Contentar a los operadores de telefonía o al ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. Esa es la duda shakesperiana que en estos momentos tienen desde el Ministerio de Agenda Digital. El motivo es la licitación del espectro de radio sobre el que funcionará la futura tecnología móvil 5G que servirá para disfrutar de mejores conexiones y mayor velocidad.
La situación no es sencilla, sobre todo porque las quejas en cuanto al modelo de licitación que han planteado desde Agenda Digital ya ha sido replicado por alguno de los posibles perjudicados. En concreto por Vodafone, que en palabras de su consejero delegado, Antonio Coimbra, considera que el Gobierno quiere maximizar los ingresos que obtendrá de las compañías de teléfono en el proceso de subasta para la implantación del 5G.
Pero empecemos por el principio. Para la implantación del 5G como nueva tecnología móvil primero se deben licitar las frecuencias de radio sobre las que funciona. Éstas están distribuidas en varias bandas de frecuencia. 700 Mhz, 800 Mhz, 900 Mhz, 1,5 Ghz, 3,5 Ghz… y así, muchas. Cada una con sus peculiaridades. Algunas dan mejor cobertura en zonas rurales, otras sirven para cuando hay aglomeración de gente. También implica que cada una deberá ir acompañada de un despliegue de antenas e infraestructura que no es igual en todos los casos.
En estos momentos el ministro Álvaro Nadal ha puesto sobre la mesa la subasta de 3,5 Ghz, que sirve para zonas congestionadas de gente en grandes ciudades. Pronto decidirá cómo será la subasta de manera específica, aunque ya ha puesto una condición: las compañías no podrán tener más de 120 mhz en su poder, del total de 200 mhz que se subastan. Y aquí es donde empiezan los problemas, puesto que el escenario ideal sería que hubiera menos tope por compañía, por ejemplo unos 80 mhz; de esta manera ninguna empresa tendría la tentación de querer amasar tanto para mejorar sus redes y, por lo tanto, no se entraría en una espiral alcista de precios.
Cada operador piensa una cosa
El primero en elevar su queja, y no será el último, ha sido el antes mencionado Antonio Coimbra. En el marco del Mobile World Congress de Barcelona, durante un encuentro con periodistas, dejó claro que esta propuesta del Gobierno para repartir el espectro solo busca una mayor recaudación por parte del Ejecutivo. ¿Pero por qué?
Tener más mhz de espectro en la banda de 3,5 Ghz puede dar un factor diferencial a la compañía que más dinero pague. Y aquí todos miran a Telefónica. Es decir, el operador rojo teme que los azules, al tener más pulmón financiero, puedan comprar en la subasta más espectro, y por lo tanto puedan desarrollar mejor sus servicios 5G.
Para que eso no ocurra, Vodafone tendrá que invertir más. Y Orange hará lo propio… y como es una subasta, el precio de la banda de 3,5 Ghz, que se estima entre 100 y 200 millones de euros, pues irá a la parte alta. Ganará Hacienda, perderán los operadores. Además, hay que recordar que luego falta la banda de 700 Mhz, que es la que más dinero dejará, y donde volverá a haber polémica.
Para rizar el rizo, fuentes del sector aseguran que toda esta polémica lo que provocará es una ralentización en la intensidad inversora de las empresas; y, por lo tanto, se traducirá en un perjuicio para los usuarios. Si las compañías tienen que pagar más por el espectro, luego podrán invertir menos en antenas y despliegue.
Y todavía hay un escenario peor: que el ministro de Agenda Digital decida adelantar la licitación de espectro de la banda de 700 Mhz, la que por cierto está ocupada por las televisiones en estos momentos. Ahí la inversión deberá ser por adelantado (y mucho mayor), y además no habrá retorno hasta pasado 2020, que es cuando la ley europea obliga a estar en funcionamiento.
Mientras, el ministro bromea
La respuesta del ministro Álvaro Nadal, también en el entorno del Mobile World Congress, ha tenido un cierto tufo de ironía. “Van a tener que competir entre ellos”. Así se ha expresado el responsable de Agenda Digital cuando se le ha traslado las quejas de, por ahora, un operador.
Desde su punto de vista cree que han “hecho una gestión moderada”. Asegura que “a todo el mundo le gustaría que fuera más holgada para los operadores”, pero insiste en la idea de que será lo mejor.
Por último, y despreocupado por el dinero que deben poner los operadores de su bolsillo, Nadal ha dicho que “el ministerio de Hacienda diría que tendríamos que haber apretado más”. Eso, como si el esfuerzo inversor que tienen que hacer las empresas no fuera más que suficiente.
Así, ante este panorama, donde no se sabe cuánto tendrán que invertir las empresas; si podrán luego gastar más en despliegue; y qué supondrá para el usuario final, queda sin resolver una cuestión clave en el MWC del 5G, donde no se sabe qué pasará con el 5G.