sábado, 23 noviembre 2024

Colisión nuclear (y fiscal) entre Endesa e Iberdrola

El futuro energético español se juega en estos momentos. Lo que suceda dentro de 50 años deberá resolverse en la próxima década. Entre los asuntos más delicados se encuentra el funcionamiento y la viabilidad de los siete reactores nucleares que ahora mismo operan en España. El problema es que el Ministerio de Energía, así como los dos principales actores privados, Endesa e Iberdrola, tienen visiones algo alejadas en algunos temas.

Aunque antes de resolver los conflictos, hay que responder a una pregunta: ¿Sería posible prescindir de la producción de origen nuclear a corto o medio plazo sin poner en riesgo la seguridad de suministro, sin aumentar las emisiones y sin incrementar el coste de la electricidad? Por un lado están los que dicen que sí. Es el caso de la Fundación Energías Renovables (FeR), que en su último informe contempla el cierre -inmediato- programado de todas las centrales nucleares por considerarlas insostenibles, medioambientalmente no asumibles y no competitivas para la sociedad.

En el otro bando, el del “no” a esa pregunta (al menos antes de tiempo del apagón que debe haber sobre este tipo de energía), está -por supuesto- el Gobierno, así como Endesa e Iberdrola. Aunque las dos energéticas tienen una visión parcialmente distinta sobre cómo mantener abiertas las centrales nucleares y no morir económicamente en el intento.

El problema es que la decisión definitiva habrá que tomarla justamente dentro de un año. Las centrales de Almaraz I y II, y Vandellós II deberán renovar su licencia de funcionamiento en junio y julio de 2020 respectivamente. Pero la petición de renovación de dicha licencia se debe solicitar al Ejecutivo y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) un año y medio antes. Es decir, en la primavera de 2019.

Ese es el plazo que tienen Endesa e Iberdrola para tomar una decisión. En los dos reactores de Almaraz tienen una participación del 36% y 53%, respectivamente, por un 11% de Gas Natural; y Endesa (72%) e Iberdrola (18%) en Vandellós. Por el momento solo se sabe que la compañía presidida por Borja Prado quiere mantener las centrales abiertas, es decir, solicitarán la renovación de licencias; mientras que fuentes oficiales de Iberdrola aseguran a MERCA2 que no hay ninguna decisión tomada. Ni que quieran renovar, o decidan cerrar las centrales (algo que abriría otro conflicto a cuenta de la gestión de residuos y desmantelamiento de las centrales).

ENDESA, SÍ O SÍ; IBERDROLA EN DUDA

El axioma es muy simple. ¿Se necesitan las centrales nucleares de momento dentro del mix energético español? Sí. ¿Resulta un problema que su cuenta de resultados sea una sangría debido a los costes impositivos? También. Y esto es lo que divide a las dos eléctricas. Fuentes de Endesa aseguran a este medio que la compañía tiene una apuesta clara por la “extensión de la vida útil de las centrales”. Consideran que no puede ser de otra manera como energía que tiene menor impacto para la lucha contra el cambio climático.

¿Y qué pasa con los impuestos? En la compañía dirigida por Borja Prado estiman que, efectivamente, hay una “carga impositiva muy elevada”. Se trata, añaden, de una de las más altas de Europa. No obstante dejan claro que, aunque no se llegase a modificar los conceptos fiscales que gravan a las nucleares, desde Endesa pelearán por renovar las licencias y mantener las centrales en funcionamiento.

Por lo que respecta a su socio nuclear, en Iberdrola tienen otra visión menos optimista de la situación. Aseguran a MERCA2 desde la eléctrica presidida por Ignacio Sánchez Galán que “la carga impositiva es uno de los principales motivos por los que, en estos momentos, el parque de generación nuclear es económicamente insostenible”.

Claman por el hecho de que “las nucleares están operando en pérdidas, por lo que habría que buscar una salida para estas plantas durante el periodo que se considere en la planificación, basada en una retribución regulada razonable que permita su viabilidad, evitando el incremento de coste de suministro y de emisiones de CO2 que un cierre prematuro supondría para los consumidores”.

LOS NÚMEROS QUE DAN RAZONES

¿Realmente es tan problemática la carga impositiva? Repasando las cifras de Iberdrola Generación Nuclear, sociedad para gestionar los activos nucleares que tiene la eléctrica, el margen es bastante importe. En concreto, según datos del registro mercantil recogidos por Insight View, en el ejercicio 2016, último publicado, la facturación ascendió a 950 millones de euros, mientras que el pago en tributos, sumando impuestos y tasas, fue de 419 millones de euros.

Añadiendo los demás costes, el resultado final fue que Iberdrola perdió en su actividad nuclear 309 millones de euros. Por su parte, Endesa, según datos a los que ha accedido MERCA2, pagó más impuestos si cabe, y la cifra se situó en 487 millones de euros. Esto supone que cerca del 50% de sus ventas se van por el sumidero fiscal, motivo de recelo por parte de ambas compañías.

¿Y en el futuro? Fuentes del mercado aseguran que no hay previsión de ganar dinero con esta actividad, y que, por lo tanto, la única aspiración sería ir hacia un equilibrio de cuentas o, al menos, a perder la menor cantidad posible.

¿PERO HABRÁ CIERRE O NO?

Lo que piensa Endesa está claro. Su intención es mantener abiertas las centrales hasta que se produzca el apagón nuclear. ¿Y qué hará Iberdrola? Su presidente quiere cerrar las centrales térmicas de carbón que mantiene en funcionamiento. Sobre eso no hay duda. En cuanto a las nucleares, nunca ha sido tan tajante. Su discurso es que no pueden ser un agujero negro sine die. Pero en el fondo sabe que no puede rehusar cerrar las centrales por dos motivos.

El primero de ellos tiene que ver con el choque frontal de ideas que en estos momentos tiene con el ministro de Energía, Álvaro Nadal. Desde el Gobierno estiman que la nuclear debe seguir siendo el respaldo continuo y necesario hasta que las renovables puedan ofrecer una continuidad permanente en la generación. Además, cuenta con el Boletín Oficial del Estado (BOE) de su parte.

El otro motivo lo ha expuesto hace unos días el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, durante la presentación del último informe anual. “Si todas las centrales paran en un plazo de cuatro años, el desmantelamiento de todas ellas acabaría coincidiendo. Algo que es imposible de realizar en España”.

Por falta de personal y recursos, sobre todo económicos, sería inviable que se produjera un apagón nuclear total y a la vez. Ni siquiera si cesasen su actividad y años más tarde se produjese el desmantelamiento, ese coste de gestión tampoco sería asumible. Por lo tanto, habrá que ver el pulso entre Iberdrola y el Gobierno. Las centrales no se “pueden” cerrar. Pero tampoco pueden mantenerse a pérdidas de por vida. La colusión nuclear está por llegar.


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