Cuando Damien Maguire se mudó al campo en las afueras de Dublín, tuvo problemas para tener luz eléctrica en su casa debido a los constantes cortes de energía de la ciudad. Encontró una solución dentro de sus vehículos eléctricos: las baterías.
Maguire, un hombre con gran habilidad para los trabajos manuales que sube vídeos a YouTube de como construye coches, ideó un sistema de cables que le permite absorber energía de ellos cuando están aparcados en el garaje. Ahora que la casa y los coches están conectados, también puede usar las baterías para almacenar electricidad de los paneles solares que tiene en el jardín, otra fuente de energía que no es totalmente confiable debido al clima de Irlanda.
“De pronto se me ocurrió una idea”, dijo el ingeniero eléctrico de 41 años. “Hay una gran batería en el coche, ¿y si la uso?”
Un momento de lucidez aún más importante está teniendo lugar entre las empresas de energía y las automotrices, que quieren utilizar las baterías de los autos eléctricos como almacenamiento para la totalidad de la red eléctrica. La idea, conocida como “vehículo-a-red”, es que algún día los millones de conductores se conviertan en mini-comercializadores de electricidad, que carguen cuando las tarifas son bajas y devuelvan energía a la red durante las horas pico o cuando el sol no brilla. Si eso funcionara –y ese “si” ofrece grandes dudas- la energía renovable podría llegar a ser mucho más barata y su uso se extendería.
“Tenemos una gran necesidad de almacenamiento para aprovechar mejor la energía eólica y solar, y los vehículos eléctricos podrían proporcionarlo”, dijo Daniel Brenden, analista que estudia el mercado de la electricidad en BMI Research en Londres. “El potencial es enorme”.
Hoy en día menos del 1% de los vehículos del mundo es eléctrico, pero para 2040 más de la mitad del total de coches nuevos funcionará con el mismo fluido que alimenta los televisores, las computadoras y los secadores de cabello, de acuerdo con los cálculos de Bloomberg New Energy Finance. Una vez que los vehículos y todo lo demás se alimenten de la misma fuente, podrán compartir las mismas tuberías.
En la actualidad, la energía generada por los parques eólicos y solares a menudo se desperdicia porque no hay dónde almacenarla. Australia Meridional resolvió el problema invirtiendo una suma que se estima entre 80 millones de dólares y 90 millones de dólares en la construcción de la batería de iones de litio más grande del mundo en el borde de la zona rural del interior del país. El resultado es un gigantesco grupo de cajas blancas que básicamente es una enorme reserva de electricidad. En su interior se encuentran las mismas baterías que usa Tesla para sus coches.
¿Pero y si esa reserva se dividiera entre millones de autos que ya circulan en la calle? Ese es el concepto de vehículo-a-red.
Es prometedor porque los vehículos eléctricos más nuevos pueden acumular suficiente energía para alimentar un hogar estadounidense promedio durante varios días. En el caso de la mayoría de los conductores, cuyos autos están inactivos el 90 por ciento del tiempo, compartir sus baterías significaría aprovechar un recurso muy subutilizado. En cuanto a las empresas eléctricas, tomar prestadas las baterías de las personas implicaría no tener que construirlas o comprarlas.
Stephen Stapczynski