Han pasado dos años desde que Joaquín Almunia se retirara ‘oficialmente’ de la vida política tras abandonar la cartera de Competencia de la Comisión Europea. Sin embargo, su experiencia en Europa y –cómo no- en la política española (en donde fue ministro e Trabajo y de Política Territorial, además de secretario general del PSOE) le sitúan como una de esas voces que conviene escuchar a la hora de analizar la situación que se vive en Europa en general, y en España en particular.
Nos vemos con él en uno de los restaurantes de moda de Madrid, Amazónico, en donde nos sentamos frente a él dispuestos a sacarle toda la información posible sobre la situación del Partido Socialista. ¿Qué pasa en el PSOE? ¿Quién será el próximo secretario general? ¿Dará el salto a la primera línea otra vez? Sin embargo, el tiro es fallido, “dejad las preguntas para el final porque no os voy contestar; si estuviera meditando algo de eso respondería, pero no me interesa”, nos dice sonriente y moviendo la muleta con la izquierda para darnos el primer capotazo de la tarde.
Así que, con mano izquierda y buena muleta nos lleva hacia las tablas, el lugar en el que se siente cómodo: Europa y la economía global; las áreas a las que dedica ahora su tiempo en conferencias por todo el mundo, y en clases y colaboraciones con distintas universidades y centros de pensamiento.
P Y cómo no, tenemos que empezar reflexionando sobre la situación del Viejo Continente tras el resultado del referéndum italiano, que le ha costado el cargo al primer ministro, Mateo Renzi. ¿Estamos ante la demostración de que el avance del populismo es imparable en la Unión Europea?
Es evidente que hay un aumento de populismo en Europa y fuera de ella. Fíjese en América Latina, donde tenemos algunos de los líderes paradigma de este tipo de políticas. No los ha generado la crisis, pero sí los ha exacerbado. En el Norte de Europa son movimientos anti inmigración, que nacen a la derecha de los partidos conservadores; en el Sur es un populismo de izquierdas. Aunque en el caso del Movimiento 5 estrellas de Beppe Grillo no tengo muy claro qué son. Yo espero que, a medida que las consecuencias de la crisis remitan, este tipo de movimientos se desinflen.
P Sin embargo, parece que en Europa existe una cierta tendencia a acoger todo aquello que huele a menos Unión Europea. Ahí están los casos de Francia con el auge de Le Pen, el Brexit… ¿Corre Europa el riesgo de desaparecer?
Creo que no. Corre riesgo de perder sustancia, entidad, de seguir avanzando en la integración, de ser irrelevante en el mundo global. Hay países de la UE que saben que son pequeños y por eso quieren estar, y algunos Estados europeos no saben que son pequeños pero que lo van a saber en el futuro.
Al final creo que Europa corre el riesgo de la irrelevancia. De paralizarse, del declive. Declive demográfico, económico porque crecemos poco, innovamos menos que en otras áreas, la productividad no crece, no hay empleo… Pero, ¿desintegración? No creo en ese escenario.
P Pero de momento ya contamos con el adiós del Reino Unido a la Unión Europea.
Es que el Reino Unido es un actor muy especial. Para empezar porque siempre han estado al margen de algunos aspectos esenciales de la Unión Europea. Pero también porque ellos nunca se han sentido miembros del Club Comunitario.
Ahora bien, quienes lo han sentido de verdad son algunos ciudadanos británicos. Mire, el otro día hababa con un amigo que vive allí, y me decía que nunca hubiera imagindo ver en Trafalgar Square una manifestación con banderas europeas. Y sin embargo, se ha producido.
Está claro que es una mala noticia que el Reino Unido ya no vaya a estar en Europa, ero los que más van a sufrir son ellos. Ahora habrá que ver en qué condiciones se marchan.
¿Se puede acabar con los paraísos fiscales y la competencia fiscal entre países de la U.E.?
Hay acuerdos a nivel del G20 que de ser asumidos por los países de la OCDE y del resto de países, pueden limitar considerablemente las vías de agua por las que se escapa el dinero sin pasar por Hacienda. No es sencillo, porque es un problema de acción colectiva. Si uno no juega al juego, basta para que el resto vea cómo se les escapa el dinero.
Europa puede hacer más. El problema de la U.E. es la unanimidad. El Tratado de Lisboa no permite eliminar la toma de decisiones unánimes en materia tributaria. Basta con que un país diga que no está de acuerdo para que no se apruebe.
