Este 2020 y 2021 ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. La pandemia del COVID-19 ha hecho que la gran mayoría de empresas hayan tenido que habilitar el teletrabajo para reducir el riesgo de contagios entre la población. Esto ha hecho que muchas personas hayan tenido que lidiar con sus vidas familiares y laborales en espacios que no siempre están preparados para el trabajo de oficina.
En este artículo vamos a descubrirte los motivos por los que el teletrabajo cansa para que, así, entiendas por qué trabajando desde casa puedes sentirte más agotado que cuando ibas cada día a tu lugar de trabajo.
¿Por qué el teletrabajo cansa?
Existen muchos motivos que hacen que el teletrabajo nos produzca un mayor agotamiento físico y mental. Aunque a simple vista pueda parecer que es una solución ideal para la conciliación laboral, lo cierto es que en muchos casos no lo es. Aquí te dejamos los motivos principales por los que el teletrabajo cansa.
No tenemos material de oficina adecuado
Cuando vamos a nuestro sitio de trabajo habitual, contamos con sillas ergonómicas de oficina que están especialmente pensadas para proteger la espalda y adaptarse a la postura natural del cuerpo. Pero en casa difícilmente tendremos este tipo de silla y, en su defecto, trabajaremos sentados en el sofá, en una silla de comer o de la cocina. Esto, a la larga, es un hábito muy negativo para nuestro cuerpo y puede producir dolores de espalda, incomodidad durante las horas frente al ordenador, malestar en el cuerpo, etcétera.
Y no solo las sillas: es probable que tengamos un piso pequeño y que no contemos con un despacho o una zona habilitada para trabajar. Esto hace que cualquier mesa de casa se adapte a transformarse en una oficina, algo que no es en absoluto productivo ni adecuado para llevar más de un año haciendo teletrabajo. Está comprobado que para rendir al máximo es importante contar con una zona pensada para solamente trabajar, sin distracciones y con la luz y la silla adecuada para pasar toda la jornada laboral de forma óptima. Estas condiciones poquísimas veces se dan en casa.
Trabajamos más horas
Otro punto que también hace que el teletrabajo sea tan agotador es que, por lo general, trabajamos más cuando estamos en casa. En la oficina tenemos muy claro cuándo empieza nuestra rutina y cuándo termina; en cambio, en casa es habitual dedicarle más horas o no terminar de desconectar del todo cuando apagues el ordenador. Al compartir el mismo espacio de relax que de trabajo, esa fina línea no separa bien los tiempos y puede hacer que ni siquiera descansemos igual cuando estemos tumbados en el sofá.
Malabarismos con las tareas domésticas
Cuando estás en la oficina te olvidas al máximo de las tareas del hogar: tu mente está completamente inmersa en el trabajo. Pero con el “home office” esto no es así y, al mismo tiempo que estás haciendo una llamada, puede ser que tengas que empezar a hacerle la comida a tus hijos, o que prepares una lavadora o que piquen el timbre. El día a día se cuela en tu jornada laboral y esto puede hacer que seas menos productivo o que no puedas concentrarte del mismo modo.
Demasiadas videollamadas
Y, por último, el teletrabajo también cansa porque las videollamadas se han puesto tan en boga que, ahora, hay personas que tienen más de una reunión virtual en el mismo día. Y esto es, realmente, agotador. Nunca se podrán sustituir las reuniones sociales con las reuniones online, además, los fallos de conexión que puedas tener en casa o la falta de comunicación visual con los demás puede hacer que la sensación de la reunión no termine de ser satisfactoria para nadie y, esto, al final también frustra y cansa.