Telefónica lleva un lustro peleando contra todos los operadores como gato panza arriba. Primero tuvo que reponerse a las fusiones de Jazztel y Orange, y Ono y Vodafone, con la consiguiente presión comercial. Luego hizo frente a la entrada de MásMóvil en el tablero, un rival que no tenía nada que perder. Ahora le toca lidiar con una nueva consolidación que dejará un rival más competitivo y un nuevo cuarto operador. Todo eso repercute en unos números que cuesta mantener en verde.
El tablero de las fusiones está en marcha. Las principales casas de análisis descuentan una posible unión de MásMóvil y Vodafone. Aunque los principales protagonistas rehúsan pronunciarse de forma clara al respecto, la realidad de las telecos españolas sugiere la necesidad de un proceso de consolidación lo antes posible. Los márgenes no aguantan más. Y Telefónica es un ejemplo.
Desde 2017 en España se han creado 1,3 millones de nuevas líneas de banda ancha, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En este periodo de tiempo, la compañía dirigida por José María Álvarez-Pallete no ha podido aumentar su base de clientes. La cifra ha sido plana, incluso de detecta una leve caída de 80.000 abonados.
En su transformación tecnológica, Telefónica ha soltado 1,3 millones de clientes con ADSL desde 2017, para meter en su red de fibra a 1,1 millones de abonados. De nuevo, ha conseguido trazar un trasvase que le deja plano. Igual que la captación de clientes de TV, que apenas ha tenido un repunte cercano a los 90.000 usuarios.
Por lo que respecta a los ingresos minoristas, al cierre de 2020 la cifra se elevó a los 9.906 M€, una cifra pareja a la de 2017. Una situación que marca un escenario complicado. Esto significa que los clientes que se han captado entran con tarifas que no mejoran el ticket medio de los abonados dentro del operador. El mejor indicador para evaluar la guerra de precios del último lustro.
TELEFÓNICA ANTE EL ‘FUSIONAZO’
Un reciente informe de Barclays que analiza los resultados de la compañía, así como los movimientos que se prevén en Latam, habla sobre el futuro de Telefónica en mitad de la consolidación que se dará en el mercado español.
El balance es positivo para el operador azul. Asumen que ante una hipotética fusión entre MásMóvil y Vodafone, o incluso ante una que tuviera como protagonista a Orange, supondría una reducción sustancial en el número de competidores. Eso, evalúan, tornaría en un contexto competitivo distinto. Uno, al menos, que no sea tan desfavorable para Telefónica.
Pero la compañía comandada por Emilio Gayo en España barrunta que estos análisis taponan la posibilidad de que aparezca un nuevo cuarto operador que agite de nuevo el sector. Incluso, tal y como publica esta semana MERCA2, la regulación mayorista está en contra de Telefónica.
El resultado final es que habría de nuevo entre 4 y 5 compañías compitiendo por un trozo del pastel cada vez más pequeño. Y no solo en los servicios de telefonía. Desde hace varios meses todos los operadores se han volcado en agregar servicios añadidos dentro de su portafolio para convencer a los clientes de que no abandonen la compañía.
Seguros, electricidad, salud… mismas estrategias de captación, de retención; y ofertas miméticas de telefonía, televisión, movilidad… Eso en un mercado donde en los últimos cuatros años se han creado 1,3 millones de líneas de banda ancha. A repartir entre una media docena de operadores con gran presencia en España, y compañías locales, así como operadores virtuales (OMV) que también juegan su papel.
Y esta tormenta llega a las puertas del 5G, donde Telefónica lleva invertidos muchos millones de euros para tener una buena red, futuros casos de éxito que ofrezcan rentabilidad y, de nuevo, un puñado de competidores ajustando los precios. Por ejemplo, en las últimas semanas tanto Orange como Vodafone han revisado sus tarifas 5G en el segmento prepago. Un nicho pequeño, sin mucha relevancia sobre la caja; pero en estos momentos cualquier cliente cuenta.