El agua es un elemento básico, universal e imprescindible para la vida humana. Por ello, en los últimos años se ha generado un negocio en España de más de 1.000 millones de euros de facturación en torno al cual grandes empresas como Coca Cola, Danone o Mahou, cuya razón de ser nunca ha sido el agua, están sacando tajada a través de una publicidad engañosa dirigida al consumidor que desconoce el impacto en el medio ambiente y hasta en su propio bolsillo.
El valor de este mercado se situó en 1.245 millones de euros en 2016, con un incremento del 6,9% respecto a 2015, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa. Con estas ventas, parece lógico los movimientos de muchas empresas para entrar en el negocio del conocido ‘oro azul’. Lo más curioso es que muchas de ellas son más conocidas por sus cervezas o yogures.
Es el caso de Mahou-San Miguel. El grupo cuenta con tres manantiales y numerosas marcas (Solán de Cabras, Sierra Natura, Sierras de Jaén y Fuente del Arca). En 2016, su división de aguas creció un 13,6% en sus ventas, que alcanzaron los 2,6 millones de hectolitros. Además, recientemente compró el 51,78% de Aguas del Valle de La Orotava, empresa canaria que comercializa las marcas Fonteide y Los Alpes.
La apuesta de Danone es casi más evidente. Mientras las ventas de su producto estrella, el yogur, se desploman, su división de aguas a nivel mundial creció un 4,7% en 2017, con una subida del 1,4% en el volumen de botellas. Además, se aceleró en la segunda mitad del ejercicio con especial énfasis en Evian, Villavicencio y Lanjarón. En España, la marca cuenta con la filial Agua Danone –propietaria de FontVella y Lanjarón–. Cerró el ejercicio de 2016 con una facturación de 220,3 millones de euros, un 5% más.
Nestlé también mueve ficha. De sacar sus famosas tabletas de chocolates ha pasado a invertir 20 millones de euros en su división de agua, que aquí en España cuenta con Aquarel y Viladrau, entre otras. Pero uno de los casos más claros de los últimos años es el de Coca-Cola y Pepsi, que compensan las caídas en ventas de sus refrescos estrella a base de agua. Coca-Cola comercializará la marca de este liquido embotellada Glacéau Smartwater, además de Aquabona y Vilas del Turbón.
Estas son solo cuatro de las más de 100 empresas que forman parte de este sector, donde más del 97% de la producción corresponde a las aguas minerales naturales; casi un 2%, a las de manantial y el resto a las potables preparadas, según la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (Aneabe).
PRECIO DESORBITADO DEL AGUA
¿Qué hay detrás de una botella de agua? Un auténtico negocio. De media, una botella de un litro de Font Vella o Lanjarón cuesta 0,5 euros. Se recomienda beber entre 2 y 2,5 litros diarios, lo que saldría a entre 1 y 1,5 euros al día gastado en agua embotellada. O lo que es lo mismo, comprar agua de forma diaria es equivalente al precio de un litro de gasolina.
Este gasto, en teoría, no parece suponer mucho. Pero para las grandes compañías embotelladoras el margen de rentabilidad es muy amplio. La asociación italiana ‘Legambiente’ calculó que el agua embotellada tiene un coste medio para las empresas de 2 euros por cada 1.000 litros, es decir, 0,002 euros por litro. Cuando un usuario lo paga a 0,5 euros de media.
Los cálculos de Greenpeace van más allá. “De media 1 metro cúbico de agua (1.000 litros) cuesta un euro. Si compras la misma cantidad en agua embotella de marca blanca puede costar hasta 300 euros”, denuncian, algo que aumentaría el precio en el caso de botellas de marcas de fabricante.
PUBLICIDAD ENGAÑOSA
A golpe de talonario el lobby de este sector ha conseguido vender que el agua embotellada (mineral, de manantial o de abastecimiento preparada) es mejor que el agua de grifo gracias a grandes campañas de publicidad y marketing. De hecho, en algunos casos han sido denunciados por “publicidad engañosa”.
Facua-Consumidores en Acción denunció hace años ante las autoridades de Consumo a Aguas Font Vella y Lanjarón por la campaña publicitaria de Font Vella Ecoligera. La asociación consideó que la empresa incurría en publicidad engañosa al asegurar que el consumo en el hogar de agua envasada de la marca es “económico y ecológico”.
