Las de Semana Santa 2021 son unas fechas marcadas con doble círculo en el calendario de los fieles que no pudieron disfrutar de la tradicional celebración el pasado año. Esperábamos que las uvas de Nochevieja pusieran fin al sinsentido que gobernaba el mundo, pero tres meses después de año nuevo la pandemia sigue vigente, por lo que esta Semana Santa pondrá a prueba las capacidades tecnológicas de una Iglesia que lleva años encaminada hacia la digitalización, aunque de forma progresiva.
No solo parroquias y fundaciones religiosas han ido adoptando métodos de pago digital, (Bizum, PayPal o tarjetas), y se han abierto perfiles en redes sociales: algunas iglesias son conscientes de que es más necesario que nunca poder hacer llegar una experiencia lo más completa posible a los cristianos, para que celebren desde sus casas una ceremonia que este año no podrá materializarse en procesiones o misas multitudinarias. Así, los pasionales de Semana Santa confinados no solo podrán recurrir a La 2 de TVE, sino explorar territorio en YouTube y canales online.
Es el caso de la Iglesia de San Antón en el barrio de Chueca (Madrid), que tras muchos años liderando la digitalización de estos centros con wifi y conexiones en directo con el Vaticano, abre un streaming con el que ver y escuchar en directo lo que ocurre en su interior las 24 horas. Pero también el de la famosa parroquia de Santa María de Caná, en el exclusivo municipio madrileño de Pozuelo de Alarzón, el más caro de España, que distribuye sus servicios religiosos por multitud de canales diferentes.
Publica las homilías y preceptos en audio por Spotify, emite en directo sus misas por YouTube (36.000 suscriptores), e invita a los fieles a unirse a grupos de WhatsApp o Telegram en los que recibir la «palabra de vida» o meditaciones diarias del Padre Jesús Higueras, en contexto de unos templos con aforo reducido.
En su grupo de Telegram, concretamente, hay casi 1.000 personas dentro al momento de redactar este artículo, una cifra envidiable para ser una organización religiosa local. Para WhatsApp, conscientes de los beneficios de vitalizar su mensaje, incluyen un botón en su web con el que el usuario puede compartir fácilmente una invitación al grupo con sus contactos. Además, la pulcra y sofisticada web oficial de la parroquia ofrece la opción de escuchar estas grabaciones a través de Amazon Alexa o Google Assistant.
La limpieza visual de la web de esta parroquia demuestra un decidido cuidado y compromiso hacia el apartado online del centro, que aún no muchas iglesias sitúan como prioridad. La de Pozuelo también emite las «velas» de todos los jueves, una hora de adoración al Señor por Spotify y YouTube. Se trata de una iglesia con suficientes recursos como para permitirse ir un paso más allá en la labor evangelizadora: cuentan también con un grupo de WhatsApp para universitarios y publican vídeos especiales para jóvenes interesados en la religión.
Respecto a los donativos, la parroquia ha asumido las nuevas vías que también han adoptado otros centros y multitud de fundaciones religiosas. El Bizum se presenta como una forma rápida y fácil de mandar dinero, sirviendo como cepillo digital. Como recoge este diario, fue Banco Sabadell el que lideró el despliegue de máquinas contactless en estos centros, con las que los interesados pueden aportar dinero con tarjeta, móvil o reloj inteligente, y CaixaBank quien promovió el simplificado método Bizum. El número para realizar estos donativos digitales se encuentra bien visible en la descripción de todos los vídeos de YouTube de Santa María de Caná, así como en su web.
Paralelamente, el micromecenazgo y el crowdfunding orientado a la Iglesia sigue evolucionando, con la startup estadounidense Pushpay a punto de celebrar en mayo una jornada digital llamada Church Disrupt 2021 dedicada a los «líderes sobre el futuro de la tecnología eclesiástica».
Internet ha ido evolucionando desde su creación hasta convertirse, en la actualidad, en un espacio que utilizan empresas, creadores y grupos para crear comunidad. Algo similar ocurre con la Iglesia, que ve en la red una forma de generar vínculos en una época de pandemia que pide reducir el contacto físico.
Aún así, es cierto que en muchos grupos de WhatsApp y Telegram de parroquias o grupos religiosos solo los administradores pueden enviar mensajes, por lo que no es posible la conversación casual en estos canales. Puede ser cuestión de tiempo que redes como Discord o Twitch empiecen a servir a este colectivo; en Discord, plataforma de chat temáticos, ya se encuentran grupos como «Jóvenes Cristianos», con 96 miembros, o el estadounidense «Christianity», con 1,014 integrantes.
LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DE CANÁ, EL SILICON VALLEY CRISTIANO
Precisamente, son los jóvenes los que encuentran la forma de usar las nuevas tecnologías para unir a los fieles: la Parroquia de Santa María de Caná es toda una máquina de emprendedores cristianos. Esta iglesia cuenta con una activa asociación juvenil que ha presentado el proyecto «Minoría creativa», una moderna hoja de ruta con la que la parroquia pretende acercar a los jóvenes a Jesús. Puede consultarse en este enlace.
de se trata de un centro neurálgico y creativo para nuevas generaciones que modernizan la fe con su talento natural. Son jóvenes los que pusieron a punto la web del templo madrileño con la misión de «acercar la parroquia a los que no pueden salir de casa», por lo que se entiende que este portal digital esté tan optimizado.
Pero también destaca el proyecto de unos veinteañeros que difunden la palabra de Dios en Instagram (@_wecat_ tiene 2.664 seguidores y sus propulsores son jóvenes asiduos a esta parroquia, que resuelven «dudas relacionadas con la fe con razonamientos de gente joven» y también llevan hasta 29 grupos de WhatsApp), o el del canal de YouTube It’sTimeToThink (con casi 6.000 suscriptores, y la misión de «pararse a pensar a través de charlas online interactivas»).
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, participó de hecho en uno de los debates del canal, dedicado a «live talks» de asuntos religiosos y morales. Con todo ello, puede esperarse una Semana Santa más digital que nunca, con algunas iglesias más ‘preparadas’ que otras, pero con recursos a la vista para que la cuaresma sea cálida aún desde el recogimiento de nuestras casas.