BBVA se ha convertido en la entidad de cabecera del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Así, la entidad que preside Carlos Torres se ha adjudicado un contrato público para dar al organismo servicio bancario en materia de gestión y administración de una cuenta corriente para sus «gastos de funcionamiento». Un encargo por el que la firma vasca cobrará cerca de 1.000 euros al mes durante los próximos dos años.
El contrato, además, se artículo por la vía restrictiva en las ofertas. De hecho, al mismo solo se presentaron tres entidades, cuyos nombres no se aportan (aunque podían haber sido Banco Santander y Caixabank, según apuntan fuentes financieras), con las que se contactó a finales de abril. Finalmente, el 12 de mayo el Frob aceptó la oferta del BBVA por ser la más económica. De hecho, el presupuesto inicial era de hasta 48.000 euros, unos 2.000 euros al mes, pero la firma bilbaína lo rebajó hasta los 22.000 euros.
La cantidad total del contrato no es tan importante como el hecho en sí de que los grandes organismos se vean obligados a pagar por unos servicios que, hasta hace relativamente poco, eran gratis. Incluso, en algunos casos, lograban algún ingreso monetario gracias a los intereses que percibían por depositar el efectivo en ellas. De hecho, la propia BBVA ofreció un servicio similar a la CNMV gratis durante varias décadas. El acuerdo se rompió recientemente por la intención del banco de empezar a cobrar por dicho encargo, según explicó el propio regulador.
BBVA, LA SUBIDA DE COMISIONES Y EL CAMBIO DE PARADIGMA
Lo anterior, simple y llanamente, es un cambio de paradigma en toda regla. Así, la política de tipos negativos y exceso de liquidez que ha impuestos el Banco Central Europeo (BCE) que, además, se ha acentuado con la pandemia ha provocado un cambio en la concepción que las entidades tienen de este tipo de cuentas. Antes eran gratuitas y servían para captar clientes, ahora son un estorbo. Al menos, solo aquellas que operan como monedero, para ingresar y gastar pequeñas cantidades de dinero, a las que se les está gravando de manera sistemática.
En el caso de los grandes clientes, aquellos con altos patrimonios o institucionales como el FROB o la CNMV, la banca ha adoptado un pago directo por el uso cotidiano de una cuenta. Cómo se puede ver con el último contrato adscrito. Mientras, en el caso de los particulares las entidades han decidido incrementar las comisiones, hasta niveles muy altos, que son igualmente pagos. Además, tampoco hay alternativa, puesto que la para rebajar esos pagos a cero hace falta “vincularse” con las entidades. Una vinculación que no es más que seguir pagando, aunque por algunos servicios que, probablemente, ningún cliente quería.
En este sentido, BBVA fue el último en mover ficha. Así, la entidad vasca estableció que la comisión de mantenimiento para las cuentas de sus clientes se liquide cada tres meses -los días 15 de marzo, de junio, de septiembre y de diciembre- y el montante oscilará entre los cero, los 15 euros y los 40 euros. Al menos, para los usuarios más pequeños. La condición para llegar al escenario de cero euros incluye: domiciliar una nómina superior a los 800 euros, tener vinculados cinco cargos de recibos; realizar siete compras en cuatro meses con tarjeta de crédito y contratar un producto financiero.