Pasar tanto tiempo recluidos en casa está pasando factura. Y todo, acumulando, desde noviembre, los recibos más caros de todo 2020. Una media que se sitúa en los 68,50€ por cada español, según los datos recabados por Roams, asesor digital en materia energética. Algo que tampoco sale de ojo, pues con una pandemia y un temporal de nieve de por medio, nuestras opciones lúdicas han quedado reducidas a estar en casa.
Y esto, ¿en qué se traduce? En ver más películas o series, hacer videollamadas con nuestros amigos, jugar a la videoconsola o convertirnos en maestros de la cocina. Y todo esto supone un consumo mayor de luz y gas.
Y el único problema no es sólo pagar más. El desconocimiento por parte de los usuarios sobre quién cobra la luz es real. Un 63% de los consumidores españoles o, lo que es lo mismo, 2 de cada 3 hogares, hace caso omiso a esta información, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). “Que los clientes sepan por cada concepto qué están pagando en su factura de luz, es fundamental y, por eso, ya hay alguna empresa que les ayudan a saberlo, algo que será una tendencia en auge en un futuro cercano”.
De hecho, solo un 7,4% de los españoles decidió cambiarse de compañía de luz durante el año pasado, lo que se traduce en algo más de 2 millones de usuarios. Abaratar su factura fue el principal motivo que les llevó a hacerlo (70%).
CÓMO AHORRAR EN LA FACTURA ENERGÉTICA
Aprovechar al máximo la luz natural durante el día para calentar la casa, es la recomendación básica y de fácil aplicación por los consumidores, según los expertos. Asimismo, utilizar luces LED en los hogares y desconectar todos aquellos aparatos electrónicos que no estén en uso.
Según las necesidades del usuario conviene utilizar una tarifa u otra: con la tarifa plana el consumidor se olvida de mirar el reloj ni la cantidad consumida, ya que el precio será siempre el mismo. Con la tarifa estable, también habrá un precio fijo, pero se paga únicamente por la energía consumida.
Si el consumo varía en exceso por franjas horarias, entonces conviene una tarifa de discriminación horaria, ya que se paga en función del momento del día de consumo. Por otro lado, siempre es una buena fórmula emplear de forma inteligente todos los electrodomésticos, aprovechando el calor residual del horno, por ejemplo.
Por supuesto, pese al perfil conservador que muestran los hogares españoles -sólo el 7% optó por cambiar de comercializadora eléctrica en 2020- lo cierto es que cambiar de compañía es otra de las opciones de ahorro que merece la pena valorar.