Entrar, salir y pasar desapercibidos. Esta es la función de los DEPAS, más conocidos como los antidisturbios del SAMUR. Aunque ellos reniegan de esa figura. «Nosotros sólo trabajamos en los disturbios», afirma María del Carmen Castillo, jefa de la unidad. Son la élite del Servicio de Emergencias de Madrid y este mes de julio cumplen 10 años. Una unidad desconocida integrada por quienes más peligro corren.
Visto y no visto. Así es como actúan los 113 miembros de los antidisturbios del SAMUR. Sus intervenciones son tan rápidas que en muchas ocasiones pasan inadvertidos. Pero la realidad es que la labor de estos sanitarios y voluntarios es muy importante en situaciones de riesgo.
Esta aventura la comenzaron cuatro mandos y 15 personas. A día de hoy existen 113 miembros de DEPAS -40 de ellos funcionarios-. El crecimiento es sólo una respuesta al aumento de servicios preventivos que tienen lugar en la capital de España. Partidos de fútbol, conciertos, manifestaciones, reyertas… En todos estos escenarios trabaja esta unidad experta en atención y evacuación de heridos en disturbios. Su cometido es llegar cómo sea al lugar de los hechos y abandonar el lugar del conflicto con el herido.
Aunque son un agente más en los escenarios de máxima tensión, los miembros de DEPAS recelan de su asociación con la figura del antidisturbio. «Nosotros no repelemos ningún ataque, sólo atendemos a los heridos que se puedan generar en una situación de tensión o de conflicto», afirma Castillo. En este sentido, la jefa de DEPAS explica que realizan muchos servicios donde ni siquiera están presentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Esto no significa que no tengan un gran respeto por estas unidades de la Policía Nacional y de la Policía Municipal de Madrid, todo los contrario. De hecho, mucha de la formación que reciben los sanitarios y voluntarios de DEPAS es impartida por la UIP o la UPR de la Policía Nacional. Los cursos impartidos por estas unidades de CNP es sólo una consecuencia de las relación estrecha que existe entre ellos y DEPAS.
«En un servicio preventivo o programado estamos coordinados con el mando del operativo policial. Lo más complicado es cuando la actuación es sobrevenida. Es decir, incidentes que han surgido de manera imprevista. Aquí es más difícil encontrar al máximo responsable policial porque su prioridad es controlar los incidentes», explica Castiillo.
Su asociación con la figura del antidisturbio no sólo guarda relación con su formación, también con su uniformación. Un chaleco antifragmentación, un casco, un botiquín multifunción y una camilla a la espalda. Esto y mucho valor, determinación y disciplina son las herramientas de los sanitarios y voluntarios de los DEPAS.
A pesar de su vestimenta y de su relación con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, su objetivo es bien distinto. «Nuestra imagen no ha de ser de fuerza. Nuestra imagen ha de ser de ayuda. No entramos con la fuerza, utilizamos el por favor», explica Bravo. Por este motivo, los vehículos de estas unidades son como cualquier otro del SAMUR. No queremos tener mallas protectoras como pueden tener los furgones de la UIP, porque eso genera tensión en la gente«, prosigue este voluntario de DEPAS.
NEGOCIADORES EN SITUACIONES DE TENSIÓN
En este sentido, defienden su condición de bálsamo en situaciones críticas. Lo normal es encontrar a los miembros de esta unidad siempre detrás de los efectivos policiales, pero en alguna ocasión estos últimos los han utilizado de manera estratégica. «Hay veces que cuando se produce violencia verbal y los antidisturbios policiales no lo ven claro, nos ponen delante para calmar la situación. Muchas veces funciona porque la gente no tiene mucho respeto. Tenemos mucha figura de negociador», explica Bravo.
FORMACIÓN EN ATAQUES TERRORISTAS
Dentro de las 113 personas que conforman la unidad, 40 de ellas son funcionarias. Son precisamente éstas las únicas que tienen acceso al material más exclusiva de DEPAS, el equipamiento táctico. Un chaleco, un casco antibalas y una chaqueta negra -por petición expresa de la Policía Nacional- son los elementos de esta espectacular uniforme. Este equipamiento sólo es necesario en situaciones de atentado terrorista o situaciones de peligro extremo. Por este motivo, todavía no ha tenido que ser utilizado.
«Tenemos 10 chalecos y 10 cascos de este tipo, pero por el momento no han salido del almacén. Debemos estar preparados para lo peor, pero esperemos que no tengamos que hacer uso de ellos», afirma Castillo.
En Barcelona, desgraciadamente sí han tenido que utilizar este material en los ataques yihadistas de Las Ramblas del año 2017. En esta ocasión fue la unidad ORCA -que tiene un relación directa con los Mossos d’Esquadra- los que tuvieron que usarlo para atender a todos los heridos.
ÚNICOS EN ESPAÑA
Precisamente es esta unidad catalana la única que guarda semejanza con la del SAMUR. «Es cierto que en otras comunidades autónomas nos han preguntado por DEPAS y se han interesado en nuestra manera de trabajar, pero de momento sólo nosotros y ORCA -aunque de manera distinta porque ellos sí dependen de manera directa de la Policía- trabajamos en España», afirma Juan José Giménez, jefe de la unidad de Servicios programados y procedimientos especiales del SAMUR.
¿EL FUTURO? MÁS FUNCIONARIOS
El futuro de esta unidad está en manos de la administración local. «Buscamos un objetivo real que es conseguir personal de guardia 24 horas. Es algo que tiene que llegar. Estamos a la espera que entre gente nueva, más funcionarios», explica Giménez.
«Hay que estar preparado para cualquier situación por rocambolesca que parezca. Si en el Bernabéu o en el Metropolitano hay un jaleo importante lo que no puedes es improvisar. Tu diseñas un plan estratégico para responder» prosigue Giménez.
Respecto al futuro más inmediato, San Isidro, el festival MadCool y el Mundial son los retos que otean en el horizonte de esta unidad. «Madrid es una ciudad que no duerme y siempre tiene un evento, una manifestación…», afirma la jefa de los DEPAS.