En general, “están trasladando un mensaje aprovechándose del mal sabor del agua en algunas comunidades, sobre todo en zonas de costa. Hay un bombardeo exagerado de cualidades sobre el agua mineral”, explica el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, que considera que es “un elemento de ventaja competitiva”.
Lo cierto es que basta con darse un paseo por un supermercado para comprobar que la mayoría de marcas tratan de inflar las características de este producto con incluso con sabores nuevos. De hecho, en algunos casos el diseño del formato juega un papel fundamental como reclamo. Un ejemplo de ello es el envase de Solán de Cabras.
¿POR QUÉ SE COMPRA AGUA EMBOTELLADA?
Durante la crisis económica el consumo de agua envasada descendió un 20%. De hecho, algunas empresas se vieron abocadas al cierre. ¿El motivo? Ahorrar en la cesta de la compra. El agua envasada cuenta con un sustituto natural, que es el agua de grifo.
Pero, ¿por qué la gente ha vuelto a comprar agua en los supermercados? Por varias razones relacionadas con falsa creencias o una simple cuestión de gustos. “Compro agua embotellada para mi hijo porque es la que recomiendan”, explica Dolores Canal, madre y consumidora ocasional de agua embotellada. Hecho que se repite en muchas familias, aunque en España el agua es 100% segura, según los expertos.
En otros casos, simplemente se debe a una cuestión de sabor y de zonas. Pueblos y zonas de la costa suelen consumir más agua embotellada. Como el caso de Aránzazu Jubrías, una joven que compra cada semana un pack de seis botellas porque en Jadraque (Guadalajara) el “agua de grifo sabe a cloro”.
“En otras zonas de España la gestión es peor y procede de zonas calizas con carbonato cálcico. El problema es el sabor, que es malo”, explica Gonzalo Gutiérrez, técnico de medio ambiente.
Por el contrario, en Madrid siempre se ha dicho que el agua de grifo es el mejor. ¿Por qué? Por dos razones. Tal y como explica el técnico, la primera se debe al origen. El agua proviene de la sierra cuya “composición granítica ofrece pocos minerales (el exceso no es bueno) y pocos carbonatos”. Y la segunda se debe a “la gestión ejemplar del canal de Isabel II”.
Estos mensajes que han calado en la sociedad, no se ajustan a la realidad. “Cualquiera de las dos es apta para el consumo humano ya que pasan por controles de seguridad y sanitarios y cumplen con una legislación. Cualquier agua que no pase esos parámetros es agua no potable”, indica el técnico de medio ambiente.
EL AGUA EMBOTELLADA POCO ECOLÓGICA
El impacto medioambiental del agua embotellada es muy alto. Greenpeace denuncia que al día salen al mercado en España cerca de 50 millones de envases de bebidas, de los cuales 10 millones corresponden a agua. Y de este último dato, el 60% de botellas no se recicla porque acaban en vertederos, basureros o tirados en cualquier lugar del medio ambiente.
“A esta huella medioambiental hay que sumar el hecho de que se necesitan cinco litros de agua para fabricar una botella de agua”, revela Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace España, quien asegura que en algunos casos se ha determinado que el agua embotellada puede contener restos de plástico.
Por ello, desde la organización ecologista plantean un sistema de devolución de envases de plástico a través del cual exista un retorno de una pequeña fianza depositada en el momento de la compra. Algo que Barea recuerda que se hace en cerca de 40 países, pero no en España “porque embotelladoras, distribuidoras y envasadoras no quieren”. Por ello hacen un llamamiento al consumo sostenible por parte de los ciudadanos.
La buena noticia es que hay leyes autonómicas que priorizan el agua de abastecimiento. En Andalucía se aprobó en enero un proyecto de Ley para la Promoción de una Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada a través del cual se obliga a bares y restaurantes a servir gratis agua de grifo. “Si en el hogar comprar agua embotellada es un 1.000% más caro que beber del grifo, en los restaurantes el margen de beneficio es mayor”, denuncian desde Facua.
Al final, el millonario negocio del agua fomentado por el lobby de las multinacionales encuentra una simbiosis perfecta entre publicidad y rentabilidad. Sin embargo, hacer tambalear este negocio millonario es solo cuestión de adoptar hábitos más sostenibles.