Cimic obtuvo un beneficio neto de 100,2 millones de dólares australianos (64 millones de euros) en los tres primeros meses del año, lo que supone una caída del 6,9% respecto al mismo periodo del año pasado, cuando todavía no registró ningún efecto negativo por la crisis sanitaria.
Pese al impacto de la pandemia, la filial australiana de ACS logró contener la caída en los ingresos al 1,2%, tras registrar una facturación de 3.388 millones de dólares (2.180 millones de euros) e incluso aumentar su resultado bruto de explotación (Ebitda) un 8,4%, hasta 200,6 millones de dólares (130 millones de euros).
«Hemos conseguido registrar una mejor evolución del negocio en este primer trimestre del año, con un aumento de los ingresos en el segmento de construcción australiano y en el de servicios, lo que ha impulsado un repunte en las operaciones y en los trabajos de mantenimiento», explica el presidente y consejero delegado de la empresa, Juan Santamaría.
En los primeros tres meses del año, el grupo se ha adjudicado nuevos contratos por un importe conjunto de 3.500 millones de dólares (2.250 millones de euros), por lo que la cartera total se sitúa actualmente en 30.200 millones de dólares (20.000 millones de euros).
La previsión de la compañía continua siendo cerrar el año con un beneficio neto de entre 400 y 430 millones de dólares (257 y 276 millones de euros), apoyándose en los estímulos anunciados por los gobiernos de las regiones en las que opera orientados a las infraestructuras, con amplias oportunidades en proyectos de colaboración público-privada.
En cuanto a la liquidez, es actualmente de 3.700 millones de dólares (2.400 millones de euros), con una deuda bruta de 3.647 millones de dólares (2.340 millones de euros), tras haber firmado un crédito sindicato de rendimiento de 1.400 millones de dólares (900 millones de euros) en este periodo.
«Estamos bien posicionados en mercados en crecimiento, con vientos a favor del gasto en infraestructura de recuperación tras el Covid-19 y nuestro enfoque continúa siendo generar ganancias sostenibles respaldadas en efectivo y adoptar un enfoque riguroso para la licitación, la entrega de proyectos y la gestión de riesgos», concluye Santamaría.