El Gobierno ultima el reparto de 630 nuevos fusiles de asalto entre la Guardia Civil en plena oleada terrorista yihadista. Así, el Ejecutivo ha resuelto un contrato público, a través de la Jefatura de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra, para la adquisición de dicha cantidad de fusiles HK G36 de 5,56 x 45 mm por el que pagará algo más de un millón de euros. Con ellos, se pretende seguir dotando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado de los instrumentos necesarios para llevar a cabo su trabajo.
Más si cabe, en el difícil contexto terrorista en la que está inmersa la Unión Europea. De hecho, el número de ataques yihadistas en el territorio común se ha disparado en las últimas semanas. Francia, nuestro país vecino, ha sido víctima de varios atentados, algunos de ellos traumáticos. Así, a finales de octubre un fanático religioso nacido en Túnez asesinó a tres personas, hiriendo gravemente a otras en Niza. Se trataba del tercer atentado de carácter religioso en apenas cuatro semanas. Una situación crítica que obligó al presidente de la república, Emmanuel Macron, a dar una respuesta contundente.
El modus operandi en Niza es similar al terror vivido en Viena, la capital de Austria. Así, el pasado 3 de noviembre distintos radicales islamistas atacaron la ciudad blindados con armas automáticas y disparando sobre los civiles. Un atentado que costó la vida de cuatro personas y cerca de una veintena de heridos. Aunque quizás lo más preocupante eran algunas secuencias, de los pocos vídeos que se pudieron ver a través de redes sociales, de cómo los policías enfrentaban ese tipo de armamento de combate sin apenas recursos.
ESPAÑA APENAS PROPORCIONA RECURSOS PARA LA GUARDIA CIVIL
Las imágenes de Viena, o las de Francia, evocan inevitablemente a España. Por suerte, nuestro país no ha vivido atentados de ese calibre en los últimos años, pero la falta de material de las autoridades es inquietante. De hecho, hasta hace relativamente poco los sindicatos policiales alertaban de que un gran número de agentes no tenían a su disposición un chaleco antibalas. Por ello, dadas las circunstancias es inevitable una modernización y mejor preparación del armamento con el que cuentan las fuerzas de seguridad del país. Al fin y al cabo, una reacción rápida (que no tenga que esperar al ejército) podría salvar muchas vidas en una situación así.
El G36 alemán es el subfusil más utilizado por el ejército y la Guardia Civil española, dada su eficacia y su bajo coste. En concreto, cada unidad está valorada en poco más de 1.400 euros. Aunque los miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional cuentan con otro armamento más pesado, el fúsil modelo HK-417 con un calibre del 7,62. Un arma mucho más adecuada para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los temidos Kalashnikov que en muchas ocasiones utilizan los yihadistas.
La compra se ha articulado a través de la empresa Unidad y Suministros de Protección que ya en otras ocasiones ha trabajado con la Jefatura de Asuntos Económicos del Ejército de Tierra. En concreto, dicha firma ha mantenido otro tipo de contratos públicos para la adquisición de chalecos antibalas.