A la espera de que la cotización a la Seguridad Social basada en ingresos reales se convierta en una realidad en los próximos meses, no son pocos los autónomos que han decidido cambiar la base de cotización para ahorrar algo de dinero. Aunque algunos no lo ven como la mejor solución, para muchos de los afectados por la crisis económica derivada de la pandemia es una alternativa más que viable para obtener liquidez y ahorrar en un momento tan complicado como el actual.
El sistema de cotización al RETA es algo peculiar. Los autónomos pueden elegir su base de cotización en función de lo que creen que van a ganar, y esto determinará que paguen más o menos de cuota mensual. De hecho, en la mayoría de los casos los profesionales por cuenta propia prefieren no pillarse los dedos y escoger bases de cotización más bajas para asegurarse de que no van a tener problemas a la hora de pagar a la Seguridad Social.
1La base de cotización escogida no es para siempre
Una de las primeras decisiones que tiene que tomar quien decide darse de alta en el RETA es escoger la base de cotización. Elegir la más baja implica pagar menos cada mes, pero también supone que las prestaciones de Seguridad Social van a ser más bajas en caso de tener que acceder a una prestación por incapacidad temporal, una baja por maternidad, etc.
Los autónomos son muy conscientes de que cada euro que pagan influye en su futuro, especialmente en su pensión de jubilación. Precisamente por ello, los profesionales por cuenta propia que cotizan por la base mínima no son tantos como se suele creer. Pero, ¿qué ocurre si alguien escoge una base y luego no llega a la misma? ¿Tiene que quedarse con ella? Por suerte, no, se puede cambiar la base de cotización.