Joseph Oughourlian no se inmuta ante las débiles resistencias que se está encontrando en el Grupo Prisa a la revolución que ha emprendido en el editor de El País y la Cadena SER. El presidente del Consejo de Administración y máximo accionista del influyente multimedia ha logrado que Prisa recupere su línea editorial tradicional tras haber ‘echado’ a Juan Luis Cebrián y haber dejado sin influencia al Banco Santander y la familia Polanco.
La apuesta del presidente de Amber Capital recibió luz verde en la última Junta de Accionistas de Prisa, que apoyó de forma mayoritaria la estrategia del inversor. Y esta ha pasado por dividir al holding en dos partes: Media, que retendrá El País, la SER o las musicales, y Educación, con la que Oughourlian amortizará sus 300 millones de euros de inversión mediante una probable venta de los activos de Santillana en Latinoamérica.
CARLOS NÚÑEZ, MANDAMÁS EN PRISA MEDIA
Carlos Núñez dejó Henneo para ponerse al frente de la nueva Prisa Media, que ha emprendido una limpieza histórica de directivos ‘polanquistas’: Augusto Delkáder, Pedro García Guillén, Alejandro Martínez Peón o Daniel Gavela. Prisa Educación, por su parte, está liderada por el exCEO de Prisa, el alicaído Manuel Mirat.
Mirat, que saca pecho por haber reducido la deuda de Prisa a más de la mitad en tres años (de 1.422 millones en diciembre de 2017 a 679 a finales de 2020), no ha tenido más remedio que plegarse a los intereses de Oughourlian.
HITO
Oughourlian asegura que «2021 marcará un hito en la vida del grupo», que según él está llamado «a transformar los sectores de educación y media, no solo en España sino también en el mundo hispanohablante».
El inversor de origen armenio aseguró que «la digitalización no conlleva implícitamente recortes, al revés, trae oportunidades y tenemos que aprovecharlas para impulsar el enorme potencial que tenemos. Vamos a mirar al futuro y vamos a centrar nuestros esfuerzos en invertir, en crecer, evidentemente sin descuidar los costes».
Y aseguró los motivos que le han llevado a reducirse un 50% el sueldo como presidente: «Ha llegado ya el momento de compartir los esfuerzos y dejar atrás el hecho de que los recortes siempre caigan sobre la plantilla. Me gustaría incidir en que nuestra apuesta es poner en marcha un ambicioso proyecto de crecimiento en el que el cuidado del capital humano y el talento sea prioritario».
Hemos acometido cambios en el gobierno corporativo; por primera vez en años ha entrado en el capital un accionista industrial de gran reputación como es Vivendi, con una gran visión del negocio; hemos tenido cambios de estructura organizativa con la creación de dos unidades de negocio para maximizar el valor de los activos; y contamos con un nuevo equipo directivo profundamente transformador e innovador, independiente y con una marcada visión digital de los negocios. Un nuevo management que refuerza el cambio generacional y el nuevo proyecto de Prisa«, añadió.
Mirat por su parte aseguró que «estos últimos años han sido muy intensos y gratificantes porque, gracias al esfuerzo de todos, hemos reflotado y asentado Prisa, y hemos puesto las bases de un futuro más que esperanzador. La hoja de ruta estratégica de Prisa está centrada en poner el foco en los modelos de suscripción, tanto en el ámbito de la educación en Latinoamérica como en el de los medios, que arrojó ya el año pasado unos esperanzadores resultados«.
LOS POLANCO, ENTRE LAS RESISTENCIAS A LA NUEVA CÚPULA DE PRISA
Los Polanco no están de acuerdo con el nuevo rumbo de Prisa. La familia fundadora de El País, que posee un 7,6% del multimedia gracias a la paciencia del Banco Santander, aprovechó el turno de preguntas en la Junta de Accionistas de la compañía para pedir que se mantengan «los principios de independencia y profesionalidad que inspiraron la fundación» del grupo.
Y se mostraron en contra de la nueva estructura organizativa del grupo, con dos presidentes ejecutivos de las dos divisiones en lugar de un consejero delegado clásico del grupo. Es cierto que la creciente debilidad de los Polanco posibilita que Oughourlian no se inmute ante la resistencia de la familia a los cambios.