El próximo 1 de agosto el sector de la operativa bursátil mediante CFDs y Opciones binarias sufrirá restricciones que cambiarán sin duda la operativa en estos instrumentos. Cuando un inversor quiere acceder al mercado, ya sea de acciones, índices, divisas o materias primas, lo puede hacer mediante inversiones apalancadas. El apalancamiento permite al inversor multiplicar el poder de inversión sobre el producto. Esta herramienta multiplicadora, si no es utilizada de manera sensata, puede ser peligrosa ya que aumentamos la exposición con capital que puede que no tengamos.
La autoridad europea en los mercados financieras (ESMA), lo que vendría a ser la CNMV europea para que el mundo lo entienda, implementará cuatro medidas principales para todos los operadores del espacio europeo: Prohíbe la comercialización de opciones binarias, protección de balance negativo, cierre de posiciones cuando su valor de mercado sea inferior al 50% de la posición y limitaciones en los apalancamientos máximos a utilizar.
Las medidas de ESMA vienen a proteger al cliente minorista con herramientas que permitan a los inversores a preservar su capital mediante operativa menos expuestas.
Sin embargo, ESMA permite a clientes que demuestren una determinada experiencia en este tipo de instrumentos y que acrediten un cierto nivel de solvencia mantener la operativa anterior.
Desde el punto de vista del sector de los CFDs, la medida será bien aceptada por los grandes proveedores, que como suele suceder van un paso por delante de las regulaciones y llevaban ya tiempo anticipándose a estas medias. Los pequeños operadores, sobre todo aquellos que operen desde países laxos en términos regulatorios como Chipre o Israel debieran sufrir una fuga de clientes hacia brokers regulados en Europa (bajo el paraguas legal de ESMA) o hacia brokers en las antípodas, principalmente Nueva Zelanda, dónde las medidas de ESMA no tendrán repercusión al encontrase fuera del espacio europeo.
Desde el punto de vista del inversor o cliente las medidas son un claro paso de cara a la protección de su capital. Parece bastante obvio que el inversor primeramente busca conservar su capital, para luego incrementarlo en función del acierto en la selección de valores. Uno de los errores más comunes en el inicio de las inversiones por cualquier minorista ha sido históricamente la utilización desproporcionada del apalancamiento. Estas limitaciones permitirán (obligarán) al pequeño inversor adentrarse en las operaciones apalancadas, pero de una manera más contenida y pausada.
La nueva regulación de ESMA supone, sin duda, el mayor avance en términos regulatorios en el sector en la última década en línea con las mejoras provenientes de MIFIDII.
Sin duda, seguiremos apoyando todo lo que suponga una mejora tanto para el cliente como para el operador.
Francisco Sánchez-Matamoros, analista de XTB