La nueva CaixaBank tendrá presencia física en 299 municipios en los que no existe ninguna otra sucursal de una entidad financiera competidora, si bien podrá cerrar las oficinas en las que el número de clientes se reduzca por debajo de los 400.
También tiene permiso para bajar la persiana en las oficinas en las que en el momento en el que Competencia le otorgó la autorización -lo que ocurrió este mismo martes- tuvieran menos de 400 clientes y el número se reduzca posteriormente en un 20%.
Para que la autoridad que preside Cani Fernández le haya dado el visto bueno a la fusión por absorción de Bankia por CaixaBank, el grupo resultante se ha comprometido a cumplir una serie de compromisos para solventar algunos riesgos de competencia observados en determinadas áreas, sobre todo en los negocios de banca minorista.
Uno de ellos es que la nueva CaixaBank se compromete a no abandonar, como resultado de la operación, ningún municipio en el que actualmente no haya más oficinas que una de propiedad de CaixaBank o una de Bankia, situación que se da en 299 áreas locales entre ambos bancos.
De este modo, se entendería que CaixaBank ha abandonado un municipio si tras la fusión, que ya ha obtenido todas las autorizaciones y cuyo canje de acciones se realizará el próximo viernes, cierra las oficinas bancarias de un municipio afectado por la falta de presencia de otras entidades financieras.
No obstante, el banco cuenta con excepciones que le permitirían esquivar el compromiso del mantenimiento de la presencia física, tal y como recoge el documento que reúne todas las obligaciones asumidas consultado por Europa Press.
Además del umbral de los 400 clientes por oficina o la pérdida de un 20% de clientes en los municipios en los que se encontraba por debajo de ese nivel en el momento de la autorización, la nueva CaixaBank podrá cerrar sucursales en caso de que un banco competidor se asiente en la zona local perjudicada o incluso en caso de que se establezca un agente financiero, también de otro banco.