El FC Barcelona tiene 92 títulos sólo en la sección de fútbol de Primera División, pero está ahogado económicamente. La asfixiante deuda impide a la entidad, presidida por Joan Laporta, realizar operaciones de calado para no quebrar la regla del ‘fair play’ financiero. El club estudia distintas opciones, entre ellas la salida a Bolsa, una opción que varios de los ejecutivos han puesto encima de la mesa, pero no el máximo mandatario, al menos por el momento.
Y es que, la situación financiera del FC Barcelona está muy cerca de la temida quiebra. En concreto, según los últimos datos del equipo azulgrana, la propia empresa pone en duda su funcionamiento debido a estos nefastos resultados contables. La deuda total de la entidad alcanza los 1.173 millones de euros y tiene que abonar a corto plazo 730. El equipo de la gestora, antes de la llegada de Laporta, cerró un crédito de 500 millones con Goldman Sachs para evitar el desastre. El presidente actual tiene complicada la financiación del club en estos momentos, más cuando costó un mundo poder alcanzar los 124,6 millones para el aval de su candidatura.
Para este fin de junio, el Barça tendrá que abonar 266 millones a los bancos, 90 de los cuales van a parar al gigante estadounidense, Goldman Sachs. El otro problema del Barça, tras dos temporadas de ingresos récord y cercanos a los 1.000 millones de euros, son los salarios de los jugadores de élite. En concreto, estas nóminas se comen literalmente el 74% de toda la facturación. La Liga castiga a los clubs cuando el peso de estos salarios supera el 70%, como por ejemplo impedir los fichajes. La UEFA señala que un club no puede gastar más de los salarios que paga.
LA MASA SALARIAL DEL BARCELONA, UNO DE LOS PROBLEMAS
Según las últimas cifras, el Barcelona debe casi 200 ‘kilos’ a otros equipos de fútbol por los fichajes, como el de De Jong, con 48 millones al Ajax; y otros 40 al Liverpool por Coutinho. Además, de otros 5 millones al Atlético de Madrid por derechos de Antoine Griezmann. Eso sí, tiene pendientes de cobrar un total de casi 59 millones de euros de otros equipos.
Asimismo, la directiva del club blaugrana tiene que devolver los avales concedidos por los máximos responsables de Audax, José Elías y Eduard Romeu, junto a los de Jaume Roures. Entre estas alternativas, que aún habría que estudiar de forma mercantil y jurídica, se encuentra la conversión de bonos en acciones, es decir, el pago en títulos de uno de los clubes más laureados del mundo.
Según fuentes cercanas a la dirección de Laporta, el Barcelona no tendría que convertirse en una Sociedad Anónima Deportiva, pero no se descarta una salida a Bolsa de la entidad. «Si alguien puede es Laporta», han considerado estas fuentes, que afirman que es una de las opciones a barajar. Para ello, el club tiene que cumplir una serie de requisitos, como no tener deuda.
EL BARCELONA Y SU CONVERSIÓN EN SAD
La conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva está en la mesa, pero no es la principal vía para obtener financiación tras el cambio de la ley de Sociedades Mercantiles en 2019. Sin embargo, sí es un paso imprescindible para poder cotizar en Bolsa. «Es un plan«, han afirmado las fuentes, pero aseguran que no es la primera opción de Laporta, sino de su entorno más cercano.
Sin embargo, la salida a Bolsa no es un sencillo paso. La primera decisión es convertir al Barça en una Sociedad Anónima Deportiva, con todo el capital desembolsado y sin restricciones de transmisibilidad, con un capital mínimo de 1,2 millones de euros, que el equipo blaugrana superaría con creces. Su valor en 2019 estaba tasado en cerca de 2.500 millones de euros.
Asimismo, ninguno de los accionistas del Barcelona podría superar en un primer momento el 25% del capital social de la compañía y que otro 25% esté en manos del público. Para iniciar la tramitación, el Barça debe elaborar un estudio económico financiero y legal –due diligence-, junto con la aprobación de unos nuevos estatutos para adaptarlos a la normativa de las cotizadas.
De esta forma, tendría que dar toda la información disponible sobre el Gobierno corporativo, el voto de accionistas, la creación de una web para inversores y accionistas, etc… Aún así, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tendría que dar el visto bueno a la operación y para ello estudiaría las cuentas anuales auditadas de los tres últimos ejercicios, es decir, la última parte de la legislatura de Josep María Bartomeu; así como el folleto informativo de la OPV.
BONOS CONVERTIBLES
Sin embargo y según apuntan otras fuentes, Laporta mira con muy buenos ojos la emisión de bonos convertibles en acciones, una maniobra financiera que reduciría la deuda de forma contable, pero sin soltar un solo euro de la caja. Esta es la opción que está tomando más cuerpo, pero aún falta por conocer si los avalistas de su candidatura aceptarían este canje. Y es que, el equipo de Laporta tuvo numerosas trabas a la hora de obtener financiación y poder reunir el aval necesario para mantener la candidatura.
Según pudo conocer MERCA2, el interés de los avales es muy bajo, del 1% anual, respecto a lo que se llegó a pedir por parte de otras instituciones, llegando a exigir el pago de un 7% en un mercado con los tipos de interés en mínimos históricos. Las manos salvadoras de Elías y Roures, especialmente la del magnate de la comunicación, hicieron posible a las 2.00 am del 17 de marzo que Laporta y su equipo estén en la cúspide del club.
BÚSQUEDA DE FINANCIACIÓN, CASI IMPOSIBLE SIN PAGAR UN ALTO INTERÉS
Los papeles contenían los avales de 70 millones de euros necesarios para evitar la repetición electoral y un ensordecedor ruido que recorrería el mundo. Antes de la firma, el equipo directivo del FC Barcelona sólo contaba de facto con 50 millones de euros de Banco Sabadell, un montante asegurado casi desde el inicio de la campaña electoral, pero aún faltaba el segundo tramo de los 124,6 millones. El equipo de Laporta buscó este montante hasta debajo de las piedras e incluso contó con la ayuda del bróker de Jaime Botín, pero todo fue en balde.
Las negociaciones no daban resultado y el tiempo se consumía más rápidamente de lo deseado. Sin embargo, había un plan b, en paralelo a la búsqueda de un fondo o banco de inversión. Se sucedieron las maratonianas reuniones con la ejecutiva de Audax y con Roures, que dieron el visto bueno a la operación ‘in extremis’, ya que ese mismo día se debían presentar los avales ante la sede de La Liga.
Sea como fuere, el Barça aún tiene por delante la reapertura de los estadios para obtener mayores ingresos, mientras la masa salarial se ha reducido con la salida de altas fichas, como la de Luis Suárez, aunque el uruguayo no haya dejado un euro por su fichaje por el Atlético de Madrid.