La acción de Euskaltel parece volver a estar de moda en este 2018. Pese a ello, la realidad es que el valor está limitado por una política territorial que choca con un mundo cada vez más globalizado, y es que una posición territorial limita las economías de escala. La decisión de Euskaltel de replicar el experimento de ‘Lezama’ –en referencia a la política del Athletic de Bilbao de fichar solo jugadores vascos– tiene el problema de que es una restricción que la limita frente a sus competidores y la hace más vulnerable. De modo que facilita que otras firmas la engullan, ya sea por compra directa o por avasallamiento.
La cotización de la telco española se ha calentado en lo que va de año, aunque el movimiento viene de más atrás, en concreto desde el último trimestre de 2017. Norges Bank aumentó su presencia casi un 50%. Cobas, el fondo del icónico inversor Francisco García Paramés, también aumentó su presencia en la compañía en un 45%. El también renombrado fondo Azvalor decidió apostar fuerte por Euskaltel. El último en apuntarse ha sido Capital Research, filial de Capital Group, que ha sorprendido al aflorar hasta un 5,12% del capital de la operadora.
El repunte de la cotización de Euskaltel no debe ocultar su realidad: no hay más potencial en la compañía que recuperar algo del terreno perdido
La voracidad de los fondos o el repunte de la cotización de Euskaltel no debe ocultar su realidad: no hay más potencial en la compañía que recuperar algo del terreno perdido. Se debe recordar que la acción inició su periplo en los 9,5 euros, y pese al despegue en la actualidad lucha por superar los 8 euros. Una situación que choca con otro tipo de política de expansión como la que ha llevado a cabo MásMóvil.
La evolución de la acción de Euskaltel se puede estudiar desde dos distintos ángulos que terminan por cuadrar; malo sería que no lo hicieran. Por un lado el análisis técnico –esto es, la evolución de la cotización en referencia a las figuras que dibuja–, por otro el fundamental –enfocado al valor real de la compañía a años vista–. Ambos coincidieron en diagnóstico a finales de 2017, cuando la compañía marcó mínimos históricos, en torno a los 6,38 euros por acción.
De media, los análisis técnicos le daban un potencial de crecimiento de entre el 30 y el 40%. Así lo leyeron también los inversores en fundamentales, como son Cobas o Azvalor, que entraron con fuerza en ese mismo espacio temporal. En la actualidad, tras un rebote, una corrección y otro rebote, la acción ya ha avanzado un 25,8%. Cifra que la pone en línea con las predicciones de ambos. El detalle, o el problema, es que la acción ha perdido algo más de un 30% de su valor en 2017, por lo que simplemente está recuperando su ‘precio normal’ de 2017.
En definitiva, el mayor potencial para la firma –las recomendaciones de la banca de inversión la rebajan de los ocho euros– es estabilizarse en un punto entre un 13 y 15% inferior a su precio de salida. Es el precio a pagar por una política muy centralizada en lo local. Euskaltel ha fortalecido su presencia en el norte y nada más. Tras la compra de la gallega Cable R y de la asturiana Telecable, el operador se ha posicionado en Cantabria, La Rioja, País Vasco, Navarra y Castilla y León. La verticalidad geográfica de Euskaltel, en un mundo globalizado, limita su posibilidad de generar economías de escala y con ello su potencial de crecimiento.
LIMITACIONES Y ESTANCAMIENTO DE EUSKALTEL
El ‘Síndrome de Lezama’ de Euskaltel ha empezado a dar muestras de sus limitaciones. La principal nota en las cuentas presentadas trimestre a trimestre por Euskaltel es de mantener la línea con ligeras caídas. Por el momento, ni en 2017 ni las proyecciones de este año acercan a la firma a los 750 millones, Bloomberg estima que se alcancen los 646 en 2018, que se esperaba ingresar con su liderazgo en el norte. El principal problema es que su volumen de clientes está en retroceso. Desde enero de 2017 y marzo de 2018 ha perdido casi un 3% de los clientes fijos residenciales. Además, por trimestres parecía que el ritmo de pérdidas iba en aumento, de hecho, en el último trimestre de 2017 perdió casi tres veces más de clientes residenciales que el primer trimestre del mismo año. En 2018, la tendencia parece neutralizarse –crecieron levemente–, pero no remontar.
Además, según las mismas cuentas que presentó la compañía respecto al primer trimestre de 2018, en la orientación a empresas tampoco despega. Más bien todo lo contrario. Los clientes fijos en el segmento de negocios caen, la evolución de clientes y pymes también está en retroceso y todo ello provoca una caída del Arpu.
EUSKALTEL: “EL REY EN EL NORTE”
Obviamente, en el modelo ideado por Euskaltel existen ciertas fortalezas que contrarrestan en cierto modo a las desventajas. En primer lugar, el valor de marca de Euskaltel gana potencia bajo su propia definición de “operador líder en el norte”. Quizás ese valor que intenta promover busca afianzar las relaciones con una clientela, que al igual que pasa con el Athletic, tiene mayor calado en la población vasca que en otros territorios, efectos del nacionalismo latente quizás.
En definitiva, hacer partícipes de una marca a una población termina por afianzar dicha relación y supone una barrera de entrada muy grande. Ello genera un volumen de ingresos recurrente –uno de los ejemplos que expuso Cobas en su entrada en la compañía– apetitoso para muchos fondos que es difícil que fluctúe en el tiempo. Tampoco hacía arriba, obviamente.
El último elemento es que al estar acotada su zona de acción sus inversiones son más pequeñas y controladas. Por lo que, a ingresos recurrentes e inversiones más modestas se genera un flujo de caja sólido que a su vez ofrece jugosos dividendos. Pese a ello, esa solidez también termina por contraerse poco a poco. En 2018, pese a que la mayor deuda solo consumió un 1,67% más de caja, el flujo de caja libre en el desagregado –en el anexo de las cuentas– fue un 5,4% inferior.