Los veterinarios, ninguneados durante la pandemia pese al origen animal del coronavirus, se preparan para pasar a la ofensiva y conseguir que el comprometido IVA reducido para su actividad se incorpore en los Presupuestos Generales del Estado de 2022. Una vez más, los profesionales de la salud animal se sienten desamparados e indefensos ante un Gobierno, que sigue sin considerarles personal sanitario, pese a ser los guardianes de la salud pública y garantes de una parte muy importante de la cadena alimentaria.
Los efectos de la bajada del IVA de la factura eléctrica son una incógnita. Lo que sí se sabe con certeza es que, a falta de que lo confirme el recibo, aún por llegar, este impacto sólo afectará a unos pocos días de junio.
Cuando todavía resuenan las protestas de los profesionales de la peluquería que vieron cómo en dos días se les bajaba el IVA del 21% al 10% en el Senado y se les volvía a subir de nuevo al 21% en el Congreso, los veterinarios quieren hacerse oír preparando el terreno y quieren que esta vez se cumpla el compromiso del Gobierno de coalición de pasar del IVA general al reducido, aunque ya de cara a los presupuestos de 2022.
Los veterinarios llevan años reclamando esta rebaja del Impuesto Sobre el Valor Añadido. En 2020 confiaban en que el Ejecutivo la incluyera en el anteproyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), por lo que al no ser así, sufrieron una nueva decepción y volvieron a mostrar su sentimiento de agravio.
En estos momentos los veterinarios que trabajan en clínica privada, sanitarios con una importante labor en la prevención de la salud pública, pero sin reconocimiento de sus establecimientos como Centros y Servicios Sanitarios, se están planteando hacer una nueva manifestación reivindicando la reducción del IVA.
Únicamente la pandemia está retrasando esta movilización para reclamar sus derechos y, quizá también, la esperanza de que el Gobierno reconsidere incluir esta disminución del IVA en las próximas cuentas del Estado para 2022.
SUBIDA DEL IVA EN 2012
Cabe recordar que hace una década, los veterinarios tributaban un IVA del 8%, hasta que con la crisis económica, en septiembre de 2012 subió del 8% hasta el 21%, que se mantiene en la actualidad, y que los veterinarios tienen que repercutir en el ejercicio de su actividad cotidiana de asistencia a los animales de compañía.
Únicamente las actuaciones en la atención de los veterinarios de producción animal, agrícolas o forestales mantienen un IVA reducido del 10%. En el resto de actividades, las cantidades que los estos profesionales facturan como honorarios, instrumental, analíticas o desplazamientos, forman parte de la base imponible del IVA, siendo consideradas como prestación de servicios y tributan al 21%.
CONFIANZA EN LA UE
El colectivo no se fía de un Gobierno que les ha ninguneado, no solo en su reivindicación impositiva, sino también en todos sus ofrecimientos para echar una mano en la estrategia a seguir durante la pandemia.
La indignación de muchos profesionales de la Veterinaria es mayúscula desde hace tiempo y se disparó cuando descubrieron que no se les tenía en cuenta para integrar el comité de expertos para el estudio, consulta, gestión y control de la enfermedad pandémica y de la desescalada.
Los profesionales de la sanidad animal se hartaron de preguntar por qué no se contaba con ellos, algo que el Gobierno no podía argumentar de ninguna forma. Además durante la pandemia los veterinarios no han cerrado sus clínicas, aunque al no ser considerados como personal sanitario, tuvieron restringido, durante los peores momentos, el acceso a EPIS, mascarillas y alcohol.
Los veterinarios confían ahora en que los planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española aprobados por la Unión Europea permitan que en los presupuestos de 2022, se vuelva al IVA reducido.
De hecho, la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha felicitado por la inclusión en los mismos de planes de apoyo a la salud pública, en la que se incluye la sanidad animal en todas sus vertientes domésticas, productivas y silvestres.
Reducir y armonizar los tipos de IVA de los servicios veterinarios a nivel europeo es otro de los retos que están planteando algunas organizaciones profesionales europeas. De hecho, ya se han establecido los primeros contactos con los consejeros de las representaciones permanentes de los Estados miembros ante la Unión Europea para analizar este problema y ver la posibilidad de que los Estados permitan tipos de IVA reducido para los servicios veterinarios.
DESAMPARADOS POR EL GOBIERNO
La razón que esgrimió la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para presentar unas cuentas diferentes a las que se venían preparando desde que la coalición de izquierdas comenzó a gobernar (Podemos incluyó en el acuerdo de coalición la rebaja del IVA veterinario) fue el impacto económico del coronavirus.
El PSOE afirmó que no veía una prioridad rebajar este IVA, incluso habló de valorar otras fórmulas como bonificar las visitas al veterinario de colectivos en situación de necesidad.
Así pues, tanto PSOE como Unidas Podemos dieron la espalda al sector, convirtiendo en papel mojado las promesas lanzadas en campaña electoral, como ha ocurrido con otras de sus promesas.
Montero anunció el año pasado una reforma fiscal en profundidad en España, para lo que afirmó que se crearía un comité de expertos, pero ya se sabe lo que ha sucedido con otros comités anunciados. Los veterinarios se sienten desamparados.
LAS MASCOTAS NO SON UN LUJO
Está demostrado que las mascotas mejoran la salud de sus dueños. Además, representan un factor muy importante en la medicina preventiva humana. Aquellos que disfrutan de la compañía de mascotas hacen más ejercicio físico, por lo que su presencia es positiva para bajar de peso y reducir el colesterol.
Los animales domésticos hacen mucha compañía y mejoran la salud mental de las personas, evitan sentimientos depresivos y de soledad. Los bebes tendrán menos afecciones respiratorias y un 40% menos de probabilidades de desarrollar alergias por vivir con una mascota.
Las mascotas no pueden ser consideradas un artículo de lujo. Todos los animales tienen derecho a que les atienda un veterinario cuando lo requieran, velando por su salud y bienestar.