Los poderes económicos de Cataluña se han unido para hacer un frente común en favor de la ampliación de El Prat. En juego, una inversión de 1.700 millones que Aena tiene que decidir realizar este mismo mes de junio. El tiempo se agota, pero todo apunta a que se aprobará y que el Consejo de Ministros de septiembre dará luz verde a la ampliación de la tercera pista.
Sin embargo, hay instituciones que muestran su más firme oposición a este megaproyecto que destruiría parte del delta del Llobregat, en concreto, La Ricarda, una extensa zona que quedaría reducida a unos pocos centenares de metros cuadrados si se otorga el poder al gestor aeroportuario.
La zona linda con el aeropuerto. Los aviones, como ha podido comprobar ‘in situ’ MERCA2, sobrevuelan la zona en los aterrizajes y despegues, generando un ruido ensordecedor. «Cada dos o tres minutos» aparecían estas aves de acero, grandes y pequeñas -como jets-. En este miércoles, la cadencia era mayor, de casi un cuarto de hora entre vuelos al aterrizar, según ha comprobado este medio durante las horas que ha estado en este paraje natural y con acceso restringido al público en general al ser un terreno particular.
EL AGUA DE LA LAGUNA NATURAL, CLAVE PARA EL ECOSISTEMA
¿Qué tiene de especial La Ricarda como para movilizar a todas las fuerzas de dos municipios para defenderla de esta invasión? La zona está dentro de la Red Natura 2000, un organismo que protege espacios vitales para la fauna y flora, especialmente de aves migratorias y dependiente de la Comisión Europea. Sin el consentimiento de Bruselas no habría ampliación de la tercera pista ni ninguna otra obra que trate de pisar este suelo protegido hasta ahora.
La Ricarda tiene una laguna en su interior. Las voces favorables a la ampliación de la pista más próxima al mar de El Prat aseguran que se trata de un «estanque para cuatro patos» e incluso que es «artificial». Pero no, no sólo es un lugar de paso para aves migratorias. Esta laguna forma parte del pulmón verde del delta.
La regulación del agua es crucial para este ecosistema, capaz de tener una laguna de agua salobre debido a su particular característica. En ella se concentran aguas dulces y saladas en distinta proporción. Así, la zona interior es rica en determinados minerales, mientras que la salina lo es en otros. Todo el conjunto se mantiene, por ahora, en equilibrio. Si bien la ampliación no llegaría a esta zona, su impacto sería determinante para la desaparición de la diversidad floral existente. Y es que, gracias a este sistema acuífero se han registrado hasta 23 especies distintas de orquídeas, así como nidadas de más de medio centenar de aves. La laguna en sí es un Bien Cultural de Interés Nacional, pero para los detractores su valor va más allá de una mera declaración institucional.
1.000 HECTÁREAS IRREPRODUCIBLES
Los defensores del proyecto aseguran que la zona de La Ricarda se podría reproducir en otra área y con una mayor extensión. La pregunta que se hacen los detractores al mismo es la promesa se cumplirá, como no se hizo en la primera ampliación del aeropuerto, a escasos kilómetros ya del Puerto de Barcelona. «Reproducir la laguna es imposible», afirman Joan Pino, doctor en biología y profesor de Ecología en la UAB; y Narcís Prat, profesor emérito de ecología de la UB y experto en sistemas acuáticos. De reproducirse la laguna, la nueva creación «sí sería artificial», aseguran ambos. Ninguno de los dos expertos creen que las compensaciones de Aena llegarían si Bruselas da finalmente el visto bueno. Más teniendo en cuenta los antecedentes del gestor aeroportuario.
El Consorci para la Protección y Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat se opone de forma tajante al proyecto. Más, tras conocer la propuesta de Aena para compensar la invasión de estos terrenos a través de los medios de comunicación. Para su directora, María José Albadalejo, La Ricarda es sencillamente «irreproducible«.
AENA NO SE HA PUESTO EN CONTACTO CON LOS AFECTADOS
«Se puede hacer una laguna cinco o diez veces mayor, pero no sería La Ricarda», ha afirmado la directiva. Este espacio es uno de los más vírgenes del delta y sólo los particulares tienen acceso al mismo. Dentro se encuentran casas que podrían ser museos, con icónicas fachadas y muebles de hace décadas. Aena no les ha preguntado nunca sobre el valor medioambiental de La Ricarda. «Hemos sido nosotros quienes les ha pedido la reunión«, ha asegurado. El gestor, por su parte, guarda silencio y se centra en los informes de impacto medioambiental para su proyecto. De la carta de febrero de la Comisión Europea han evitado hablar, más allá de asegurar que se trata de un bien imperioso por su alto interés económico.
