El Reino Unido llevó a cabo su primer gran ataque cibernético en 2017, interrumpiendo la infraestructura de comunicaciones y propaganda del Estado Islámico durante gran parte del año, según ha revelado uno de los jefes de inteligencia británicos.
Jeremy Fleming, director de GCHQ -una agencia más conocida por su trabajo en interceptación de comunicaciones- reveló que el grupo había trabajado con el Ministerio de Defensa para hacer «una contribución significativa a los esfuerzos de la coalición» contra el grupo diferido de al-Qaeda. Fleming informó que además de hacer «casi imposible» que el grupo difundiera su mensaje, el ataque había protegido fuerzas en el campo de batalla.
«Ésta es la primera vez que el Reino Unido ha degradado de manera sistemática y persistente los esfuerzos por internet del adversario como parte de una campaña militar más amplia», declaró Fleming en una conferencia de ciberseguridad en Mánchester, Inglaterra. «¿Funcionó? Creo que así fue».
Fleming matizó que otras operaciones podrían «tratar de negar el servicio, interrumpir una actividad en internet específica, disuadir a un individuo o un grupo, o tal vez destruir equipos y redes».
El discurso de Fleming hizo varias alusiones a la amenaza de Rusia, un estado que, según dijo, «no estaba siguiendo las mismas reglas». El uso de un agente nervioso contra el exagente doble Sergei Skripal, dijo, «demuestra lo imprudente que Rusia está dispuesta a ser, lo poco que le preocupa al Kremlin el orden internacional basado en reglas».
Rusia «usa ampliamente sus capacidades cibernéticas», matizó Fleming, «borrando los límites entre la actividad criminal y estatal» y desplegando «desinformación a gran escala para influir en la opinión pública».
Robert Hutton para Bloomberg