El recibo medio de electricidad se ha disparado en enero un 18,4% con respecto al mismo mes del año pasado, debido principalmente al impacto en el precio de la electricidad del paso de la borrasca Filomena y la ola de frío que asoló la Península Ibérica durante gran parte de la primera quincena del mes.
En concreto, la factura media para un consumidor doméstico ascendió a 74,6 euros en el primer mes del año, frente a los 63 euros que representó hace un año, según datos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
De este importe, 14,88 euros corresponden al término fijo, 43,77 euros al consumo, 3 euros al impuesto de electricidad y 12,95 euros al IVA. Este recibo de la luz corresponde a un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh), propia de una familia con dos hijos.
Este importe representa 11,6 euros más frente al recibo de enero 2020, principalmente por la diferencia en el precio de la luz durante el mes.
Con respecto al pasado mes de diciembre, en el que el recibo ya registró una subida del 7% frente a noviembre cortando con una espiral de bajadas de 19 meses, la subida es del 16,5%, con unos 10,5 euros de diferencia.
ENERO, EL PRECIO DE LA LUZ MÁS CARO
Este encarecimiento en el recibo de la luz se debe, principalmente, a la subida registrada en el precio diario del mercado mayorista de electricidad, el conocido como ‘pool‘, en enero, que se situó por encima de los 60 euros por megavatio hora (MWh), el mes más caro desde enero de 2019.
El paso de Filomena en la segunda semana de enero y la ola de frío en la tercera llevó a un episodio coyuntural de subida en el precio de la luz, debido, principalmente, a un incremento de la demanda que se vio acompañado de una baja generación de las energías renovables (solar y fotovoltaica) y de un aumento en los precios del gas natural y de los derechos de CO2.
De esta manera, el precio de la electricidad llegó a tocar niveles récord el pasado 8 de enero, con una media para el día de 94,99 euros por MWh y con picos por encima de los 110 euros.
No obstante, el ‘pool’ ha cerrado el mes de enero con desplomes en su precio desde esos máximos en la semana de Filomena, tras marcar este fin de semana 4,19 euros y 1,42 euros por MWh para el sábado y el domingo, respectivamente, debido, en gran parte, a la menor demanda en el fin de semana y a los fuertes vientos, que han hecho protagonista así en la generación a la eólica.
El precio mayorista de la electricidad tiene un peso cercano al 35% sobre el recibo final, mientras que alrededor del 40% corresponde a los peajes y cerca del 25% restante, al IVA y al Impuesto de Electricidad. El mercado mayorista funciona de forma marginalista, de modo que las tecnologías entran por orden de coste y la última de ellas en participar, la más cara, marca el precio para el conjunto. El Gobierno ha congelado para 2021 los peajes y cargos eléctricos con los que los consumidores sufragan los costes regulados.
Mientras, están exentos de las oscilaciones en el precio diario los consumidores que están en el mercado libre, ya que cuentan con un precio pactado con su compañía.
RIBERA PREVÉ PRECIOS MÁS BAJOS
El pasado 19 de enero, la vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, cifró entre 4 y 10 euros la subida de la factura de la luz para los consumidores acogidos a la tarifa regulada (PVPC) por «la excepcional» situación provocada por la borrasca ‘Filomena’ y la ola de frío, y vaticinó que el precio de la electricidad bajaría en el próximo mes de febrero y en el segundo trimestre de este año.
En rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, Ribera adelantó que preveía una caída a futuro en el precio de la luz, con un descenso para el mes de febrero del 37% con respecto a los niveles alcanzados durante la borrasca ‘Filomena’ y del 45% para el segundo trimestre.
De hecho, vaticinó que para 2022 y 2023, debido a la entrada masiva de renovables al sistema, los precios del mercado energético español estarán por debajo de otros tradicionalmente más baratos, «como el alemán o el francés».