Cuando la economía va mal los problemas de morosidad y la falta de liquidez se ceban con los autónomos. No son pocos los que acaban teniendo que cerrar su negocio no por falta de venta de productos o servicios sino porque no cobran a tiempo o directamente no cobran. Por eso, es importante aplicar algunos trucos para reducir el riesgo de impago.
En el momento actual es algo bastante común que los clientes alarguen al máximo el plazo de pago. Y, cuanto más se retrase el momento de abonar las facturas, más riesgo existe de que estas se queden sin pagar. Lo único que puedes hacer en una situación de este tipo es ser precavido y adoptar medidas para evitarte quedarte sin cobrar.
1Haz un seguimiento de tus facturas
Una buena forma de reducir el riesgo de impago es saber cuánto dinero te deben y quién te lo debe. Normalmente los autónomos no tienen el tiempo necesario para estar al tanto de su contabilidad, lo que puede provocar que te acabes dando cuenta de que tienes una factura impagada cuando llega el momento de presentar las autoliquidaciones de IVA e IRPF.
Lo mejor en estos casos es que dediques algo de tiempo a revisar tu contabilidad y tomes nota de aquellos pagos que se están retrasando. No esperes a que tu cliente pague cuando quiera, si ha pasado un plazo razonable (entre 15 y 30 días), envíale de nuevo una copia de la factura y recuérdale que el pago está pendiente.