viernes, 22 noviembre 2024

Roldán (AEB) aboga por diseñar las ayudas directas sin prisa pero sin pausa

El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, aboga por diseñar las ayudas directas al tejido productivo «sin prisa pero sin pausa», definiendo claramente qué volumen es necesario y a qué sectores irá dirigido, y siempre bajo los principios básicos de equidad, competencia y efectividad.

Así lo ha manifestado Roldán durante su participación en la presentación del estudio ‘La gestión de la morosidad bancaria en la crisis del coronavirus’ de la Fundación de Estudios Financieros (FEF).

En esta línea, el presidente de la patronal bancaria ha subrayado que es necesario mantener la sana competencia entre iguales y no tratar de forma desigual a empresas de un mismo sector según tengan una posición de liquidez u otra. «Se debe lograr que las ayudas no sean medidas de compensación pura y dura, sino que apoyen una verdadera reactivación económica en el sector privado», ha añadido.

En cuanto a qué tipo de ayudas, Roldán ha indicado que Europa ya ha marcado un primer paso, pidiendo que el apoyo se dirija al entorno digital y medioambiental. En definitiva, considera que es un debate político «muy relevante» que debe empezar cuanto antes y que debe derivar en un buen diseño del marco.

En cualquier caso, también ha admitido que para ello se requiere de un análisis claro sobre cuál va a ser el nuevo escenario, detallando qué se preservará de la ‘vieja normalidad’ y qué traerá la ‘nueva normalidad’. Según ha dicho, la dificultad de esta crisis radica en que no existen precedentes y es más complicado utilizar los métodos habituales de proyección basados en modelos.

Roldán también considera que la reciente ampliación de las carencias y los plazos de las ayudas del Instituto Oficial de Crédito (ICO), así como del marco excepcional para las ayudas de Estado de Europa hasta diciembre de 2021 dan margen «para poder respirar».

Así, entiende que la situación en estos momentos tampoco es de extrema urgencia. «En estos momentos la situación no es de urgencia absoluta y tremenda, por lo menos, técnica. Pero evidentemente no podemos estar eternamente esperando», ha aseverado el presidente de la AEB.

LA MORA NO PREOCUPA

En relación al potencial aumento de la morosidad bancaria por las ayudas de liquidez puestas en marcha por el Gobierno, Roldán no se ha mostrado preocupado y ha asegurado que es parte de la gestión habitual de los bancos. «Haremos lo de siempre, gestionar la mora de manera proactiva para minimizar los problemas de los clientes y el impacto en el balance bancario», ha apostillado.

Al contrario, el vicepresidente de la CEOE, Iñigo Fernández de Mesa, quien también ha participado en el debate de presentación del estudio, ha insistido en la necesidad de poner en marcha ya las ayudas directas. «Es absolutamente urgente poner en marcha las ayudas directas», ha dicho.

Fernández también ha subrayado que muchos ICOs que se concedieron en marzo tenían que haber sido ayudas directas, y ha avisado de que puede darse ahora una situación en la que algunas empresas hayan pedido estos préstamos avalados y otras hayan sido más previsoras utilizando recursos propios u otro tipo de instrumentos financieros, y se le condone la deuda a unas y a otras no.

Además, entiende que la vía de la condonación de deuda y las reestructuraciones podría suponer una llamada para no cumplir con los compromisos financieros, dándose una situación totalmente injusta. «En este punto, las ayudas directas son lo más eficiente», ha recalcado.

LA BANCA EN SOLITARIO NO PUEDE RESOLVER EL PROBLEMA

El estudio, cuyo autor es el exdirector general del FROB Antonio Carrascosa Morales, repasa los retos de la gestión de la morosidad bancaria y plantea nuevos instrumentos de recuperación de deudas en la crisis actual, con la finalidad de salvar a las empresas viables.

Según expone, actualmente existen en el mercado algunos instrumentos que podrían aliviar la carga del endeudamiento, pero en otros casos se va a requerir la ayuda del Estado, porque la banca en solitario no puede resolver este problema.


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