Los datos están ahí: el sector de la hostelería y la restauración tuvo pérdidas por encima de los 67.000 millones de euros. Dicho de otra manera, uno de cada tres bares ha tenido que echar el cierre debido a la pandemia del covid-19 tras caer las ventas un 42%. De ahí que, por ejemplo, los hosteleros estén tramitando 2.000 reclamaciones patrimoniales a las administraciones públicas.
Pero, más allá de la dramática situación que está viviendo la hostelería y la restauración, la onda expansiva está afectando a sus proveedores. Y ahí no se salva nadie: ni el pan, ni el vino, ni la cerveza, ni la Coca-Cola… Productos que eran habituales de sus mesas y barras, y a los que la pandemia les ha arrollado.
Según la Asociación Española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (Asemac), 2020 fue el primer año desde que se fundó en el que se ha producido un enorme descenso tanto en la producción como en la facturación. Así, la producción de masas congeladas de panadería y bollería industrial cayó un 12,4%, situándose en 825.441 toneladas.
En concreto, la caída fue más acusada en la bollería (-16,9%) que en la panadería (-11,3%). Fruto de ello, la facturación cayó un 17,6%, más en bollería (-20,7%) que en panadería (-15,7%). El confinamiento vivido desde el pasado mes de marzo y que duró casi tres meses, el cierre del canal horeca o las restricciones de horario y de público, y la falta de eventos y reuniones fueron algunas de las causas que hundieron sus resultados.
COCA-COLA NO SE SALVA
Además de las causas ya reseñadas, la caída del turismo también ha sido un fuerte varapalo para la hostelería y sus proveedores. Recordemos que España recibió 19 millones de turistas en 2020, la mayor caída de su historia: un 77,3%. En 2019, esa cantidad fue de 83,5 millones.
Junto al pan, la conocida como chispa de la vida no fue ajena. Así, la caída de las ventas en la iberia (España, Portugal y Andorra) de Coca-Cola dobló a la del resto de Europa. En concreto, se desplomó un 22% frente a la media del 11,5% del resto de países del Viejo Continente. Los ingresos fueron de 2.173 millones de euros.
Coca-Cola reconoce que la caída de las ventas fue más intensa en España que en Portugal y Andorra. Incluso las ventas en supermercados, la alternativa, sufrieron. En el súper, son los envases en lata y en botellas de plástico los que abundan en los lineales. Los de cristal son más propios de los bares. Y los refrescos embotellados de cristal de Coca-Cola perdieron el 48% de sus ventas.
MENORES VENTAS DE VINO
Al pan, pan, y al vino, vino. Si el pan y la bollería sintieron la onda expansiva de la hostelería, el vino no se queda atrás. Así, por ejemplo, las ventas de la DO Rioja cayeron un 8,4%. Eso sí, gracias a la exportación (+8%). Porque las ventas de fronteras adentro se desplomaron un 18%, básicamente, por el cierre de la hostelería. Por lo que respecta a otras dos DO, la de Rueda y Ribera del Duero, el descenso fue del 10,47% y del 11,9%, respectivamente.
Poniendo nombre y apellidos a algunas de las bodegas, Barón de Ley vio caer un 24,8% su beneficio “debido al impacto del coronavirus”, según informó a la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV). La cifra de negocios cayó un 4,2% respecto a los ingresos de 2019 (95,7 millones frente a 99,94 millones de euros). Las ventas en España se desinflaron un 10,9%, llegando en el sector de la hostelería hasta el 31%. En el caso de Bodegas Riojanas, sus ganancias se redujeron un 45%. Su facturación fue de 18,5 millones (-8,7% respecto a 2019). Y Osborne vio descender sus ventas un 30%
¿Y la cerveza? Tres cuartos de lo mismo. En el caso de Heineken, en España registró una caída de doble dígito en el volumen de cerveza. El segundo y el cuarto trimestre fueron los que tuvieron un peor comportamiento. En el canal de hostelería, la cervecera holandesa estima una pérdida de volumen de entre el 30% y el 40%.
Por lo que respecta a Mahou San Miguel, logró acabar sin pérdidas. Eso sí, ganó un 98% menos. Sus ventas disminuyeron un 10,5% para situarse en 1.252,8 millones de euros. Si el canal de alimentación creció un 10%, la hostelería tuvo un descenso del 36,4%.
APERITIVOS Y POSTRES
Está claro que, con este panorama, ni el sector de aperitivos se iba a librar de la cornada de la hostelería. Eso sí, ha sido de poca profundidad. Porque el sector que agrupa a las compañías elaboradoras de patatas fritas, frutos secos y snacks incrementó su cifra de negocio un 1,4% durante 2020. En términos de volumen, un 1% más que en 2019.
Eso sí, se trata de datos inferiores a los de años anteriores, en lo que las tasas anuales de crecimiento estaban alrededor del 5% en volumen, y del 6%, en valor. Los ‘culpables’ de este freno fueron las caídas del canal impulso (quioscos, fruterías, panaderías…), del canal horeca, y del vending. En este último caso, el teletrabajo echó el ancla, así como las clases virtuales de las universidades, por poner dos ejemplos. Durante el confinamiento, sobre todo, las ventas se dispararon por encima de los dos dígitos. Se consumió mucho más en casa.
Si el aperitivo es el preámbulo de la comida, el postre es el punto y final. En el caso de Danone, y a nivel global, las ventas cayeron un 6,6%. Los ingresos de productos lácteos disminuyeron un 2,6%; los de nutrición especial, un 4,8%; y el negocio de aguas, un 21%. Como en el pan, el agua, la Coca-Cola y el vino, la ‘cogida’ de la pandemia fue decisiva en sus guarismos.