miércoles, 11 diciembre 2024

4-M: el despertar de una nación

Histórica, arrolladora, incontestable… son muchos los adjetivos que pueden emplearse para definir la victoria de Isabel Díaz Ayuso y del Partido Popular el pasado 4 de mayo.

El Partido Popular ha sido primera fuerza en los 21 distritos de Madrid, en 176 de los 179 municipios de la región y ha más que duplicado su representación en la Asamblea madrileña superando ampliamente a todos los partidos de izquierda.

El PSOE, por el contrario, cosecha su peor resultado en Madrid desde el inicio de la democracia mientras cae a la tercera posición de la política madrileña

Con una participación histórica del 76,25%, los madrileños han dejado claro que prefieren la baja fiscalidad de los gobiernos populares, que ha permitido ahorrar 15.000 euros en impuestos a cada madrileño, frente al «sablazo fiscal» de la izquierda que con su «armonización» obligaría a los hogares madrileños a pagar 2.000 euros más en impuestos cada año y que elimina de tapadillo la tributación conjunta en el IRPF dejando en la estacada a millones de jubilados y mujeres divorciadas con hijos a cargo.

Han dejado claro que prefieren un modelo de gestión que ha puesto en marcha 12 hospitales públicos en la región frente a aquellos que consideran «innecesario» el Hospital Enfermera Isabel Zendal, por el que han pasado ya 4.000 pacientes rebajando la presión hospitalaria en Madrid.   

Han dejado claro que prefieren un modelo de gestión que ha conjugado la protección de la salud con la protección de la economía y el empleo frente a quiénes obligan a los empresarios y a los autónomos a cerrar sus negocios sin ofrecerles alternativas.

Pero sobretodo, desde la Plaza de la Constitución de Vallecas a las urbanizaciones de Galapagar, de norte a sur y de este a oeste, los madrileños han dejado claro que prefieren libertad y prosperidad frente a la tiranía y a la miseria que nos ofrecen las recetas caducas de la izquierda.

Porque desde que Sánchez e Iglesias sellaron el «pacto del insomnio», en noviembre de 2019, los españoles hemos podido comprobar cómo el Presidente de España ha protegido y amparado una ideología, la comunista, que solo ha traído corrupción, opresión, miseria y muerte a los países en los que se ha implantado.

Una ideología que creíamos ya superada cuando, precisamente en 2019, se cumplían 30 años de la caída del muro de Berlín o que no podría arraigar en una democracia fuerte y consolidada como la española.

Estábamos muy equivocados y, en estos dos, hemos visto el Gobierno de España se ha pactaba con los herederos de ETA y quienes quieren destruir España; atacaba instituciones como la Corona, la judicatura o la prensa que constituyen los pilares básicos sobre los que asienta nuestra democracia; trataba de imponer una forma de pensar y de interpretar la historia; y recortaba libertades y derechos supuestamente para proteger la salud y la vida cuando España es uno de los países que peor ha gestionado la pandemia del mundo.

El 4 de mayo, los madrileños han sido los primeros en mostrar a Sánchez e Iglesias que la sociedad española no permitirá que instauren en nuestro país un régimen inspirado en los más totalitarios y opresores de la historia de la humanidad.

Esperemos que, como en la película que da nombre a este artículo, Sánchez recapacite, recupere los valores de la Transición y no busque continuar el «pacto del insomnio» con los herederos de Podemos porque el cambio ya ha comenzado y si el Presidente persiste en su deriva totalitaria la sociedad española, más pronto que tarde, le mostrará la puerta de salida como ya ha hecho con Pablo Iglesias.


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