miércoles, 23 octubre 2024

Endesa y sus mantras: prodividendo y pronuclear

Endesa ha llevado a cabo su Junta de Accionistas rodeada, y nunca mejor dicho, de una fuerte tensión laboral. A las puertas de su sede se agolpaban decenas de sindicalistas reivindicando la pérdida de control que está teniendo su compañía frente a su dueña, la italiana Enel. Pero la eléctrica se sacude esas críticas con una fuerza en bolsa por encima del sector; y unas ideas muy claras con respecto a la transición energética.

El propio presidente de la compañía, Borja Prado, ha tenido palabras de agradecimiento para su equipo directivo ante los tiempos “convulsos y difíciles” que se han vivido. Todo ello como preludio del batallón de datos positivos que ha ofrecido sobre Endesa.

Uno de los puntos más destacados, sobre todo para los accionistas, es que Endesa establece el reparto de dividendos sobre el 100% del beneficio ordinario neto en los ejercicios 2017-20. De este modo, Prado ha presentado en la Junta una propuesta de dividendo para 2018 de 1,38 euros por acción, un 4% superior al dividendo repartido con cargo al ejercicio 2016.

RENOVABLES Y CONFLICTO NUCLEAR

En materia energética, el presidente de Endesa ha puesto especial énfasis en la inversión en energías renovables. Ha señalado que, en estos momentos, se pretende aumentar el actual parque que ya ha superado los 1.700 MW. Del mismo modo, consideran que la generación térmica continúa siendo un elemento indispensable para la transición de fuentes emisoras de CO2 a fuentes limpias.

Sobre la actual polémica nuclear, Borja Prado ha aseverado que tienen una posición de diálogo junto con los organismos reguladores competentes. Para ello, su apuesta es la extensión de la vida útil de las centrales nucleares; algo, estima, supone un pilar fundamental para garantizar la seguridad de suministro eléctrico a medio plazo.

En esa misma línea, cuando ha tomado la palabra el consejero delegado de la eléctrica, José Bogas, ha ido más allá al asegurar que es “imprescindible” la extensión de la operación de las centrales nucleares hasta los 50 o 60 años, al igual que han hecho los países del entorno.


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