La nueva Unicaja es ya (prácticamente) una realidad. Así, los votos a favor de los accionistas de la entidad malagueña y Liberbank, en sus respectivas juntas extraordinarias, dieron ‘luz verde’ al proceso de fusión. Pero el largo recorrido del que será el quinto mayor banco del país no ha hecho más que comenzar. De hecho, la firma nace con un sinfín de retos por delante como el acoplamiento de las plantillas o la creciente competencia digital. Pero será en el contexto de ganar mayor poder en la estructura del banco donde la batalla (interna) promete ser más tenaz.
Entre las principales figuras sobresalen, obviamente, dos nombres: Manuel Azuaga, que continuará como presidente ejecutivo de Unicaja, y Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank un cargo que desempeñará también en la entidad resultante. Ambos serán los únicos cargos ejecutivos, esto es poder real de decisión y dirección, dentro del Consejo y parten con una desventaja inicial. El primero solo puede ostentar ese cargo durante dos años, según los criterios establecidos por el BCE, mientras que al segundo se le intenta limitar desde el núcleo duro malagueño.
De hecho, algunos de los nuevos poderes que ostentará Menéndez como consejero delegado no aparecían en el Estatuto de Unicaja y han tenido que ser añadidos posteriormente. Aunque eso sí, a petición del experto independiente encargado de velar por el cumplimiento de la Ley sobre Modificaciones Estructurales de las Sociedades Mercantiles designado por el Registro Mercantil de Málaga y no como iniciativa de la Junta de la entidad andaluza. Un hecho, que más allá de parecer anecdótico, pone en cuestión las rigideces con la figura del consejero delegado.
MENÉNDEZ GANARÁ MÁS PODER TRAS LOS CAMBIOS EN LOS ESTATUTOS DE UNICAJA
Así, el experto independiente a lo largo de su informe propuso una serie de modificaciones estatutarias a la Junta General de Accionistas de Unicaja que han sido aprobadas, finalmente, este pasado miércoles 31 de marzo. Entre las emitidas por la autoridad destacan un par de ellas destinadas a que Menéndez, en su condición de consejero delegado, pueda adquirir un poder que antes no estaba previsto. En concreto, sobresalen los cambios ejecutados sobre el artículo 23 referente a la «Delegación de facultades del Consejo de Administración. Comisiones del consejo».
En el punto uno del mismo, la modificación propuesta por el experto independiente ha sido el de añadir la figura de un único consejero delegado dentro de la delegación permanente de facultades del Consejo de Administración. Así, antes de la sugerencia solo recaía en «el presidente, la Comisión Ejecutiva, en uno o varios vicepresidentes o en uno o varios consejeros delegados». Mientras que el texto reformado queda de la siguiente manera: «La delegación permanente de facultades del Consejo de Administración en el presidente, en el consejero delegado y en la Comisión Ejecutiva«.
El siguiente cambio se produce a continuación en el punto dos. La modificación, de nuevo, consiste en precisar que la entidad solo contará con un Ceo en el futuro. De hecho, la primera frase del texto primigenio señala que «el Consejo podrá designar de su seno uno o varios consejeros delegados, otorgándoles las facultades que estime conveniente», mientras que en el Estatuto aprobado se puede leer «el Consejo designará en todo caso un Consejero Delegado, otorgándole las facultades que estime conveniente».
AZUAGA BATALLARÁ DOS AÑOS PARA REEQUILIBRAR LOS PODERES
Por último, se produce una modificación en el artículo 24 de los Estatutos, que describe las funciones y poderes de ‘La Comisión Ejecutiva’ de Unicaja, para dar ese tipo de poderes a Menéndez. Así, antes de la fusión «la Comisión Ejecutiva estará compuesta por un mínimo de 5 y un máximo de 7 consejeros. El presidente del Consejo de Administración será, asimismo, presidente de la Comisión Ejecutiva», según el primer texto. Mientras que, de nuevo, el texto refundido incluye la presencia del Ceo: «La Comisión Ejecutiva estará compuesta por un mínimo de 5 y un máximo de 7 consejeros. El presidente del Consejo de Administración será presidente de la Comisión Ejecutiva, formando asimismo parte de la misma el Consejero Delegado».
En definitiva, Menéndez ha logrado, en parte, su primer objetivo en la fusión: ostentar un enorme poder en la nueva entidad. De hecho, las ambiciones del consejero delegado de Liberbank de cara a su papel en el nuevo banco fue una de las razones de la primera ruptura entre ambas hace un par de años. Ahora, esa pretensión ya está lograda. Aunque no del todo, ya que Azuaga también logra mantener ese papel de ejecutivo, en este caso presidente ejecutivo, y servirá de contrapeso en los próximos años.
Pero no durará mucho, ya que el propio Azuaga se ha comprometido a dejar su cargo de ejecutivo en 2023, cuando cumpla 75 años, para cumplir con los esquemas de gobernanza pedido por el BCE. Para entonces el núcleo duro de la entidad malagueña, la propia Fundación Unicaja, deberá haber encontrado una solución para el peso ganado por Menéndez en la fusión. Un escenario de batalla interna que se acrecentará a medida que se acerque la fecha clave.