Prat se ha recreado con su explicación de la laguna de La Ricarda, en la que ha medido los niveles de salinidad. «Es diferente porque tiene diferentes gradientes de salinidad», ha afirmado en su declaración. lo que permite que haya diferentes tipos de flora y fauna dependiendo de la cantidad de sal en el agua de la laguna. Esto no se puede reproducir» de manera artificial, ha asegurado, y ha añadido que con una inversión de 500 millones se podría convertir en uno de los humedales más importantes del sur del Mediterráneo, aunque ha criticado que Aena, en sus palabras, nunca ha tenido en cuenta la zona.
«Ni es un lago artificial ni un estanque para cuatro patos (…) ignorantes»
Este experto ha rechazado toda opinión favorable a la destrucción de este ecosistema. «Ni es un lago artificial ni un estanque para cuatro patos (…) ignorantes», ha dicho ante los medios convocados, más de una treintena.
LA RICARDA, UN ESPACIO SINGULAR Y COMPLEJO
Para Pino, La Ricarda es un espacio «muy complejo«, en constante movimiento y dependiente tanto de la lluvia como de la humedad del suelo. La fauna y flora crecen, pero también retroceden. La ampliación de la tercera pista, como pretende Aena, sería la «desaparición de una buena parte». La composición del suelo es muy específica, reproducir La Ricarda, a su juicio, sería prácticamente imposible.
Pero no sólo de agricultura, flora y fauna se compone La Ricarda. La ampliación de la infraestructura también afectaría directamente a la Casa Gomis, declarada Bien Cutural de Interés Nacional el pasado mes de marzo por la Generalitat. Es decir, justo después de las elecciones, en un nuevo pulso con el Gobierno y Aena. También conocida como la ‘casa de vidre’, la familia Gomis-Bertrand la ha conservado como un museo y está habitada. Diseñada por Antoni Bonet, es una estructura que se enseña en los últimos cursos del colegio y en la Universidad.
Marita Gomis, presente en la visita, ha cargado contra Aena por su nulo interés ni el cuidado de la casa, cuyos muebles tienen un valor incalculable. «Aena no ha tenido ningún interés ni cuidado de la casa», ha criticado la hija de los antiguos propietarios. La contaminación ambiental y acústica de la ampliación de la terminal del aeropuerto provocaría el desuso del inmueble debido a que la pista colindaría con su terreno. «Imposibilitaría hacer cursos y encuentros de arquitectura«, ha asegurado. «La ampliación afectaría enormemente a la casa porque no sólo es que se alargue la pista sino toda la infraestructura de alrededor», ha indicado. «Este conjunto quedaría inutilizado no sólo para vivir, sino que sería imposible visitarlo», ha afirmado.
UN BIEN DE INTERÉS CULTURAL NACIONAL EN PELIGRO
En esta vivienda se realizan talleres universitarios, su estructura no es invasiva, al estar construida en una única planta, toda ella flanqueada por grandes cristaleras y ventanales. Antes de la pandemia recibía a unas 2.000 personas al año, todas ellas con permiso especial al ser una propiedad privada. Para Gomis, la casa no se puede trasladar al estar en un enclave único. «Es irrepetible», ha asegurado. «Está vinculada a la sostenibilidad y el respeto al territorio, y esto Aena no lo contempla«, se ha quejado.
A preguntas de MERCA2, Gomis ha afirmado que Aena no se sólo no se ha puesto en contacto con la afectada, sino que tampoco se ha preocupado por dar una salida alternativa al inmueble, único en la arquitectura racionalista de Cataluña. La casa se encontraba junto al antiguo campo de golf de El Prat, trasladado después a Terrassa. Sus vistas hacia al mar, le hacen integrarse en un sitio privilegiado, mientras su fachada, repleta de ojos de vidrio, se asemeja a una bodega antigua. La finca tiene tal espacio, que la linde se encontraría a pocos metros de la ampliación de Aena. El ruido sería insoportable para la inquilina.
Jordi Roig, arquitecto y encargado del mantenimiento, se ha mostrado tajante. «La ampliación convertiría la casa en un cadáver porque la proximidad y el impacto acústico sería de entre 90 y 150 decibelios -al ser los aviones transoceánicos los que usarían este proyecto-. Son dañinos para la salud humana, motivo por el que la casa dejaría de visitarse».