Era una espinita que Francisco González, presidente de BBVA, tenía clavada. ¿Su nombre? Brasil. Así lo manifestó en diferentes ocasiones en las que dejó claro que el país sudamericano era su “asignatura pendiente”.
Fue en 2008 cuando BBVA abandonó el país carioca tras desprenderse del 5% que tenía en Bradesco. Pero, al igual que el general estadounidense McArthur marchó de las Islas Filipinas en 1942, y dijo su lapidaria frase de “volveré” (cosa que hizo dos años después), Francisco González dejó claro que “nos gustaría volver en algún momento, y volveremos”.
Dicho y hecho. BBVA, una década después, acaba de poner su particular pica en Flandes en el banco Neon que opera en Brasil sólo a través del teléfono móvil. ¿Montante de la operación? 22 millones de euros. ¿Brazo ejecutor? El fondo para inversiones de BBVA en fintech: Propel. No lo ha hecho a pecho descubierto. La ronda de financiación también cuenta con la colaboración de otros inversores como Monashees, Quona Capital, Omidyar Network, Tera y Yellow Ventures.
La cartera de Neon, en solo dos años de vida, supera los 600.000 clientes. Espera llegar al millón a fin de año
Las dotes de pitoniso de Francisco González preveían, tras la salida de Bradesco, que la entidad iba a regresar, y lo haría a lomos de un caballo llamado internet. ¿Por qué? Primero, por el ahorro de costes de capital. Una política que ya ha llevado a cabo antes en Reino Unido con Atom, en Finlandia (Holvi) y en Alemania (SolarisBank). Y, segundo, porque Brasil es una de las economías con mayor potencial de crecimiento. Como dijo McArthur: “No hay seguridad en esta tierra, sólo hay oportunidad”.
BBVA Y UNA MALA DECISIÓN
Fundada a mediados de 2016, Neon ha acumulado en este corto periodo de tiempo una cartera que supera los 600.000 clientes. Sus productos incluyen desde una cuenta digital, hasta una tarjeta sin comisiones y una cuenta de inversión. ¿Objetivo? Conseguir la mágica cifra del millón de usuarios a finales de 2018.
Cifras aparte, el desembarco de la entidad presidida por el banquero gallego nacido en Chantada ha tenido algo de morriña… y también algo de envidia. ¿De quién? De Banco Santander. La entidad presidida por Ana Botín sigue cosechando buenos resultados en Brasil. “2018 ha empezado bien, con aumento del beneficio a doble dígito por los buenos resultados de Brasil, España y México, y una mejor evolución de Estados Unidos”, afirmó la presidenta de la entidad de la llama roja al presentar los últimos resultados.
Recapitulemos: Banco Santander consiguió en Brasil un beneficio atribuido de 677 millones de euros en el primer trimestre de 2018 (+27% en euros constantes). La facturación de crédito creció un 25% interanual, y los clientes vinculados y digitales hicieron lo propio un 25% y un 33%, respectivamente.
Los créditos de Banco Santander en Brasil aumentaron un 11% interanual, sobre todo en particulares (21%), financiación al consumo (26%) y pymes (11%). Los recursos se incrementaron un 28% interanual, sobre todo por los depósitos a plazo (67%) y los fondos de inversión (12%). Y, por último, las comisiones tuvieron un fuerte crecimiento (17%), a la par que hubo mejoras en el coste del crédito, la ratio de mora y la cobertura.
Sin duda, la salida de Brasil fue una mala decisión que ha traído por la calle de la amargura a los moradores del edificio de la vela. Ahora en BBVA intentan enmendar el entuerto. Ya lo dice el refrán español: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Es decir, si ves indicios de que va a pasar algo, prepárate para que no te pille desprevenido. Y BBVA no quiere tropezar dos veces en la misma piedra.