Uno de los objetivos principales del Banco Santander tanto en 2018 como en los próximos años es mejorar su beneficio por acción. Su presidenta, Ana Botín, fue muy explícita al respecto durante el informe anual de 2017, presentado este lunes 19 de febrero. Botín confirmó “el compromiso con los accionistas de crecer a doble dígito el beneficio por acción y de seguir aumentando el dividendo efectivo por acción en 2018”.
El compromiso de Ana Botín, y el Banco Santander, con el beneficio por acción (BPA) se entiende bajo la óptica de que ha sido uno de los pocos puntos negros en la gestión del banco. Las cifras con las que acabó 2017 no mienten: cerró con la tercera mayor valoración bursátil de la historia del banco. El mayor volumen de activos que nunca ha tenido el banco, acercándose a los 1,5 billones de euros y el mayor volumen de depósitos en la historia del banco. Incluso obtuvo este 2017 el mayor volumen de ingresos netos registrados. Pese a dichas cifras, su BPA fue el quinto peor en los últimos 14 años.
El BPA en la firma cántabra ha seguido una pesarosa caminata que ha lastrado a la entidad en Bolsa. La firma dirigida por Ana Botín cerró el 2017 con un BPA ajustado del 0,463, del 0,488 si se mide el BPA diluido por las operaciones continuas ajustadas según lo mide Bloomberg. La cifra es la quinta más baja en los últimos 14 años, y solo supera a las cifras registradas en los años más complicados para las entidades de crédito. En concreto, sólo está por delante de los años 2012, 2013, 2015 y 2016, según lo mide Bloomberg.
La propuesta del Banco Santander para este 2018 es elevar el BPA en dos dígitos, cómo ha señalado su propia presidenta. Un reto que parece demasiado optimista si se hacen las cuentas pertinentes en cuanto a la situación actual del sector. En 2018 los tipos de interés van a seguir deprimidos, lo que significa que los márgenes de las entidades van a ser menores, y con ello los ingresos van a caer. De hecho, el mercado espera que los ingresos de la entidad cántabra caigan en torno al 5,7% en 2018. Con ello, Bloomberg apenas le da un crecimiento del BPA del 3% para este año. La cosa cambia en 2019, con una hipotética subida de los interesesy con ello de los ingresos. Es más, Bloomberg considera que el BPA del Banco Santander se expanda un 12,5% en 2019.
El BPA se disuelve entre tanta acción del Banco Santander
El verdadero problema del BPA del Banco Santander es que está diluido entre un número muy alto de acciones. Los ingresos, la capitalización, los depósitos todo ello está en máximos o cerca de ellos mientras que el BPA es muy bajo. La única respuesta posible es que el número de acciones se haya expandido de manera muy acelerada.
La cifra es más alarmante si se mide respecto a 2007
En los últimos cuatro años, el número de acciones en el mercado del Banco Santander ha crecido cerca de un 25%. El aumento todavía es mucho más evidente si nos alejamos más años atrás: entre 2010 y 2017, el incremento del número de acciones se sitúa en el 60%. La cifra es más alarmante si se mide respecto a 2007, con un incremento que supera el 155%. Con un crecimiento exponencial de tal calibre del número de acciones es imposible mantener alto el BPA. De hecho, si la firma tuviera el mismo número de acciones que en 2007, su beneficio por acción en 2017 rondaría máximos históricos en torno a 1,20 euros.
La entidad ha llevado a cabo dicha expansión de acciones a través de distintas fórmulas. La más visible es a través de ampliaciones de capital, en el último lustro ha protagonizado dos. Además, el pago de los dividendos a través del script dividend, se puede elegir pago en metálico o pago en acciones, han elevado el número de las mismas. Por último, otro tipo de activos como los bonos convertibles han ayudado a elevar el número de acciones diluyendo el BPA y con ello el valor de los accionistas en el banco.
Datos poco fiables
A pesar de todo lo anterior, las cifras ofrecidas por el Banco Santander no son del todo fiables para el accionista. Tras los malos resultados registrados a partir de 2012, la firma decidió no incluir en el BPA –lo mismo han hecho otras entidades financieras- las depreciaciones de activos, los costes de reestructuración, las pérdidas de valor del fondo de comercio y otros saneamientos. En definitiva, el BPA final queda viciado al alza sin ajustarse por algunos valores que son importantes para las firmas.
En el caso de depreciación y amortización, el Banco Santander ha registrado en 2017 su valor más alto desde el 2007. Entre 2010 y 2017, la cifra de depreciación ha crecido un 33% y desde 2008 se ha duplicado. Por otra parte, al beneficio hay que restarle otros elementos como el neto de aquellas actividades no recurrentes, estas son las que ocurren ocasionalmente, pero ocurren. Es decir, que puede que una pérdida por un determinado activo no ocurra todos los años, pero sí todos los años resta –también puede sumar- al beneficio distintas actividades no recurrentes. Por ejemplo, en 2017 está partida arrojó unas pérdidas de 897 millones de euros que se restan directamente del beneficio.
En definitiva, de cara al próximo ‘Investor Day’ que se celebrará en octubre de este año en Londres, el Banco Santander va a intentar reforzar el BPA para añadir atracción a la acción. Aunque las cifras son claras, el problema no está tanto en la rentabilidad o beneficio si no que realmente está en limitar el crecimiento del número de acciones.