domingo, 24 noviembre 2024

El simbólico triunfo de La Sexta sobre Telemadrid evidencia el desgaste de la FORTA

Telemadrid ha organizado el único debate con los principales candidatos a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Pero esta situación de ventaja no posibilitó que la cadena dirigida por José Pablo López cayese derrotada en su ámbito geográfico contra La Sexta, que lideró en la capital y alrededores con un 316.000 espectadores y un 12,6% de share.

Telemadrid se conformó con 251.000 seguidores y un 10% de share con el que superó por la mínima en la Comunidad de Madrid a La 1 de TVE, que promedió 247.000 seguidores y 9,9% con el debate moderado por María Rey y Jon Ariztimuño.

La Sexta también ganó con el debate a nivel estatal a La 1 de TVE. La cadena que dirige Antonio García Ferreras promedió un 7,7% con el que superó al 6,7% de la cadena pública y al 1,7% que logró Trece.

MAL SÍNTOMA PARA TELEMADRID

La derrota de Telemadrid es síntoma de que al cadena autonómica no está logrando los números esperados tras cuatro años bajo la dirección de José Pablo López, que tomó las riendas del canal en febrero de 2017 (mes en el que la cadena promedió un 4,4% tras una década de crisis) y ahora ‘tan solo’ ha podido subir la media de la pública hasta el 5,3% (dato de Kantar Meida de marzo de 2021).

Con este dato Telemadrid sigue muy por debajo de la media de la media de las descoloridas autonómicas (FORTA), que el mes pasado consiguieron una media diaria del 8,2% (casi tres puntos más que la madrileña).

Este dato otorga cierta munición a Díaz Ayuso, que en 2019 dejó claro que no tenía a la autonómica entre sus favoritas: «Voy a exigir a Telemadrid, como al resto de organismos públicos que sufragan los ciudadanos con sus impuestos, que justifique las cuentas, que sea un servicio público con audiencia, porque un servicio público sin audiencia no es un servicio público, y le voy a pedir la misma austeridad que al resto».

Telemadrid, según la baronesa ‘popular’, «ya no es un servicio público esencial, luego lo que tiene que demostrar es que tiene ese público, que se ajusta a un presupuesto, teniendo en cuenta que ahora mismo estamos en una situación delicada. Yo tengo que bajar, reducir las listas de espera, me importa seguir reformando el Metro, que tiene una serie de problemas acumulados, tenemos que seguir construyendo colegios… una serie de necesidades evidentes. Las prioridades son las que son».

OTRAS AUTONÓMICAS EN PROBLEMAS

En la catalana TV3 aguardan con expectación la investidura de Pere Aragonès, que sigue sin convertirse en president por las negociaciones encalladas entre su partido, ERC, y sus socios de Junts per Catalunya.

El sorpasso de los republicanos sobre la lista apoyada por Carles Puigdemont podría provocar cambios muy significativos en un canal autonómico controlado durante la última década por CiU y sus herederos. Previsiblemente, Mediapro ganará peso en la parrilla de TV3 gracias a la sintonía entre ERC y Jaume Roures (que también ha recuperado simpatías hacia el Barça tras el triunfo de su avalado Joan Laporta).

CAMBIOS EN ANDALUCÍA

En Canal Sur también se esperan cambios que podrían afectar incluso al nombre del proyecto. Y es que Vox ha pedido a la Junta de Andalucía controlada por el Partido Popular y Ciudadanos que la denominación del canal incluya el nombre de la autonomía.

El gobierno andaluz ha puesto en marcha un Plan de Eficacia, Eficiencia y Racionalidad de la Radio Televisión Pública Andaluza de 2021 que deja claro que «la RTVA procederá a encomendar la elaboración mediante contratación pública de un estudio solvente de entidad independiente relativo a la valoración social, solidez de mercado, y repercusión, arraigo y consolidación de la marca ‘Canal Sur’, así como sus ventajas competitivas y necesidades de mejoras y siendo sus conclusiones uno de los elementos de análisis que se tendrían en cuenta para estudiar la proyección de futuro de la marca.

El estudio analizará «el impacto y la repercusión económica de elevación de costes que ocasionaría un cambio de marca, su afectación en el ámbito de derechos de propiedad intelectual e industria, los efectos que ocasionaría la inherente pérdida de posición competitiva de mercado en el sector audiovisual y de la industria publicitaria y de comunicación comercial; así como los costes de posicionamiento sectorial y de divulgación y conocimiento general que acarrearía una potencial nueva marca.


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