pantalla lucirá de forma perfecta.

Es más, hay muchos que, precisamente para mantener de esta manera las pantallas de sus dispositivos.

Pero algo similar pasa en términos de logística, donde este tipo de rollos de plástico adhesivo ayuda a almacenar tanto en los centros de almacenaje como en los contenedores de traslado por cualquiera de las vías de transporte: mar, tierra o aire.

La apertura de Internet al comercio y la apuesta de las compañías por ofrecer sus servicios mucho más allá de sus fronteras de sus países o de sus tradicionales aliados comerciales. Y como consecuencia de ello, la revolución entre los tratados internacionales y también de comercio. Y, como no, en el transporte.

Los miles de kilómetros que recorren hoy en día los productos han hecho que los embalajes y los propios transportes, comenzando desde el primer metro en el que salen de la fábrica, garanticen en cualquier campo de actuación, las máximas medidas para que los bienes lleguen de manera perfecta a quien ha decidido realizar la compra.

 


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