El Coliseo romano, originariamente Anfiteatro Flavio, era un lugar apreciado por los leones que comían cristianos. Allí peleaban también los gladiadores, los mejores tan famosos como Cristiano Ronaldo. Por cierto, al ganar la Champions el Real Madrid le dio un subidón a la autoestima de los españoles, asediados por la corrupción, la ineficacia, la locura y la insensatez.
Un espectáculo reminiscente del romano se ofreció esta semana en la Carrera de San Jerónimo. El cartel de la Moción de Censura lo conformaron Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, los gallos de los dos “viejos” partidos. Otros se situaron alrededor del ruedo. El más decisivo fue el PNV, dándole la victoria al líder socialista, ese mismo PNV que apoyó poco antes los presupuestos de Rajoy. Albert Rivera y Pablo iglesias quedaron desdibujados. Eso quisieron y lograron PP y PSOE.
La moción pasó con el voto de la izquierda radical, de separatistas confesos o potenciales y ese respaldo del PNV que parlamenta en Vitoria con Bildu en favor de un nuevo Estatuto que consagre una nación vasca y su autodeterminación. Antes, cuando ETA, se decía que los catalanes eran los sensatos y que nunca pretenderían la independencia, obteniendo todo lo que pedían. Esos mismos augures afirman ahora que los sensatos son los vascos… ¿De qué nacionalistas puede uno fiarse cuando ignoran el pacto esencial constitutivo de 1978, autonomías en lugar de independencias?
Hace tiempo que Rajoy debiera haberse retirado, especialmente cuando, desde la Moncloa, animó a Bárcenas en la cárcel. Pensó que llegaría a 2020. ¿Podía seguir mirando a otro lado tras el fallo del caso Gürtel? ¿Solo Andrea Levy era capaz de pedir perdón? La sentencia, aunque recurrible, fue simbólica de la elevada corrupción que afecta al PP dirigido por Rajoy desde 2004, siendo previamente un responsable importante del partido. Testificó en un juicio que ignoraba la existencia de una caja “B” en el PP, pero los jueces no le creyeron. ¡Fuerte!
Podría haber obtenido Sánchez el apoyo de Rivera aceptando convocar elecciones enseguida. ¿Por qué no haberse puesto de acuerdo para fomentar un polo centrista de atracción política? Francia y Alemania están en ello, cada uno con su fórmula. Rivera prefería las urnas y devolvernos la voz a los electores. Probablemente muchos lo pensaran también.
Los que han encumbrado a Sánchez estarán prestos a exigir dividendos por su inversión. El PNV, mantener los presupuestos de Rajoy; Iglesias, entrar en el gobierno y, en todo caso, condicionarlo; los separatistas catalanes, que sus pecados mortales se vuelvan veniales o su absolución. Si no convoca elecciones enseguida, el nuevo Presidente del Gobierno tendrá ante sí con solo 85 escaños socialistas una gestión complicada. Si las convoca pronto, le dará la razón a Rivera.
El PP está ahora más enrabietado que cuando Rajoy perdió las elecciones frente a Zapatero y se preparará para cuando llegue la sentencia de los ERE, aunque habrá más sentencias contra corruptos peperos. Ya empieza la guerra interna por la sucesión mariana salvo que Rajoy opte por quedarse e intentar volver. ¿Por eso no dimitió, aunque esa solución era la mejor para el país en opinión de muchos?
El ocaso de Rajoy y de una etapa del PP, como en todo fin de época, puede venir acompañado de inestabilidades diversas. Momento delicado con Cataluña desmadrada y saliendo España de la crisis económica con profundas desigualdades, pero Rajoy tiene mucha responsabilidad en todo ello. Tenía que marcharse. Este viernes la prima de riesgo bajó y la bolsa española subió. Voto de confianza a Sánchez. Ahora debe mantener esa confianza.
Carlos Miranda es Embajador de España