Es un problema que, ojalá, más pronto que tarde se resuelva. Los ciudadanos están hartos de ver cómo los ricos no pagan un duro a la hora de pasar por caja, y las clases medias –que están perfectamente fiscalizadas- pagan tipos tributarios efectivos más altos que la gente más rica.
P ¿Usted es de los que prefiere mano dura y ruptura total o le gusta más la idea de un divorcio amistoso?
Yo me posiciono en la reafirmación –a lo largo de la negociación- de los valores europeos, de los pilares de la integración europea: del mercado interior; la unión aduanera; una política común de seguridad; avances en la política exterior. En definitiva, en los valores europeos que nos permitan avanzar. Si eso es compatible con su salida, y para que no sufran al máximo las consecuencias de marcharse, perfecto.
Ahora bien, lo que no estoy dispuesto es a pagar un céntimo de euro deteriorando la integración europea o los valores europeos para que los británicos no paguen por su decisión. Ellos son los únicos culpables.
P El problema es que en todo este sentimiento que vemos en Europa –y también en España- algo habrán tenido que ver las políticas europeas que se han aplicado para salir de la crisis…
La Comisión Europea tiene el encargo de los Gobiernos europeos de exigir procesos de ajuste presupuestario y de evolución de la deuda. Su objetivo debe ser garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas. Sin embargo, no impone medidas. Las discute y las negocia con los socios comunitarios para que sean consensuadas. Nada más. ¿. Europa sí dice que el sistema de pensiones ha de ser sostenible. Y menos mal. Pero no dice de qué manera ha de hacerse. Ahí la Comisión Europea ni quiere, ni puede, ni va a entrar. Pero los Gobiernos prefieren escudarse en eso.
P Es decir, que la Comisión Europea no obliga a Montoro a subirnos los impuestos, ni a rescatar al sistema financiero…
Mire, le voy a poner un ejemplo clarísimo. En España hubo que poner dinero para evitar la crisis financiera. Sólo Bankia necesitó de 22.000 millones de euros. Se impusieron condiciones, se inyectó dinero de contribuyentes europeos –que eran quienes se lo jugaban- y hubo grandes condicionamientos. Sin embargo, NINGUNO decía que que tenía que privatizarse en 2017 como decía el Ejecutivo español. Prueba de ello es que la semana pasada se modificó la fecha a 2019 sin decirle nada a nadie.
Aquí el problema está en que se ha hecho una política equivocada desde el punto de vista de gastos e ingresos. El recorte del gasto público se ha hecho de forma injusta; no ha habido visión de medio plazo para intentar mantener el Estado del Bienestar, los servicios públicos… ¿Y qué decir de la recaudación? Una vez que se cae el sector inmobiliario, se desploma el dinero que entra en las arcas públicas. No sólo eso, por si fuera poco se rebajan los impuestos injustamente. De ahí la reacción de la gente que, lógicamente, es negativa porque ve cómo los ricos pagan menos y hacen menos esfuerzo que las clases bajas o las medias.
P ¿Y cómo lo arreglamos entonces?
Hay que corregir la forma en la que se hacen los recortes. Ni más ni menos. Es evidente que hay que subir impuestos, porque sól hay dos opciones: o jibarizas el gasto público –sobre todo el social- o te dedicas a ingresar más dinero en las arcas públicas. Esto se consigue con empleo y crecimiento. Pero como no es suficiente, hay que buscar bases de ingresos que puedan dar dinero sin generar mayores desiguladades, y que puedan generar ingresos sin ahogar el crecimiento.
P ¿Qué hacemos entonces con las cotizaciones sociales? Los empresariales se quejan de que son demasiado elevadas
Este es otro tema que hay que corregir. El rendimiento en materia de ingresos y cotizaciones sociales es misérrimo. Hay que acabar con las tarifas planas y generar un empleo de mayor calidad. Esto permitirá tener bases imponibles que generen mucho más dinero.
P ¿Y eso cómo se hace?
Con más y mejor Educación, no castigándola con recortes. Hay que hacer innovación, y más inversión pública y privada en I+D. Para ello hay que ver el entorno que ofreces a los inversores. Ni el coste de financiación ni el acceso al crédito son los problemas ahora mismo. Hay que ver el resto de elementos regulatorios, de visión de futuro. ¿quién ofrece una visión de largo y medio plazo? De eso no se habla. Se está en el regate en corto.
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