El banco holandés ABN Amro planea llevar a cabo a lo largo de los cuatro próximos años un ajuste de plantilla que afectará a alrededor del 15% de sus casi 19.000 empleados, algo más de 2.800 trabajadores, con el objetivo de reducir sus costes hasta unos 4.700 millones de euros para 2024, frente a los 5.100 millones de euros estimados para el ejercicio actual, según ha anunciado la entidad.
ABN Amro tuvo que ser rescatado en 2008 y, después de una profunda reestructuración de sus actividades, fue reprivatizado en 2015, aunque el Gobierno de Países Bajos conserva una participación del 56,3% en la entidad.
«Esperamos un ajuste de plantilla adicional de alrededor del 15% para 2024, la mayor parte a partir de 2022», ha indicado el banco holandés en una presentación a inversores, donde ha explicado que espera paliar el impacto de los recortes mediante la evolución natural y el reciclaje de capacidades en puestos donde se prevé escasez.
De este modo, el banco espera reducir sus costes a no más de 4.700 millones de euros para 2024, frente a los 5.100 millones de 2020 y los 5.300 millones estimados para 2021, sin tener en cuenta en ambos casos las cargas extraordinarias en relación con la implementación del plan de reestructuración.
ABN Amro prevé realizar inversiones estratégicas por importe de 300 millones de euros y espera asumir una provisión de 150 millones de euros hasta 2023 por la reestructuración.
Por otro lado, el banco se ha marcado el objetivo de alcanzar una rentabilidad sobre el capital (RoE) de alrededor del 8% para 2024, cuando se espera que el coste del riesgo se normalice y se completen los programas de ahorro de costes, mientras que mantiene su ambición de llegar a un RoE del 10%, aunque señala que para ello requerirá cierta normalización con el tiempo de los bajos tipos de interés actuales.
Asimismo, ABN Amro ha expresado su compromiso de reanudar el pago de dividendos, de forma sostenible, si las condiciones lo permiten y teniendo en cuenta las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE), con un ratio de ‘pay-out’ del 50% del beneficio neto, después de deducir los pagos del cupón AT1 y los intereses minoritarios.
Además, el banco ha anunciado que adoptará Basilea IV como principal métrica de capital con un objetivo CET1 del 13%, señalando que cuando supere el 15% considerará llevar a cabo recompras de acciones propias en función de las condiciones y de la aprobación regulatoria, aunque no antes del ejercicio 2021.
ABN Amro registró pérdidas de 99 millones de euros en los nueve primeros meses de 2020, frente al beneficio neto de 1.730 millones contabilizado en el mismo periodo de 2019, como consecuencia del fuerte incremento de las provisiones por impagos de crédito, que sumaron 2.083 millones de euros, seis veces más que los 343 millones provisionados para tal fin en los nueve primeros meses de 2019.
La cifra de negocio de la entidad holandesa alcanzó en el los nueve primeros meses del año los 6.115 millones de euros, un 6% menos que un año antes, con una caída del 8% de los ingresos por intereses netos, hasta 4.510 millones, y del 5% en los ingresos por comisiones, hasta 1.172 millones.
En el tercer trimestre, ABN Amro logró un beneficio neto atribuido de 301 millones de euros, un 46% por debajo de las ganancias contabilizadas en el mismo periodo de 2019, mientras que la cifra de negocio operativa del banco creció un 5%, hasta 2.207 millones.
En agosto, el consejero delegado de ABN Amro, Robert Swaak, anunció que la nueva estrategia de la entidad pasará por dar servicio a los clientes en segmentos en los que pueda lograr escala, por lo que se centrará en los Países Bajos y el noroeste de Europa. De este modo, el negocio de banca corporativa e institucional (CIB) abandonará todas sus actividades no europeas en banca corporativa.